Autora: Ana Muñoz


La cocaína es un alcaloide que se encuentra en las hojas del arbusto llamado Erythroxylon coca, que crece en las laderas de los Andes, sobre todo en Perú y Bolivia. Durante siglos, estas hojas han sido masticadas por los nativos durante las ceremonia religiosas con el fin de aumentar su energía, sobre todo en el trabajo.

En la planta, la cocaína es relativamente insoluble al agua. Mediante un sistema sencillo de extracción, utilizando solventes orgánicos, se extrae la cocaína en forma de sal (por lo general clorhidrato), con lo que resulta más soluble en agua.

Formas de uso

1. Masticación de las hojas de coca

Es la forma de uso y abuso más antigua. Se mastica junto a cal viva o cenizas para facilitar la liberación de la cocaína. De este modo se consigue un incremento del estado de ánimo, una estimulación moderada, una mejoría en la forma física y una disminución del apetito.

2. Pasta de coca fumada

Es la forma de uso predominante en Sudamérica. La pasta de coca es un producto intermedio en la fabricación de clorhidrato de cocaína, que contiene un 50% de sulfato de cocaína, así como otros alcaloides de la coca y contaminantes como el queroseno y el ácido sulfúrico proveniente del proceso de refinamiento. La pasta se pone en los cigarrillos de marihuana o tabaco y se fuma.

Al principio produce una euforia intensa que conduce a un uso compulsivo, seguida de disforia (malestar inquietud, estado de ánimo abatido) persistente, ideas paranoides y alucinaciones.

La adicción produce estados de ansiedad o depresión, problemas cardiovasculares, malnutrición, espasmos musculares, temblor y convulsiones. La muerte puede producirse por sobredosis accidental, arritmia cardiaca, conducta violenta o suicidio.

3. Clorhidrato de cocaína esnifada

La pasta de coca refinada da lugar al clorhidrato de cocaína. Es un polvo de color blanco que se absorbe con facilidad a través de las mucosas de muchas membranas corporales.

Su suele usar extendiendo el polvo el líneas sobre una superficie lisa y aspirando por la nariz con un papel enrollado o de una caña. Esto produce una sensación de euforia que dura de unos 10 a 30 minutos. El esnifar puede llegar a causar perforaciones del tabique nasal, por la necrosis isquémica que genera la vasoconstricción continuada.

4. Clorhidrato de cocaína intravenosa

Posee una capacidad de adicción muy alta debido a que entra en el torrente sanguíneo y llega a la cerebro con mucha rapidez.

Con esta forma de administración es frecuente que se presente hepatitis, abscesos, septicemias, e infecciones de todo tipo, incluyendo el SIDA, debido a las malas condiciones higiénicas en las que suele llevarse a cabo.

5. Cocaína "base libre", crack o rock

Cuando se disuelve el polvo blanco de clorhidrato de cocaína en agua destilada y se añade un álcali, se produce la precipitación de cristales de cocaína base, a los que se da también el nombre de crack o rock. Recibe el nombre de crack debido al ruido que producen los cristales al calentarlos para fumarlos a través de una "pipa de agua".

Produce una gran euforia y una alta adicción debido, en primer lugar, a la intensa absorción que se produce a través de los alveolos pulmonares, y, en segundo lugar, a su rápida llegada al cerebro a través de los pulmones.

El uso continuado produce un estado de disforia que aumenta las probabilidades de seguir usándola. Si el uso continúa, aparece un síndrome de abstinencia de tipo depresivo, con tristeza, ansiedad e irritabilidad.

Intoxicación aguda

El uso de cocaína produce estados de euforia y manía que dan lugar a cuadros de ansiedad y agitación disfórica. Los consumidores de cocaína tienen un mayor riesgo de presentar ataques de pánico. Tras unos días o semanas de consumo masivo y repetitivo, los cocainómanos pueden caer en una profunda crisis depresiva. La disforia producida por la cocaína consiste en un cuadro de agitación con hiperactividad psicomotora, supresión del apetito, insomnio y sensación subjetiva de sobrestimulación, con pérdida de control de la personalidad. Suelen recuperarse a lo largo de las 24 horas siguientes.

La cocaína es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, de modo que puede modificar el funcionamiento cerebral y lesionar el cerebro. Los efectos tóxicos de la cocaína sobre el sistema nervioso central se manifiestan, principalmente, por convulsiones motoras. Estas convulsiones pueden llegar a causar la muerte por depresión respiratoria.

Dependencia psicológica

La cocaína se caracteriza por su alta capacidad para producir dependencia psicológica. Conseguir cocaína se acaba convirtiendo en el eje fundamental de la vida del adicto que sigue usándola a pesar de los problemas de todo tipo que trae consigo (problemas familiares, laborales, financieros, legales y de salud).

El hecho de que la estimulación producida por la cocaína dure tan solo unos 30 minutos hacen que la cocaína sea una de las sustancias que más se usa de manera compulsiva.

Dependencia física

La capacidad de la cocaína para producir dependencia física es un tema controvertido, ya que el síndrome de abstinencia, en caso de existir, no es tan claro como el del alcohol o la heroína. En general, se tiende a considerar que la capacidad de la cocaína para generar o no síndrome de abstinencia depende de la vía de administración utilizada.

En algunos cocainómanos se han descrito síndromes de abstinencia que suelen durar desde unos días hasta dos semanas y se caracterizan por depresión, pérdida de energía, irritabilidad, alteraciones del sueño y una necesidad intensa de volver a tomar la sustancia.