Autora: Ana Muñoz


El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) suele aparecer en niños en edad preescolar o en los primeros años de escolarización.

Para estos niños resulta difícil prestar atención o controlar su conducta. Para poder alcanzar su pleno potencial, necesitarán apoyo y comprensión por parte de padres, maestros y otros profesionales relacionados.

Síntomas

Las tres principales características del TDAH son la falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad. Debido a que muchos niños pueden tener estos mismo síntomas, pero en un nivel moderado, o dado que pueden presentarse en otros trastornos, es importante que el niño sea diagnosticado por un profesional.

Los síntomas pueden ir apareciendo a lo largo de varios meses. A menudo, los primeros síntomas en aparecer son la impulsividad y la hiperactividad. La falta de atención puede no aparecer hasta un año después o más.

Los diferentes síntomas pueden aparecer en circunstancias diferentes, según las demandas que la situación platee en relación al autocontrol del niño. El comportamiento de un niño que no se está quieto en clase puede llamar la atención de los maestros, mientras que el niño soñador con falta de atención puede ser pasado por alto. El niño impulsivo que actúa sin pensar puede ser considerado como problemático, mientras que el más pasivo o lento puede ser visto como simplemente desmotivado. No obstante, todos pueden tener diferentes tipos de TDAH.

Todos los niños pueden, en ocasiones, no estar atentos, ser impulsivos, inquietos o presentar falta de concentración, pero esto no supone un problema. Cuando los síntomas descritos suponen un problema para el niño (por ejemplo, afecta su rendimiento en la escuela, le crea problemas en sus relaciones con los demás o en casa) entonces es cuando puede considerarse que se trata de un TDAH. Pero debido a que los síntomas varían muchos según la circunstancia en la que se encuentren los niños, el diagnóstico puede ser complicado, sobre todo cuando la falta de atención es el síntoma predominante.

Tipos de TDAH

Existen tres tipos de TDAH

1. Trastorno en el que predomina la impulsividad-hiperactividad, sin mostrar una falta de atención significativa.

2. Trastorno en el que predomina la falta de atención, sin mostrar una hiperactividad-impulsividad significativa.

3. Trastorno tipo combinado, en el que se dan los tres síntomas.

Hiperactividad-impulsividad

Los niños hiperactivos están en movimiento constante. Van de un lado a otro con rapidez, tocándolo todo o hablan sin parar. Para ellos es bastante difícil permanecer sentados en la escuela o a la hora de comer. Se mueven inquietos en sus asientos o se levantan continuamente. Los adolescentes o adultos hiperactivos se sienten interiormente inquietos, suelen necesitar permanecer ocupados y no es raro que traten de hacer varias cosas al mismo tiempo.

Los niños impulsivos actúan sin pensar. A menudo hacen comentarios inapropiados, muestran sus emociones sin restricción y actúan sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos. Les resulta difícil esperar para lograr algo que desean: pueden quitarle un juguete a otro niño o golpearle. Incluso siendo adolescentes o adultos pueden elegir hacer actividades que les proporcionan una recompensa inmediata, aunque sea pequeña, antes que elegir una actividad que les proporcionará una recompensa mayor pero a largo plazo.

Signos de hiperactividad-impulsividad

  • Están inquietos, a menudo moviendo sus manos o pies o revolviéndose en sus asientos.
  • Corren, escalan o dejan su asiento en situaciones en las que se espera que estén quietos.
  • Responden a preguntas de manera precipitada antes de haber escuchado toda la pregunta.
  • Tienen problemas para esperar en colas, y quieren obtener lo que desean de inmediato.

Falta de atención

Los niños con falta de atención tienen problemas para concentrarse y se aburren al poco tiempo de empezar una actividad.

Si están haciendo algo que les gusta, no tienen problemas de atención, pero si han de centrarse deliberadamente, u organizar y completar una tarea, suelen tener bastantes dificultades.

Las tareas escolares para casa son particularmente difíciles para estos niños. Pueden olvidar realizar sus tareas o dejarse los cuadernos o libros en clase. Cuando logran terminar el trabajo, éste puede estar lleno de errores. Este tipo de tareas suelen ser particularmente frustrantes para niños y padres.

Signos de falta de atención

  • Se distrae fácilmente por cosas irrelevantes.
  • A menudo no presta atención a los detalles o comete errores por descuido.
  • Rara vez sigue las instrucciones con cuidado, pierde u olvida cosas, como juguetes, lápices, libros, etc.
  • Con frecuencia cambia de una actividad a otra, sin completarlas.

Estos niños suelen parecer soñadores o absortos. Se confunden con facilidad, y pueden ser lentos o letárgicos. Pueden tener dificultades para procesar la información de una forma tan rápida como el resto de los niños. Cuando los maestros les dan instrucciones orales o incluso escritas, tienen problemas para entender lo que tienen que hacer y cometen errores con frecuencia.

No obstante, pueden estar sentados quietos y en silencio e incluso aparentar estar trabajando aunque no estén prestando atención o no hayan entendido del todo las instrucciones. No suelen tener problemas a la hora de relacionarse con los demás.

Con frecuencia, sus problemas de inatención pasan desapercibidos, pero necesitan ayuda tanto como los niños con otros tipos de TDAH.

Qué puedes hacer si tu hijo/a tiene TDAH

Además de llevarlo a un psicólogo o médico especializado en este problema, los padres también pueden ayudar a sus hijos. Pero es importante que, además, se ayuden a sí mismos. Ser el padre o madre de un niño hiperactivo puede ser agotador. Por tanto, aprende técnicas para manejar el estrés y cuida de tu propio bienestar, pues de ese modo serás más efectivo/a al ocuparte de tu hijo/a. También puedes buscar grupos de ayuda o acudir a un psicólogo que te enseñe cómo tratar a tu hijo/a.

Algunas de las cosas que puedes hacer para controlar a tu hijo/a son las siguientes:

  • Haz que tenga un horario. Establece una hora fija para que se levante, coma, se bañe, se marche al colegio o se vaya a dormir.
  • Reduce las distracciones. La música alta, la televisión encendida con frecuencia o los juegos de ordenador, por ejemplo, pueden sobreestimular a estos niños. Crea normas respecto a estos entretenimientos y atente a ellas. Por ejemplo, tener la música y televisor apagados mientras hace sus tareas escolares y a la hora de comer, no llevarlo a lugares que sean demasiado estimulantes, como grandes centros comerciales.
  • Organiza tu casa. Si los niños tienen lugares específicos donde guardar sus juguetes o cuadernos, es menos probable que los pierdan.
  • Recompensa el comportamiento positivo. Si logra alcanzar las metas propuestas de un modo apropiado y a tiempo, recompénsale con palabras amables, abrazos, o algún pequeño premio. Elogia los esfuerzos que haga para prestar atención.
  • Establece metas pequeñas y alcanzables. Céntrate en obtener un lento progreso en vez de pretender alcanzar metas con rapidez. Asegúrate de que tu hijo/a entiende que puede ir poco a poco a la hora de aprender a controlarse.
  • Ayuda a tu hijo/ a concentrarse en la tarea. Usa gráficos o listas para seguir su progreso en las tareas que ha de realizar. Dale instrucciones breves. Recuérdale brevemente y con frecuencia las cosas que tiene que hacer.
  • Limita las opciones. Ayuda a tu hijo/a a tomar buenas decisiones dándole solo dos o tres opciones entre las que elegir.
  • Busca actividades en las que pueda tener éxito. Todos los niños necesitan experimentar el éxito para sentirse bien consigo mismos.
  • Usa una disciplina calmada. Evita el castigo físico (como las bofetadas o los azotes) pues no servirá de nada. Comenta la conducta de tu hijo con él o ella, dile lo que ha hecho mal y por qué, dile lo que ha hecho bien y por qué y elógialo por ello. Para disciplinarlo usa estrategias como las que se explican a continuación:

Estrategias para disciplinar a tus hijos

Tiempo fuera. Consiste en evitar el acceso a una actividad deseada debido a un mal comportamiento. Por ejemplo, si pega a su hermano, primero le explicas que lo que ha hecho está mal y por qué y luego haces que se siente durante 5 minutos en la esquina de la habitación sin moverse.

Refuerzo positivo. Consiste el proporcionar recompensas o privilegios por portarse bien. Por ejemplo, si hace bien una tarea, le permites jugar un rato con el ordenador (pero no le permites jugar hasta que haya terminado su tarea).

Coste de respuesta. Consiste en retirar recompensas y privilegios debido a una conducta inapropiada. Por ejemplo, si no completa una tarea pierde el privilegio de salir a montar en bici esa tarde.

Economía de fichas .Puede ganar determinadas fichas si se comporta bien, pero perderlas si se porta mal. Las fichas son intercambiables por ciertos privilegios o premios al final de la semana.

Encontrarás más información en la sección de psicología infantil.