Autor: Club de la Efectividad
La constancia en nuestros esfuerzos es un valor central en el mundo del trabajo y todos reconocemos su importancia. Sin embargo, cuando la persistencia en la tarea excluye cualquier pensamiento de renovación y de conservación, deja de ser un valor para convertirse en un obstáculo.
Con las crecientes presiones laborales, vivimos en una sensación permanente de "insuficiencia de esfuerzos". Para que nos consideren -y considerarnos- trabajadores responsables decidimos dar todo de nosotros. Consideremos por ejemplo esta historia:
Marco y Pedro salen todos los días a cazar jabalíes para sobrevivir y alimentar a sus familias. Marco es muy dedicado a su tarea y responsable: apenas amanece, sin perder un minuto, toma un arco y unas flechas y parte hacia el bosque. Pedro sale de su casa bastante más tarde...
Una mañana, Marco decide pasar a buscar a Pedro por su casa, para ir juntos a cazar. Pedro se encontraba balanceando sus flechas y tensando la cuerda de su arco, mientras desayunaba apaciblemente.
- ¿Vas a demorarte mucho?, preguntó Marco impaciente, mira que tenemos mucho trabajo y no podemos perder tiempo.
- Estoy preparando mis cosas. Si estás apurado ve tú primero y te alcanzaré en el bosque, respondió Pedro.
Cuando llegó al bosque, Marco encontró su primer jabalí. Se acercó con sigilo, apuntó y disparó la primera flecha. El flechazo fue certero e impactó en el cuero del animal, pero la flecha se quebró y el jabalí escapó. Indignado, caminó hasta que logró dar con otro jabalí. Esta vez, eligió entre sus flechas aquella que aparentaba ser la más resistente y afilada. Tensó su arco pero, cuando quiso disparar, la cuerda se cortó y el jabalí escapó! Muy alterado por su "mala suerte", volvió a su casa para buscar otro arco y más flechas... Siendo el mediodía, Marco se encontraba nuevamente dispuesto a cazar su primera presa. Su cansancio físico y su frustrada experiencia no quebrantaron su espíritu de cazador.
En ese momento Pedro regresaba por el camino arrastrando dos inmensos jabalíes y, al ver a Marco, preguntó:
- ¿Hasta qué hora piensas cazar?, ya es mediodía y a esta hora es muy raro encontrar buenas presas...
- No lo sé, siento que puedo trabajar unas horas más. ¿Y tú?¿No intentarás llevar algunos animales más?, preguntó desconcertado Marco.
- Por hoy terminé, contestó Pedro, regreso a casa para balancear mis flechas y tensar mi arco...
Cuando persistimos en nuestros esfuerzos, no vemos que nos estamos desgastando. Tenemos "demasiado por hacer" como para tomarnos el tiempo de hacerlo bien preparados y con las energías suficientes. Como “no tenemos tiempo para parar" elegimos una crisis futura: tarde o temprano nuestras energías se agotarán y no podremos seguir.
La clave para obtener resultados crecientes es la renovación personal continua. Esta es la única forma de mantenernos productivos. Cuando nos renovamos, estamos llenos de energía e irradiamos un comportamiento exitoso. Nos sentimos más fuertes y en nuestro máximo rendimiento.
En nuestra historia, Pedro rompió una vieja creencia: esforzarse no siempre aumenta nuestra capacidad para producir. Como ocurre en finanzas, gastar todo nunca es una decisión inteligente. Sabemos que sólo las buenas inversiones nos conducen a buenas ganancias. Si un empresario no invierte en sus máquinas, ¿crees que su fábrica tendrá capacidad para seguir produciendo? Utilizando el mismo razonamiento, quien no invierta en sí mismo limitará severamente sus resultados. Y tú... ¿te esfuerzas o te renuevas?
Para ti...
¿Cazar es una tarea demasiado importante como para perder el tiempo...
o es una tarea demasiado importante como para no invertir tiempo?
¿La responsabilidad te impide llegar tarde al bosque
y dejar escapar una buena oportunidad...
o te impide internarte en el bosque con una flecha gastada?
¿Pasas por alto tu preparación para no interrumpir tu trabajo...
o te preparas para no limitar los resultados de tu trabajo?
¿Estás cazando constantemente...
o estás llevando dos jabalíes a tu familia?
¿Qué es más efectivo, esforzarse o renovarse?