Autora: Ana Muñoz


Consulta: Hola quisiera saber qué problema tengo. Lo que me sucede es lo siguiente: todo el tiempo estoy preocupada por algo, siempre creo que algo va a salir mal, soy muy negativa con todo lo que me pasa y siempre imagino lo peor. No puedo disfrutar nada bueno que me pasa, siempre encuentro algo mal. Me gusta tener el control de todo y si las cosas no son como imaginaba o deseaba me frustro mucho. Estoy en una relación y mi comportamiento causa mucho daño a mi pareja y a mi familia. Siempre estoy mal por algo, no veo lo bueno, me enojo muy fácilmente. A veces simplemente me enojo porque no hacen algo como yo quería que fuera. A veces siento que amo a mi novio y después no tolero tenerlo cerca. Me enojo sin sentido y soy muy hiriente con mis palabras, hasta he sido agresiva. No puedo controlarme. Tengo ataques de nervios, ansiedad, enfados, llanto, cambios de humor, etc. No sé qué me pasa. He causado mucho daño y ya no quiero seguir así. Quiero ser estable y disfrutar de mi vida.

Respuesta: Esa tendencia que describes a verlo todo de forma negativa, a ver siempre lo peor y a pensar lo peor es, en realidad, un modo aprendido de pensar e interpretar la realidad. Es decir, cada vez que nos sucede alguna cosa negativa (algo sale mal, alguien dice o hace algo no nos gusta, tenemos problemas, etc.) hacemos una valoración e interpretación de lo sucedido. Esas interpretaciones pueden contener errores, como exageraciones, catastrofismo, etc., y pueden generar emociones muy negativas.

En estos momentos, tu tendencia consiste en buscar la interpretación más negativa que, a su vez, te genera emociones negativas e intensas que te vuelven más negativa todavía y te hacen sentir muy mal.

Para cambiar esa tendencia tienes que cambiar tu forma de interpretar las cosas que te suceden. El procedimiento sería el siguiente: supongamos que te pasa algo malo; entonces tu mente, de manera automática, hace una interpretación negativa que te genera una emoción negativa (por ejemplo, ira). Esa emoción negativa intensa te está avisando de que estás pensando de un modo poco realista que te está haciendo daño y te indica que tienes que parar y cambiar tu interpretación.

 Por tanto, en ese momento es cuando tienes que intervenir y decirte a ti misma: “Eh, detente, estás haciendo una interpretación negativa de esto. Busca una interpretación diferente”. Y entonces respiras hondo, te relajas y tratas de ver las cosas de un modo más realista y algo más optimista. Por ejemplo, si tu primera interpretación consiste en pensar: “Ha hecho esto para hacerme daño, es una persona horrible”, puedes detenerte, analizar un poco mejor lo sucedido y llegar a esta conclusión: “En realidad, no lo ha hecho con mala intención, solo ha cometido un error, todo el mundo do comete errores.”

Cambiar tu forma de pensar y de interpretar la realidad puede ser complicado y requiere trabajo, pero con el tiempo y la práctica te irás habituando a ver las cosas de un modo más realista y positivo.