Autora: Ana Muñoz


El problema de obesidad en niños y adolescentes ha crecido bastante en los últimos años. En España, el porcentaje de niños con obesidad se ha multiplicado por tres en 20 años, según un estudio que presentó la Fundación Española de Corazón en el I Congreso Mundial de Nutrición y Sanidad Pública (octubre, 2006). En el 2006, los menores con sobrepeso eran el 18,67% y los menores con obesidad conformaban un 8,94%. En el 2012, esta cifra parece haberse mantenido (18,26% de niños de 2 a 17 años con sobrepeso y 9,56% de obesos) lo que hace un total de 27,82 niños con un peso que está por encima del que deberían tener. Un porcentaje que sigue siendo especialmente alto.

Se define como obeso a aquél niño que supera en un 20% al peso ideal. La causa principal de este aumento de la obesidad infantil son los malos hábitos en la alimentación y la falta de ejercicio físico. En ocasiones, el problema comienza en la alimentación de las mujeres antes y después de concebir a sus hijos.

Los expertos consideran que la causa más importante de obesidad infantil es la desaparición del desayuno como una de las comidas principales, seguida de los hábitos sedentarios como los videojuegos, la televisión, ir en coche o autobús al colegio, usar el ascensor.

A partir de los 14 años, el riesgo de obesidad es incluso mayor, ya que a esta edad, la mitad de los niños y ñinas españoles deja de hacer ejercicio, según un estudio de la Fundación Eroski. Además, el porcentaje de personas que, habiendo sido obesos entre los siete meses y los siete años de edad, siguen siéndolo de adultos es del 40%. En cambio, cuando una persona ha comenzado a ser obesa entre los 10 y los 13 años, su probabilidad de serlo como adulto aumenta hasta el 70%.

El porcentaje de niños obesos en España triplica a la media de obesos mundial. En la Unión Europea, sólo Italia, Malta y Grecia tienen mayor porcentaje de niños obesos. En España, las comunidades de Andalucía, Canarias, Castilla y León, Extremadura, Galicia y Murcia, tienen un porcentaje de niños obesos superior a la media.

Las causas de la obesidad

Las causas de la obesidad son complejas e incluyen factores genéticos, biológicos, comportamentales y culturales. Básicamente, la obesidad tiene lugar cuando una persona consume más calorías de las que su cuerpo quema. Si un padre o madre es obeso, existe un 50% de probabilidades de que su hijo lo sea también. En cambio, cuando ambos padres son obesos, los niños tienen una probabilidad del 80%. Aunque algunos problemas médicos pueden producir obesidad, estos casos constituyen menos del 1%.

La obesidad en la infancia y adolescencia puede relacionarse con lo siguiente:

  • Malos hábitos alimenticios.
  • Comer en exceso. Atracones.
  • Falta de ejercicio.
  • Historia familiar de obesidad.
  • Enfermedades médicas (problemas endocrinos o neurológicos).
  • Medicamentos (esteroides, algunos fármacos psiquiátricos).
  • Acontecimientos o cambios estresantes (traslados, separaciones, divorcios, muerte de un ser querido, maltrato).
  • Problemas familiares o con los compañeros.
  • Baja autoestima.
  • Depresión u otros problemas emocionales.
  • Complicaciones y riesgos de la obesidad

Consecuencias físicas de la obesidad

  • Mayor riesgo de enfermedad cardiaca.
  • Hipertensión
  • Diabetes
  • Problemas respiratorios
  • Problemas de sueño

La obesidad en niños y adolescentes se asocia también a un mayor riesgo de problemas emocionales. Los adolescentes con problemas de peso suelen tener una autoestima más baja y ser menos populares entre sus compañeros. Muchos pueden ser víctimas de burlas o rechazo por parte de los demás.

Qué puedes hacer si tu hijo es obeso

Los niños han de ser evaluados por un médico para descartar la existencia de problemas médicos. En ausencia de una causa médica, el único modo de reducir peso consiste en reducir el número de calorías ingeridas e incrementar la actividad física. Para que la pérdida de peso sea duradera, es importante que el propio niño o niña esté motivado y desee perder peso.

Dado que la obesidad con frecuencia afecta a más de un miembro de la familia, puede ser necesario cambiar los hábitos de alimentación de toda la familia. Para ello puede servir de ayuda consultar a un experto en nutrición, quien puede establecer una dieta saludable para toda la familia. Del mismo modo, tal vez toda la familia tenga que implicarse en actividades deportivas y ejercicio físico.

Indicaciones para manejar la obesidad en niños y adolescentes

  • Cambia los hábitos alimenticios por otros más sanos.
  • Planifica con antelación las comidas de la semana y selecciona mejor los alimentos (menos fritos, menos grasas, evita las comidas rápidas o muy ricas en calorías, etc.).
  • Controla las porciones que pones en los platos (tal vez estén siendo demasiado grandes).
  • Aumenta la actividad física (sobre todo caminar) y procura que tus hijos tengan un estilo de vida más activo.
  • Infórmate de lo que tus hijos comen en la escuela.
  • Comed juntos en la mesa en vez de dejar que los niños coman mientras ven la televisión o mientras juegan con el ordenador.
  • No uses la comida como recompensa cuando se porte bien.
  • Limita las comidas entre horas.
  • Busca formas de preparar las frutas y verduras que atraigan a los niños.

Es importante que los hábitos saludables de alimentación y ejercicio se mantengan de por vida. A veces, tras alcanzar un peso normal, los niños o adolescentes vuelven a sus viejos hábitos, de modo que recuperan el peso perdido. Es importante que se acostumbren a mantener los nuevos hábitos de por vida.

Los padres de niños obesos pueden aumentar su autoestima enfatizando sus habilidades y puntos fuertes, en vez de centrarse en exceso en su problema de peso.

Si el niño padece algunos problemas de tipo psicológico, como ansiedad, depresión, baja autoestima, etc., estos problemas pueden impedirle tener éxito para adelgazar y para atenerse a los hábitos saludables, de modo que una psicoterapia puede servirle de ayuda. El psicólogo infantil tratará estos problemas, motivará al niño para implicarse en la pérdida de peso y le dotará de habilidades y recursos psicológicos para atenerse a un estilo de vida saludable.