Autora: Ana Muñoz


Los fibromas uterinos son crecimientos de tejido muscular y conectivo que aparecen en las paredes del útero.

Por lo general son inofensivos y suelen verse afectadas alrededor del 50% de las mujeres.

Muchas mujeres con fibromas no padecen ningún síntoma y éstos se descubren en algún chequeo rutinario. En cambo, en otros casos, producen periodos menstruales muy abundantes o prolongados, sangrado entre periodos o dolor y sangrado durante el acto sexual.

Un fibroma puede crecer hasta tener un gran tamaño, de manera que distiende al abdomen y presiona la vejiga y el intestino. Estos fibromas de gran tamaño pueden producir dolor en la zona lumbar o en la parte baja del abdomen y provocar una necesidad frecuente de orinar. En ocasiones, un fibroma puede presionar las trompas de Falopio y producir infertilidad o comprimir los uréteres, afectando a los riñones.

Los fibromas están relacionados con los niveles de estrógenos. Crecen durante los años fértiles y el embarazo y disminuyen con la menopausia, cuando el nivel de estrógenos disminuye. A menudo aumentan de tamaño durante la perimenopausia, cuando la mujeres no ovulan regularmente y, por tanto, sus niveles de estrógeno son mayores. Por tanto, el equilibrio hormonal es la clave de este trastorno.

Los fibromas son también más comunes en mujeres obesas y en mujeres hipotiroideas.

El hígado juega también un papel importante, pues es el responsable de metabolizar los estrógenos y secretar los metabolitos al intestino para ser eliminados. Si el hígado no realiza esta función correctamente, los estrógenos pueden reciclarse y volver al cuerpo. La flora bacteriana que se encuentran en el intestino grueso también tiene una función importante porque impide el reciclado de los metabolitos de estrógenos.

La medicina convencional suele recurrir a la cirugía y extirpación del útero para tratar este problema. No obstante, en casos leves y moderados pueden seguirse las indicaciones que damos a continuación hasta que aparezca la menopausia y los fibromas desaparezcan por sí solos.

Alimentación

En la medida de lo posible, consume alimentos de origen ecológico, debido a los efectos estrogénicos de pesticidas, herbicidas y carnes cargadas de hormonas.

Toma alimentos frescos, integrales y preparados en casa. Basa tu alimentación en verduras, frutas, cereales integrales (incluyendo el arroz y la pasta), pescado, legumbres y productos a base de soja.

Los productos a base de soja y las semillas de lino contienen fitoestrógenos, que regulan la producción de estrógenos en el cuerpo.

La vitamina K favorece la adecuada coagulación de la sangre. Se encuentra en verduras de hoja verde.

Toma algas como kelp, pues es rica en yodo, que es necesario para que la glándula tiroides esté sana.

Si tienes menstruaciones muy abundantes o prolongadas, necesitarás suplementos de hierro para prevenir una anemia. La melaza residual es una fuente importante de hierro (mira la etiqueta para asegurarte de que no contenga azufre). Toma una cucharada cada día.

Toma alimentos como manzanas, brócoli, coliflor, coles de Bruselas y cerezas, pues ayudan al hígado en el metabolismo de los estrógenos.

Toma regularmente zanahorias, alcachofas, cebollas, ajo y remolacha, pues estimulan la detoxificación hepática.

Toma yogurt natural de cultivo ecológico, para aumentar los niveles de flora bacteriana.

Bebe un vaso de agua cada dos horas, para favorecer la eliminación de toxinas.

Evita la carne roja y los productos lácteos, pues contienen altos niveles de dioxinas, que actúan como estrógenos ambientales.

Para reducir el dolor, evita alimentos que promueven la inflamación, como alcohol, cafeína y azúcar.

Evita los alimentos que deprimen el sistema inmunitario, como alimentos procesados, fritos, azúcar refinada y alcohol.

Hierbas y suplementos

Vitex (Vitex agnus castus)

Equilibro la relación entre niveles de progesterona y estrógenos. Toma de 160 a 240 mg al día de un extracto que contenga un 0,6% de aucubina. No utilices esta planta si estás tomando la píldora anticonceptiva.

Progesterona natural

Equilibra los niveles de estrógenos, regula las menstruaciones y alivia el dolor. Es preferible utilizarla bajo la supervisión de un especialista. Aplica un cuarto de cucharadita (20 mg) en tu piel dos veces al día desde el día 6 al 26 de tu ciclo (parando durante la menstruación).

Diente de león (Taraxacum officinale)

Mejora la detoxificación hepática. Toma de 300 a 500 mg con cada comida.

Vitamina E

Ayuda con el metabolismo de los estrógenos y la inflamación. Toma 400 UI dos veces al día.

Ácidos grasos esenciales

Reducen la inflamación. Toma entre 3000 y 5000 mg de aceite de pescado al día (o bien, una o dos cucharadas de semillas de lino), junto con 300 mg de aceite de onagra o borraja.

Indol-3-carbinol

Ayuda al hígado a metabolizar los estrógenos. Toma 300 mg al día.

Homeopatía

Calcarea carbonica. Mujeres con sobrepeso que se fatigan con facilidad. Frioleras, con deseo de dulces y huevos. Tendencia a sentirse abrumadas con facilidad. Fibromas que se caracterizan a veces por hemorragia uterina.

Lachesis. Mujeres con sofocos y agravación por el calor. Dolor abdominal y uterino que mejora una vez que el ciclo menstrual comienza. Se sienten suspicaces y airadas.

Phosphorus. Mujeres con intensos sangrados debido a los fibromas, caracterizados por sangre roja brillante y coágulos. Deseo de bebidas heladas.

Pulsatilla. Dolor ocasionado por los fibromas, flujo menstrual cambiante. Deseo de dulces. Los síntomas empeoran en una habitación caldeada y mejoran con el aire fresco.

Sabina. Fibromas que provocan dolor en la parte baja de la espalda y el sacro, extendiéndose al hueso púbico. Fuerte sangrado uterino, con coágulos.

Sepia. Mujeres con fibromas que tienen la sensación de que el útero tira hacia abajo. Se sienten irritables y quieren estar solas.

Sulphur. Mujeres que se sienten acaloradas enseguida, desean un ambiente fresco. Gran deseo de bebidas heladas.