Autora: Ana Muñoz


Aunque muchas personas dirán que la causa de su depresión está en un acontecimiento externo, como la pérdida de algo importante, dichas circunstancias externas no necesariamente causan una depresión. Pueden causar tristeza o alguna otra emoción negativa que entre dentro del rango normal de emociones humanas, sin llegar a aparecer un trastorno psicológico, como es la depresión.

Lo que hace que unas determinadas circunstancias vitales acaben dando lugar a depresión no está en el exterior, sino en el interior: en la forma como esa persona interpreta sus circunstancias y reacciona ante ellas. Con frecuencia, las personas que acaban deprimiéndose reaccionan con una actitud de indefensión, de falta de valor personal, de falta de capacidad y el pensamiento de que “Las cosas deberían ser diferentes” o “Yo debería ser diferente”.

Las comparaciones como causa de la depresión

Una de las principales causas de la depresión está en la tendencia de las personas a hacer comparaciones negativas. Es decir:

  1. La persona deprimida compara su vida actual con lo que cree que debería ser su vida: compara la persona que es con la que cree que debería ser; el trabajo que tiene con el que cree que debería tener; lo que ha logrado con lo que debería haber logrado… Y llega a la conclusión de que las cosas no son como deberían ser sino mucho peores.
  2. Además de lo anterior, se percibe como impotente e incapaz de hacer nada para cambiar las cosas.
  3. Sigue insistiendo en que las cosas deberían ser distintas sin hacer ningún cambio en su forma de percibir su realidad.

Estos tres puntos son modos de interpretar la realidad pero no son la realidad misma. Es decir, tu forma de percibir la realidad no siempre es acertada. Tus circunstancias pueden no ser tan negativas como imaginas y tu capacidad para cambiar las cosas puede ser mayor de la que crees. La persona deprimida está inclinada a pensar lo peor y a mostrarse pesimista y es este modo de pensar lo que la lleva a la depresión cada vez que se encuentra en una situación desagradable o difícil o las cosas no marchan en su vida como cree que deberían marchar.

Tipos de comparaciones

  1. Comparas una situación pasada con la situación actual. Por ejemplo, tras la pérdida de una relación, comparas tu vida actual con tu vida con esa persona.
  2. Comparas tu situación actual con la situación en que desearías estar o esperabas estar. Por ejemplo, comparas tu trabajo o nivel de ingresos con el que crees que deberías tener.
  3. Comparas lo que haces con lo que crees que deberías hacer. Por ejemplo, comparas tu estilo de vida con el de la mayoría de la gente y crees que deberías ser como ellos.
  4. Comparas tus logros con los que crees que deberías haber alcanzado.
  5. Comparas tus logros o tu vida con lo que otras personas significativas (como tus padres) esperaban para ti.

Es decir, si estás deprimido se debe a que has creado una serie de ideas y normas sobre cómo deberías ser tú y tu vida y lo que deberías haber logrado y lo comparas con tu situación real. Como tu situación o tu yo ideal no coinciden con tu situación y tu yo real, te sientes mal. Si, además, te percibes como incapaz de cambiar nada y te juzgas de un modo negativo por ello (no valgo para nada, soy un fracasado, etc.) entonces puedes acabar deprimiéndote.

Por tanto, si cambias tu modo de percibir tu realidad, cambiarás también tu estado de ánimo. Por ejemplo, si dejas de verte como una persona impotente e incapaz de cambiar nada, es posible que empieces a dar algunos pasos para cambiar las cosas.

Pero antes de hacer eso, es conveniente que analices tus comparaciones negativas para asegurarte de que ese cambio que tanto deseas en tu vida merece realmente la pena porque puede que esa situación hipotética que tanto deseas no te haga realmente feliz.

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Cómo manejar estas comparaciones negativas

Puedes cambiar tu estado de ánimo y combatir esa depresión si empiezas a analizar y modificar tus comparaciones negativas.

1. Analiza tu situación actual

¿Es tu situación actual realmente tan mala como imaginas? ¿Eres una persona tan horrible como imaginas? ¿Es tu futuro tan negro como crees que será? Si estás deprimido, hay muchas posibilidades de que estés exagerando. Puede que solo veas lo malo que hay en tu vida (o en ti) e ignores lo bueno. Puede que estés comparando tu situación actual con otra que no es realista y que te deja en muy mal lugar (por ejemplo, tienes unos ingresos adecuados pero crees que deberías estar ganando un montón de dinero). Puede que estés considerando las dificultades y problemas normales (e inevitables) de la vida como terribles tragedias sin solución.

Es decir, tu percepción de tu situación actual puede ser poco realista. Por tanto, tu primera meta debe ser tratar de pensar de un modo más realista y objetivo.

2. Analiza la situación deseada

Es la situación con la que comparas tu situación actual. Si no compararas tu situación con nada y te limitaras a aceptar tu vida tal como es, cambiando lo que puedas cambiar y dejando estar lo que no puede cambiarse, te sentirías de un modo muy diferente. Por tanto, las comparaciones pueden ser peligrosas y debes usarlas con mucho cuidado. Bien usadas, pueden ayudarte a mejorar tu vida. Mal utilizadas, pueden hundirte en la depresión. Las personas que no se deprimen, son lo bastante flexibles como para hacer cambios en sus “situaciones deseadas” para establecer metas más realistas y alcanzables, aceptando sus limitaciones sin juzgarse ni castigarse por tenerlas.

Así, en vez de aspirar ser un alto ejecutivo en tu empresa, puedes conformarte con un puesto menor y ser feliz a pesar de ello. En vez de aspirar a ser un tenista profesional, puedes buscar otra profesión que se te de mejor y donde puedas tener éxito. En vez de deprimirte por no tener pareja, puedes centrarte en fomentar la relación con tus amistades y crear un pequeño grupo de personas que pueden ser un apoyo enorme en tu vida. En vez de aspirar a ser la persona que tus padres u otros quieren que seas, puedes optar por ser quien realmente eres y aceptarte tal cual.

Por tanto, sea lo que sea lo que crees que deberías ser o debería ser tu vida, piénsalo de nuevo porque cambiarlo podría suponerte un enorme alivio.