Autora: Ana Muñoz
Muchos de los alimentos, como frutas, verduras o condimentos que solemos tener en nuestras cocinas, pueden ser también excelentes medicamentos. A continuación describimos los principales.
ACEDERA: El ácido oxálico que contiene esta verdura puede conducir, si se abusa de él, a la formación de cálculos de oxalato de calcio, o dicho de otro modo a la formación de arenilla. Por tanto, debe evitarse si uno padece de cólicos nefríticos e incluso de reumatismos. Sin embargo, su consumo en infusión, por ejemplo, favorece la eliminación de residuos.
ALCACHOFA: Es un remedio eficaz para combatir las enfermedades del hígado. Por desgracia, hoy en día no se consumen más que las cabezuelas y el fondo, mientras que sus principios más activos se hallan en el tallo leñoso y en las hojas, que pueden ser utilizadas en decocción para combatir las insuficiencias hepáticas y renales, así como algunos reumatismos. Además, el agua de cocción de las alcachofas, aunque menos activa, constituye un excelente estimulante del hígado.
APIO: Tomado como entrante, constituye un excelente aperitivo. Además, por sus cualidades diuréticas, puede constituir la base de un régimen adelgazante.
ARROZ: El arroz se recomienda en los casos de hipertensión y en algunas uremias, cuando la sangre se carga de nitrógeno y de urea. Desde siempre, el arroz (o mejor, el agua de arroz) ha sido considerado como uno de los remedios más eficaces contra la diarrea. Las personas de intestinos frágiles deberían prepararse, tres o cuatro veces por semana, un plato de arroz, ya sea para acompañar a una carne, ya sea azucarado en forma de postre.
Para preparar el agua de arroz: hacer hervir durante aproximadamente una hora 30 gramos de arroz en un litro de agua. Colar a través de un paño. Consumir natural o azucarada.
BERENJENA: Su mayor mérito es, sin ninguna duda, reforzar el lastre intestinal y, por lo tanto, favorecer la eliminación natural de los residuos. Además, algunos autores le reconocen también propiedades estimulantes del hígado y del páncreas.
BERRO: Contiene cantidades excepcionales de vitaminas A, B 1, B2, C, E y PP, y es además más rica en hierro que las espinacas y posee más cantidad de caroteno. Su jugo, obtenido por presión, detiene la caída del cabello, y se dice que, mezclado con miel, constituye una pomada insuperable contra las pecas.
CALABAZA: Nada mejor, para asegurarse una buena noche, que degustar un plato de ellas para cenar. Sus semillas, preparadas en forma de pasta, son eficaces para eliminar la tenia y otros parásitos intestinales.
CARDILLO: Además de ser un diurético potente, los científicos han observado que el extracto de cardillo dobla, cuadruplica incluso, el volumen de la bilis excretada en media hora. Además, el cardillo atempera el exceso de colesterol. La mayor parte de los principios activos se hallan en la hoja verde, un poco más dura quizás, un poco más amarga también, pero mucho más eficaz.
CEBOLLA: Como la col (repollo) o el berro, constituye ella sola una auténtica farmacia. Diurética, estimulante, antiescorbútica, afrodisíaca, tiene además la reputación de secundar las curas de adelgazamiento al tiempo que favorece la longevidad. La mejor manera de comerla es, naturalmente, cruda.
COL (REPOLLO): La col, tanto la normal como la lombarda, es una especie de panacea. Así, Alain Rollat escribe de ella que «fortifica, corta el camino a los microbios, elimina los gusanos intestinales, purifica el conjunto del organismo, regulariza el trabajo del estómago, del hígado, del intestino, equilibra el sistema nervioso, calma los dolores gástricos e intestinales, favorece la regeneración celular. Añadamos que es insuperable contra los dolores, los reumatismos y la artrosis, al mismo tiempo que da cuenta de las ronqueras más rebeldes. Es preferible comerla cruda. Cortada en laminillas finas, se adapta muy bien a las sazones tipo vinagreta.
Cocida, esta verdura conserva aún una gran parte de sus cualidades, y se puede recuperar una voz clara tomando algunas tazas grandes de su caldo.
Si se trata de terminar con un reumatismo rebelde, se empleará una cataplasma de la cual Vincent d'Auffray da la receta en su libro titulado Guide pratique des plantes medicinales (Productions de París): «Retirar del repollo las grandes hojas exteriores, escaldarlas y aplanarlas con una botella o un rodillo de pastelero. Colocar varias hojas una sobre otra para formar una cataplasma, tras haberlas empapado de nuevo en agua muy caliente».
CEREALES: Es importante que las sus plantas hayan sido cultivadas en condiciones «biológicas», y que sus espigas no hayan sido manchadas por los insecticidas.
- Avena: su agua de maceración es un poderoso diurético y depurativo.
- Trigo: cuando está germinado, es un reconstituyente de primer orden, al mismo tiempo que estimula las funciones sexuales.
Triturados juntos en un molinillo, el trigo y la avena permiten además preparar un caldo insuperable contra la gastroenteritis de los niños de pecho y que ayuda a los convalecientes a recuperar sus fuerzas.
ESPÁRRAGO: Sus puntas son sabrosas, y su tallo leñoso constituye, en decocción, un excelente diurético. Es conveniente, sin embargo, utilizarlo con moderación, sobre todo quien esté sujeto a cistitis o prostatitis. La preparación, en efecto, resulta muy irritante para el epitelio, y abusar de ella podría provocar un accidente.
ESPINACAS: Son ricas en hierro y en ácido fólico, lo cual hace de ellas un excelente reconstituyente.
GIRASOL: No se trata de una verdura propiamente dicha, sino de una flor que proporciona una semilla de la que se extrae un aceite ligero, particularmente recomendado para todos aquellos que sufren de colesterol o de arteriosclerosis.
HINOJO: Sus semillas, cocidas con leche, permiten confeccionar una tisana que resuelve todos los empachos gástricos o intestinales. En decocción, eliminan las migrañas.
JUDÍAS VERDES (POROTO): las judías secundan la acción del hígado y del páncreas; secas, no sirven en principio más que para preparar excelentes fabadas. Sin embargo, en el campo, se cuidan mucho de tirar las vainas tras haberlas desgranado. Secas y hervidas en agua, permiten obtener una bebida muy diurética que soluciona todas las dolencias de los riñones.
LECHUGA: La ensalada de lechuga ayuda a combatir el insomnio pero para este uso es mucho más eficaz en decocción.
MAÍZ: No es el grano comestible del maíz lo que contiene los principios medicinales más eficaces, sino la barba que corona la espiga. Conviene pues conservarla cuando se tiene la oportunidad de conseguir espigas enteras. Desecada, esta barba sirve para hacer una decocción que es capaz de multiplicar por cuatro el volumen de la orina excretada en veinticuatro horas.
NABO: El nabo es un fortificante. En cuanto al jugo, se obtiene ya sea vaciando el tubérculo y echando en el hueco un poco de azúcar en polvo, ya sea aplastando el nabo crudo con azúcar. Este jugo, calma las irritaciones pulmonares y las toses rebeldes.
ORTIGA: Las sopas de ortigas sopas, presentan al mismo tiempo la ventaja de ser diuréticas y de facilitar la digestión. Además, no hay que temer el pincharse al cogerlas, teniendo en cuenta que su jugo es hemostático y vasoconstrictor. Pincharse con ortigas es también muy eficaz contra la celulitis.
PATATA: Contienen una importante cantidad de vitamina C. Su fécula es además rica en potasio. Cocidas en agua, las patatas reemplazan con ventajas al pan en los regímenes adelgazantes. Es conveniente, sin embargo, no conservar más de veinticuatro horas las patatas hervidas, ya que entonces resultan atacadas por un bacilo que es exactamente igual al que desencadena las putrefacciones animales.
PUERRO: Tiene importantes propiedades diuréticas. De hecho, sus propiedades se acercan sensiblemente a las de la cebolla. Como ésta, es una «planta para todo» que se puede consumir de muchas formas, con la diferencia de que tan sólo se come cocido, pero sin olvidar beber el caldo.
RÁBANO Y RÁBANO BLANCO: Son poderosos expectorantes y tónicos respiratorios. Comidos poco a poco por la mañana, algunos rábanos rosas alivian también a aquellos que se ven afectados de ictericia o urticaria.
REMOLACHA: Rica en azúcar, es particularmente recomendada para los adolescentes en pleno crecimiento y para los deportistas. En cambio, y precisamente debido a esta riqueza, es desaconsejada para los diabéticos.
SALSIFÍ: Potente diurético, el salsifí favorece la eliminación de los residuos y contribuye también a combatir algunos trastornos sanguíneos, así como los reumatismos y la gota.
SOJA: Su riqueza en proteínas y en vitaminas hace de ella un alimento muy completo y muy energético, particularmente recomendado para los adolescentes, los deportistas, las mujeres embarazadas, así como a aquellos que efectúen trabajos pesados.
TOPINAMBUR: Este tubérculo emparentado con el boniato tienen un valor nutritivo igual al de la patata y, como sea que favorece las secreciones lácteas, se muestra como un alimento muy valioso para las madres que dan el pecho a sus hijos.
ZANAHORIA: Participa en el aumento de los glóbulos rojos, al tiempo que fortifica el hígado. Pero la acción benéfica de la zanahoria no se limita a esto. El viejo proverbio que sostenía que proporciona «unos hermosos ojos y volvía rosados los muslos» es también perfectamente justificado.
El caroteno, ha sido constatado científicamente, es en efecto muy importante para la vista. Finalmente, las virtudes diuréticas de esta verdura, favoreciendo la eliminación, contribuyen a aclarar la tez.
Condimentos y aromatizantes
ALBAHACA: Además del agradable sabor que confiere a las distintas preparaciones, permite también digerirlas con toda tranquilidad.
ANÍS: Unas pocas gotas de esta esencia tomadas sobre un terrón de azúcar terminan rápidamente con las náuseas y los vértigos.
CLAVO: Asociado con la canela y la nuez moscada, en la preparación del vino caliente, el clavo permite obtener una bebida a la vez tónica y bienhechora.
ENEBRO: De él se extraen, o con él se aromatizan, algunos alcoholes, en particular en los países nórdicos. Gracias a lo cual a los bebedores de ginebra se les supone que ignoran la gota y los reumatismos. De todos modos, si se quieren evitar algunos otros pequeños fastidios, es preferible limitar la cura a las bayas que condimentan algunos platos, algunos fiambres y otras conservas. Se beneficiará uno también, sin peligro, de sus virtudes diuréticas y antisépticas.
ESTRAGÓN: El profesor Binet estimaba que él solo podía reemplazar a la vez la sal, la pimienta y el vinagre. Recomendaba a los enfermos del estómago o aquellos que debían seguir un régimen sin sal que lo utilizaran para sazonar sus platos y verduras crudas.
GUINDILLA: Es en cierto modo un revulsivo interno que ayuda a luchar contra la somnolencia.
LAUREL: En primer lugar, es muy valioso como ingrediente en comidas pesadas, las cuales ayuda a digerir. Luego, en infusión, ayuda a terminar con las bronquitis crónicas. Finalmente, el aceite que se extrae de sus bayas constituye un bálsamo excelente contra los reumatismos.
MEJORANA: posee muchos poderes, principalmente contra las afecciones nerviosas. Así, termina con los insomnios más rebeldes y con los dolores de estómago o las afecciones de hígado de origen nervioso. Tomada en infusión, permite igualmente calmar los tics, el asma, los catarros agudos o crónicos, las bronquitis o los accesos de tos.
NUEZ MOSCADA: La nuez moscada, que hemos visto ya asociada con el clavo y con la canela en la preparación del vino caliente, es un estimulante del estado general y de las funciones digestivas.
PAPRIKA: Se le llama también guindilla suave, y tiene la facultad de devolver un poco de memoria a los amnésicos, al tiempo que ayuda a aquellos que, por exceso de trabajo o de preocupaciones, llegan incluso a olvidar el nombre de sus interlocutores.
PEREJIL: Rico en hierro, en calcio, en diversos oligoelementos, así como en vitamina C, es uno de los principales alimentos que la naturaleza pone a nuestra disposición. Pero en cambio es muy frágil y se oxida muy rápidamente a la luz. Es por esto por lo que se aconseja consumirlo en la hora siguiente a la recolección, o conservarlo envuelto en papel de aluminio. Con lo cual se pueden aprovechar completamente sus propiedades diuréticas, tónicas y afrodisíacas.
PERIFOLLO: De treinta a cuarenta gramos de esta planta echados en un litro de agua hirviendo dan como resultado una tisana excelente contra los trastornos de la circulación, las afecciones hepáticas, la ictericia, el catarro crónico, las obstrucciones linfáticas, los trastornos urinarios, las obstrucciones viscerales. En cuanto a la decocción, permite preparar compresas que alivian las oftalmias y la inflamación de los párpados.
ROMERO: Ayuda a la digestión, y aromatizar con ella una carne pesada (un asado de cerdo, por ejemplo), evita dificultades gástricas. Pero esta planta tiene también muchas otras cualidades. Antirreumática y vigorizante, favorece tanto la eliminación de los gases intestinales como la de la orina. En las mujeres, ayuda a la regulación del ciclo menstrual. Además, empuja la sudación, combate la infección y, por el mismo motivo, ayuda a la cicatrización de las heridas. Algunas investigaciones han demostrado que modifica también el proceso de secreción de la bilis, aclarándola al tiempo que aumenta su volumen.
Como hacían nuestros antepasados de la alta Edad Media, podemos degustar algunas hojas —las más tiernas— crudas, por la mañana en ayunas. Esto perfuma el aliento y, al parecer, aumenta la agudeza visual. Pero sobre todo uno puede contentarse con adornar con él los platos y las salsas, a menos que se prefiera preparar un vino (200 gramos de hojas frescas, 60 gramos de hojas secas, maceradas durante quince días en un litro de vino) diurético y fortalecedor, o un elixir de belleza procediendo del mismo modo pero con alcohol.
TOMILLO: esta planta encierra un aceite esencial, el timol, del cual Vincent d'Auffray dice que es «un antiséptico veinte veces más activo que el fenol, sin ninguno de sus inconvenientes». Además, hoy se ha demostrado que un bacilo no resiste más de treinta y cinco a cuarenta minutos la acción de la esencia de tomillo.
Es en infusión —una o dos ramas por cada taza de agua hirviendo— donde el tomillo es más eficaz. Consumido de este modo, alivia, según Jean Palaiseul, «las digestiones penosas, las fermentaciones intestinales, los gases, las hinchazones de vientre, la falta de apetito, las debilidades cardíacas, la anemia, la fatiga física o intelectual, las angustias, la neurastenia, los accesos convulsivos de tos, las afecciones de los bronquios (asma, bronquitis), la gripe, los enfriamientos, los insomnios, los trastornos hepáticos o de la menstruación, y las infecciones de las vías urinarias».
Frutas
AGUACATE: Contiene, él solo, casi tantas calorías como una comida dietética. Es pues un alimento particularmente nutritivo y energético, recomendable para los aquejados de exceso de trabajo o las personas debilitadas.
ALBARICOQUE: Es un excelente reconstituyente. Se puede pues recomendar a los niños en pleno crecimiento y a los convalecientes que tienen necesidad de remontar su salud.
ALMENDRA: Hay dos clases de almendras, las dulces y las amargas, pero ambas son comestibles. Las últimas, sin embargo, contienen un producto peligroso, el ácido cianhídrico, que se halla concentrado a razón de aproximadamente un miligramo por fruto. Es laxante.
CEREZA: La tisana de rabos de cereza es un poderoso diurético que, ayudando a eliminar el agua de los tejidos, evita la celulitis y, arrojando los excesos de ácido úrico y de urea, preserva de la gota. Pero las cerezas activan igualmente las secreciones renales. Son pues recomendables para los pletóricos, los gotosos y los reumáticos.
CIRUELA: Es laxante y servida como guarnición con carnes un poco pesadas —asado de cerdo, pato, morcilla—, ayudan a hacer la digestión.
FRAMBUESA: Como la fresa, no es en absoluto contraindicada para los diabéticos, a quienes aporta la levulosa y la vitamina C.
FRESA: Es en realidad muy rica en hierro y en ácido salicílico, que tiene una acción bienhechora sobre el hígado, los riñones y las articulaciones. Una cura de fresas con azúcar, realzadas con un zumo de naranja, es particularmente recomendada a los convalecientes y, sin azúcar, a los reumáticos y a los gotosos. Linneo, el célebre botánico, afirmaba además haberse librado definitivamente de una gota tenaz sin usar ningún otro medicamento que éste. En cuanto a Fontenelle, que murió centenario, atribuía su longevidad a las fresas que consumía en grandes cantidades.
Hay que añadir que las pequeñas pepitas que adornan el fruto, no siendo digeribles, irritan en cierto modo el intestino, que intensifica sus contracciones a fin de expulsarlas. Contribuyen así a regularizar las funciones de eliminación. Además tienen propiedades diuréticas, que se ven reforzadas cuando se toma la precaución, tras haber comido los frutos, de prepararse una decocción con las hojas
GROSELLA NEGRA: Es rica en vitamina C y vitamina P. Consumida al natural, constituye pues un excelente reconstituyente. Macerada en un peso igual de aguardiente, permite también, tras añadirle azúcar, obtener un licor que se puede mezclar, como hacía nuestro canónigo, con el vino blanco para obtener una bebida muy diurética. Las hojas, tomadas en infusión, proporcionan una tisana excelente contra los reumatismos y la retención de orina.
HIGO: Platón apodó a los higos los «amigos del filósofo», atribuyéndoles la facultad de «reforzar la inteligencia». Un punto de vista que comparten por otro lado nuestros modernos médicos dietéticos que los recomiendan en caso de astenia nerviosa. Frescos o secos, los higos se revelan en cualquier caso como un alimento muy rico (100 calorías por cada 100 gramos, en el primer caso; 250 calorías por cada 100 gramos, en el segundo), y facilitan la eliminación de los desechos, luchando contra el estreñimiento.
LIMÓN: La costumbre de decorar los platos de pescado con rodajas de limón, o echarle un chorro de limón a las ostras y a los mariscos, se remonta a una época en la que el frescor de los productos del mar no podía ser siempre garantizado. Su poder desinfectante —confirmado por análisis que han establecido que mataba irremediablemente, incluso en dosis mínimas, a los bacilos del cólera, de la difteria y de la fiebre tifoidea, y que en un cuarto de hora eliminaba de las ostras el 92% de todas sus bacterias— evitaba pues lamentables accidentes... y sigue evitándolos.
Tiene una fuerte concentración de vitamina C. Es esta misma concentración lo que hace de él un excelente preventivo contra la gripe. En la estación fría, dos vasos grandes de limón exprimido por día son mejores que todas las vacunas. Cuando no se ha tomado esta precaución y se experimentan los primeros síntomas del mal, una cura de jugo de limón acompañado de agua hirviendo y azúcar, corta inmediatamente la evolución de la enfermedad.
MANZANA: La manzana termina con las infecciones intestinales, alivia los reumatismos y la gota, combate el agotamiento físico e intelectual, la anemia y la desmineralización, el colesterol y el infarto.
El mejor medio de aprovechar al máximo sus virtudes consiste en consumirla cruda, por la mañana en ayunas, y con su piel, tras haberla limpiado cuidadosamente, y tomando la precaución de masticarla bien para evitar cualquier problema de digestión.
MELOCOTÓN: Las flores del melocotonero permiten fabricar una tisana que calma a los niños coléricos, y un jarabe sedante.
MORA: los frutos de la zarza silvestre suavizan la garganta y las mucosas, aliviando las ronqueras de todo tipo. Tanto las moras como los jarabes extraídos de ellas son excelentes contra la diarrea o la disentería.
NARANJA: Su riqueza en vitaminas A y C hacen de ella un excelente preventivo de la gripe, que refuerza al mismo tiempo las encías.
Además, todo es utilizable en el naranjo. Las hojas en primer lugar, que proporcionan una tisana excelente contra las palpitaciones y el insomnio. Las flores a continuación, permiten fabricar, por destilación, una esencia que detiene las palpitaciones cardíacas y elimina los malestares de todo tipo. La corteza de las naranjas, finalmente, macerada en aguardiente diluido con vino, proporciona un aperitivo eficaz y sano.
NUEZ: Contiene elementos tónicos y reconstituyentes. Pero, más que los frutos, son las hojas del nogal las que son utilizadas en fitoterapia. En decocción, combaten el estreñimiento y la infección, así como la inflamación de las mucosas, al mismo tiempo que hacen descender la concentración de azúcar en la sangre.
OLIVA: Su aceite, sabroso, es al mismo tiempo un excelente medicamento con tal de que sea «virgen», es decir, que haya sido obtenido por una primera presión en frío de los frutos y sea conservado sin aditivos químicos. Una cucharada diaria de este aceite permite paliar las insuficiencias hepáticas, combatir el estreñimiento, incluso retardar los efectos del alcohol cuando se prevé que se va a tomar en exceso.
PIÑA: Facilita también la digestión, y sus fibras leñosas pueden, llegado el caso, ayudar a la evacuación de un pequeño cuerpo extraño tragado accidentalmente. Es también diurética, y es de gran ayuda en el tratamiento de la arteriosclerosis, de la artritis y de la gota, siempre que se consuma fresca.
UVA: Blanca o negra, contiene un azúcar directamente asimilable por el organismo, lo cual la hace muy útil para los diabéticos, que pueden así comer una fruta que no presenta ningún peligro para ellos.
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Fuente: Los remedios de la abuela. Jean Michel Pedrazzani