Autora: Ana Muñoz

En qué consiste una crisis epiléptica

La crisis o ataque epiléptico consiste en un episodio corto de convulsiones. Muchos tipos de ataques ocasionan desmayos con movimientos espasmódicos o temblor del cuerpo. Sin embargo, algunos ataques consisten en episodios de mirada fija que pueden pasar inadvertidos con facilidad.

Las convulsiones están causadas por un estallido de actividad eléctrica anormal en el cerebro. Por lo general, un ataque dura desde algunos segundos hasta algunos minutos.

El cerebro contiene millones de células nerviosas llamadas neuronas. Normalmente, las neuronas están enviando constantemente minúsculos mensajes eléctricos a través de los nervios al resto del cuerpo. Diferentes partes del cerebro controlan distintas áreas y funciones del cuerpo. Por lo tanto, los síntomas que ocurren durante un ataque dependen del lugar donde se produce esa descarga anormal de actividad eléctrica.

Los síntomas que pueden ocurrir durante un ataque pueden afectar a los músculos, sensaciones, comportamiento, emociones, consciencia, o una combinación de todos ellos.

Qué es la epilepsia

Si una persona tiene epilepsia, significa que ha tenido ataques repetidos. Si tienes un solo ataque, no significa necesariamente que tengas epilepsia. Aproximadamente 1 de cada 20 personas tienen una crisis convulsiva en una cierta etapa de su vida que no vuelve a repetirse.

La frecuencia de los ataques en las personas con epilepsia es variable. En algunos casos pueden pasar años entre un ataque y otro, mientras que otras personas tienen ataques diarios. El resto se sitúan en algún punto de estos dos extremos.

Los ataques epilépticos tienen su causa en el propio cerebro, aunque existen factores externos que pueden afectar al cerebro y provocar convulsiones. Por ejemplo, una fiebre alta puede producir una convulsión febril.

Otras causas de convulsiones son: falta de oxígeno, un nivel bajo de glucosa en sangre, ciertos fármacos, venenos, y una ingesta elevada de alcohol. Los ataques causados por estos factores externos no se clasifican como epilepsia.

Tipos de crisis epilépticas

Existen dos tipos principales: generalizados y parciales. También existen otros tipos menos frecuentes de ataques epilépticos. Si una persona tiene epilepsia, lo habitual es que tenga repeticiones del mismo tipo de ataque. Sin embargo, algunas personas presentan tipos de ataques diferentes.

1. Crisis generalizadas. Suceden si la descarga súbita y desproporcionada de impulsos eléctricos afecta a todo o la mayor parte del cerebro. Los síntomas tienden a ser generales y a implicar a gran parte del cuerpo. Existen varios tipos:

Convulsiones tónico-clónicas (gran mal). Es el tipo más común de ataque generalizado. Cuando se produce este tipo de ataque, todo el cuerpo se queda rígido, el paciente pierde el sentido, y aparecen contracciones musculares incontrolables en todo el cuerpo. Se puede producir incontinencia urinaria y mordeduras de la lengua o mejillas. Después de la convulsión existe debilidad y confusión.

Convulsiones de ausencia (pequeño mal). Se produce una breve pérdida del conocimiento que dura sólo unos segundos, sin convulsiones. Ocurren principalmente en niños.

Convulsiones mioclónicas. Consisten en movimientos rápidos o contracciones bruscas de un grupo de músculos. Estas convulsiones tienden a ocurrir en grupos, lo que significa que suceden varias veces al día durante varios días seguidos.

Convulsiones tónicas. Se produce una breve pérdida del conocimiento, y el paciente cae rígido al suelo.

Convulsiones atónicas. Existe una súbita pérdida del tono muscular y la persona puede caerse o, o bien su cabeza cae sobre sus hombros. Durante la convulsión, la persona está floja y no responde.

2. Crisis parciales. En este tipo de ataques, la descarga de actividad eléctrica se produce en una parte del cerebro. Por lo tanto, estas personas tienen síntomas localizados o focales. Dado que diferentes partes del cerebro controlan diversas funciones, los síntomas dependen de qué parte del cerebro se vea afectada. Existen dos tipos:

Convulsiones parciales simples. Pueden sentirse tirones musculares o sensaciones extrañas en una brazo o pierna. La persona afectada puede notar un gusto extraño, o sensación de hormigueo en una parte de su cuerpo. No pierde el conocimiento.

Convulsiones parciales complejas. Por lo general se originan en el lóbulo temporal, la zona del cerebro que controla las emociones y la memoria, por lo que a veces se llama "epilepsia del lóbulo temporal". Suele durar uno o dos minutos. Dependiendo de la parte del cerebro afectado, el paciente puede comportarse de un modo extraño durante algunos segundos o minutos. Por ejemplo, puede juguetear con un objeto, mascullar, deambular sin un propósito, reír, llorar o gritar. Puede experimentar emociones o sensaciones extrañas, miedos, visiones. Suele haber pérdida del conocimiento durante estos episodios y el paciente puede no recordar lo ocurrido.

Causas de la epilepsia

1. Causa desconocida (epilepsia idiopática). En muchos casos, no puede encontrarse ninguna causa para los ataques epilépticos. Las descargas anormales de la actividad eléctrica del cerebro suelen suceder de imprevisto y no está claro por qué aparecen o por qué continúan sucediendo. Los factores genéticos pueden estar implicados en algunos casos. Las personas con epilepsia idiopática no suelen tener ninguna otra afección neurológica y la medicación para controlar los ataques suele funcionar bien.

2. La epilepsia sintomática. En algunos casos, una enfermedad cerebral subyacente o alguna lesión cerebral provoca la epilepsia. Algunas enfermedades están presentes desde el nacimiento, mientras que otras se desarrollan más adelante. Entre las causas de la epilepsia sintomática se encuentran las siguientes: una cicatriz en alguna parte del cerebro, una lesión en la cabeza, un infarto cerebral, parálisis cerebral, algunos síndromes genéticos, tumores cerebrales, infecciones pasadas del cerebro, como meningitis, encefalitis, etc. Estas afecciones puede "irritar" las neuronas circundantes y desencadenar el ataque.

Algunas afecciones subyacentes pueden no provocar ningún otro problema aparte de las convulsiones. Actualmente, con las exploraciones y pruebas más avanzadas existentes, puede encontrarse una causa en algunos casos que eran considerados previamente idiopáticos. Por ejemplo, una pequeña zona de tejido cicatricial en el cerebro, o una pequeña anomalía de algunos vasos sanguíneos cerebrales pueden detectarse en la actualidad con la tecnología moderna, que es más sofisticada que en el pasado.

3. Convulsiones psicógenas. Se trata de convulsiones que son similares a un ataque epiléptico pero cuyo origen es psicológico. Se da en un 20-30 % de los casos.

¿Qué desencadena una convulsión?

A menudo no existe una razón evidente por la que ocurre un ataque en un momento determinado. Sin embargo, algunas personas con epilepsia afirman que ciertos desencadenantes aumentan la probabilidad de que se produzca un ataque. Entre ellos se encuentran los siguientes:

  • Estrés o ansiedad.
  • Algunos fármacos, como antidepresivos o medicación antipsicótica.
  • Falta de sueño o cansancio.
  • Comidas irregulares que pueden tener como consecuencia la disminución del nivel de glucosa (azúcar) en sangre.
  • Luces parpadeantes, como las de videojuegos o discotecas.
  • Periodos menstruales.
  • Enfermedades que cursan con fiebre, como gripe u otras infecciones.

Diagnóstico

Es a veces difícil para un médico confirmar que has tenido convulsiones. Por eso es muy importante describir con precisión lo que sucedió. Es preferible que lo describa tanto la persona afectada como un testigo presencial. La descripción puede ser la típica, aunque a veces es difícil que el médico confirme el diagnóstico de forma definitiva. Las exploraciones del cerebro, electroencefalogramas, y análisis de sangre pueden servir de ayuda.

La exploración cerebral mediante escáner de la cabeza (TAC) o resonancia magnética nuclear puede mostrar la estructura de diferentes áreas del cerebro. No siempre es necesaria.

EEG (Electroencefalograma). Esta prueba registra la actividad eléctrica del cerebro mediante electrodos situados en el cuero cabelludo. La máquina de EEG amplifica los mensajes eléctricos emitidos por el cerebro y registra su patrón en papel u ordenador. Algunos tipos de convulsiones producen patrones típicos de EEG. Sin embargo, un EEG normal no descarta la epilepsia, y no todas las anormalidades de EEG se relacionan con la epilepsia.

Los análisis de sangre y otras pruebas pueden utilizarse para comprobar el estado de salud general y para buscar otras causas posibles del ataque.

No obstante, es posible tener epilepsia a pesar de obtener resultados normales en las pruebas. Por otra parte, el hecho de encontrar una anormalidad en una exploración del cerebro, no prueba que sea la causa de las convulsiones. Sin embargo, las pruebas pueden ayudar a decidir a si lo sucedido fue una convulsión o algo diferente provocado por otros motivos. No es habitual que se establezca un diagnóstico de epilepsia tras una crisis convulsiva, pues la definición de epilepsia implica ataques recurrentes.

Tratamiento

Medicación. La epilepsia no puede curarse con medicación aunque los fármacos pueden prevenir las crisis. Funcionan estabilizando la actividad eléctrica del cerebro y es necesario tomar la medicación cada día. Las convulsiones se controlan bien en aproximadamente 4 de cada 5 casos. El tipo de fármaco que se utiliza depende de factores como: tipo de epilepsia, edad, otros medicamentos que estés tomando, efectos secundarios, embarazo, etc.

Suele comenzarse con una dosis baja que se va aumentando hasta que sea capaz de controlar eficazmente los ataques. Puede ser difícil determinar el momento en que es necesario usar medicación. Suele empezar a utilizarse tras un segundo ataque que ocurre dentro de los doce meses posteriores al primer ataque, dado que si sucede un segundo ataque unos meses después del primero es probable que se produzcan más. No obstante la decisión de utilizar medicación has de estudiarla cuidadosamente con tu médico, analizando todas las ventajas y desventajas.

Algunos aspectos a tener en cuenta acerca de la medicación son los siguientes:

Pregunta a tu médico cuánto tiempo debe durar el tratamiento. Esto variará según caso. Si no has tenido ataques durante varios años, tal vez desees dejar la medicación. Pero esto depende del tipo particular de epilepsia que tenga cada persona. Algunos tipos de epilepsia dependen de la edad, pero otros necesitarán medicación de por vida.

Efectos secundarios. Aunque la lista de los posibles efectos secundarios es bastante larga, en la práctica, la mayoría de las personas tiene pocos o ningún efecto secundario, o son de poca importancia. Pregunta a tu médico por los efectos secundarios más importantes. Si la medicación te produce un efecto secundario molesto puede ser debido a la dosis, o puede disminuir con el tiempo. O bien, tu médico puede cambiar a otro medicamento diferente.

Los medicamentos que se utilizan para otras afecciones pueden interferir con la medicación para la epilepsia. Por tanto, si te prescriben otro fármaco, informa a tu médico de que te estás medicando para la epilepsia. Incluso fármacos para la indigestión pueden interactuar con la medicación para la epilepsia, aumentando la probabilidad de tener un ataque.

Algunos fármacos para la epilepsia interfieren con la píldora anticonceptiva.

Informa a tu médico si estás pensando quedarte embarazada.