Autora: Ana Muñoz

En el pasado, los neurólogos creyeron que el conjunto de células nerviosas (neuronas) que posee una persona se creaba antes de nacer y durante los primeros años de vida, y que ninguna neurona nueva podría generarse después. Ahora sabemos que esta creencia era incorrecta. Se había pensado que, al contrario de otros sistemas de nuestro organismo, como piel, que genera continuamente células nuevas para sustituir las que mueran o se dañen, las neuronas que se perdían debido a traumas, infartos o enfermedad eran irreemplazables. La investigación reciente ha demostrado que el cerebro puede añadir neuronas nuevas durante la edad adulta. Este proceso se llama neurogénesis. Estos resultados y sus implicaciones para las intervenciones terapéuticas están actualmente bajo investigación.

La primera evidencia sólida de que los cerebros del adulto pueden crear neuronas nuevas emergió hace varios años de las investigaciones con pájaros cantores. Los investigadores demostraron que se producían aumentos y disminuciones del número de neuronas de ciertas áreas del cerebro durante la época de apareamiento. Investigaciones anteriores habían indicado que un nivel bajo de neurogénesis ocurre en ciertas regiones del cerebro del roedor, incluyendo el hipocampo (una región del cerebro necesaria para la formación de ciertos tipos de memoria) durante el período de adolescencia, mucho tiempo después de que hubiera cesado la generación de neuronas en la mayoría de las áreas del cerebro. Pero las investigaciones con pájaros cantores mostró una evidencia tan intensa de neurogénesis que se retomó el interés por el estudio en animales. Los investigadores que trabajaban con animales se propusieron demostrar que no solamente el cerebro del roedor continúa generando neuronas durante el final de la adolescencia, sino que este proceso continúa incluso en la edad adulta.

Con el interés estimulado por los nuevos progresos técnicos de proyección de imagen, numerosos laboratorios están desarrollando un cuadro más esclarecedor y estimulante de la neurogénesis. En 1998 y 1999, investigaciones apoyadas por el NIMH (National Institute of Mental Health, en Estados Unidos) demostraron que el hipocampo de monos adultos también genera neuronas. Unos meses después, otros investigadores demostraron el fenómeno de neurogénesis en el cerebro adulto humano.

Trabajos posteriores están encontrando que el ritmo al que se generan las nuevas neuronas puede ser influenciado por factores ambientales. Por ejemplo, el estrés inhibe la formación de neuronas. Estos descubrimientos están cambiando la manera de pensar de los neurólogos sobre el sistema nervioso, y sobre posibles futuras intervenciones para tratar la pérdida de neuronas debido traumas, infartos o enfermedades como esquizofrenia o autismo.

La información obtenida hasta la fecha sobre neurogénesis también encaja con los datos de estudios de imágenes del cerebro que revelan una disminución relativa del volumen del hipocampo en pacientes que sufren de enfermedad depresiva recurrente, que suele acompañarse de un aumento en los niveles en sangre de hormonas del estrés.

También ofrece la esperanza de que si la generación de neuronas nuevas está abierta a la influencia exterior, tal vez puedan desarrollarse intervenciones terapéuticas que sean capaces de reparar de un modo activo y preciso el daño cerebral causado por enfermedades mentales severas y prolongadas.

Hasta ahora ha podido demostrase que la neurogénesis en adultos ocurre en una zona del cerebro llamada hipocampo, implicada en el aprendizaje y la memoria. Sin embargo, algunos autores sugieren que puede producirse también en otras áreas, como el neocortex, aunque aún son necesarias más investigaciones para poder afirmar esto. Algunas investigaciones han indicado que el acto de aprender en sí mismo incrementa la supervivencia neuronal (Gould, 1999c).

Los efectos del estrés y la depresión

La depresión puede producir una serie de cambios en el cerebro. Entre ellos se incluye la disminución de dopamina debido a la exposición prolongada a las hormonas del estrés, así como una disminución de norepinefrina y serotonina. Otro cambio que puede ocurrir en la depresión es la disminución del tamaño del hipocampo. El estrés prolongado ocasiona muerte de neuronas en el hipocampo. Los estudios han mostrado que las personas deprimidas tienen un hipocampo un 10-20% más pequeño que el normal, que puede conducir a problemas como dificultades de aprendizaje y memoria. No se sabe exactamente qué provoca esta disminución del tamaño del hipocampo en individuos deprimidos, pero se cree que puede ser debido a la muerte de neuronas, o la falta de neurogénesis. Estos resultados sugieren que el descubrimiento de modos de controlar la neurogénesis podría ayudar en el tratamiento de la depresión, así como de otros trastornos que cursan con problemas de aprendizaje y memoria.

Investigaciones realizadas por el Instituto Nacional de la Salud, en Estados Unidos, han encontrado evidencia de que al antidepresivo fluoxitina (contenido, por ejemplo en medicamentos como Prozac y Sarafem) funciona estimulando el crecimiento de nuevas neuronas en el hipocampo. Esta investigación puede explicar por qué los antidepresivos tardan a menudo algunas semanas en hacer efecto. Puede ser debido a que la neurogénesis tarda unas semanas en producirse.

Efecto del estilo de vida en la neurogénesis

Se ha visto que el ejercicio físico regular, como correr, induce la neurogénesis en ratones. Sejnowski, Gage, y sus colaboradores compararon un grupo de ratones sedentarios con ratones que corrían un promedio de 4,87 kilómetros al día. Los ratones en el grupo de ejercicio rindieron mejor en pruebas de memoria y tenían 2,5 veces más neuronas un mes después. Aunque este estudio no fue realizado en seres humanos, hay evidencia de que la actividad física regular, una dieta apropiada, y dormir lo suficiente, pueden realzar la función cerebral mejorando la memoria y las habilidades de razonamiento. Una forma de vida sana también alivia la depresión, posiblemente induciendo neurogénesis.

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