Autora: Ana Muñoz


El aparato respiratorio se encarga de administrar oxígeno a los tejidos del organismo y eliminar el anhídrido carbónico. Comienza en la boca y nariz. Por ellas penetra el aire del exterior y llega a la faringe o garganta. Después atraviesa la laringe (encargada de producir la voz).

La entrada de la laringe está cubierta por un pequeño fragmento de tejido muscular (epiglotis) que se cierra en el momento de la deglución, impidiendo así que el alimento se introduzca en las vías respiratorias. Después, el aire penetra en la tráquea, la cual acaba bifurcándose en dos ramas llamadas bronquios, que conducen el aire a los pulmones.

Los bronquios se dividen sucesivamente en gran número de vías aéreas cada vez de menor tamaño que reciben el nombre de bronquiolos. Las ramas terminales son las más finas, teniendo tan sólo 5 mm de diámetro.

En el extremo de cada bronquiolo existen docenas de cavidades llenas de aire, con forma de diminutas burbujas que reciben el nombre de alvéolos, semejantes a racimos de uvas. Cada uno de los pulmones contiene millones de alvéolos y cada alvéolo está rodeado por una densa malla de pequeños vasos sanguíneos (capilares). Las paredes alveolares son extremadamente finas, lo cual permite el intercambio entre el oxígeno, que pasa de los alvéolos a la sangre de los capilares, y una sustancia de desecho, el anhídrido carbónico, que pasa de la sangre de los capilares al interior de los alvéolos.

Los pulmones tienen una forma semejante a dos grandes esponjas que ocupan la mayor parte de la cavidad torácica. El pulmón izquierdo es ligeramente menor que el derecho porque comparte el espacio con el corazón, en el lado izquierdo del tórax. Cada pulmón está dividido en secciones llamadas lóbulos. El pulmón derecho está compuesto por tres lóbulos y el izquierdo por dos.

Los pulmones están envueltos por una doble capa de membrana serosa llamada pleura, que facilita el movimiento de los pulmones en cada inspiración y espiración. Normalmente, el espacio entre las dos capas lubricadas de la pleura es mínimo y durante los movimientos respiratorios se desplazan fácilmente la una sobre la otra.

Los pulmones, así como el reto de los órganos del tórax, se encuentran situados en una caja ósea protectora formada por el esternón, las costillas y la columna vertebral. Los 12 pares de costillas se curvan alrededor del tórax. Por la parte trasera dorsal del cuerpo, las costillas están unidas a la columna vertebral y por la parte delantera están unidas al esternón hasta el séptimo par. El octavo, noveno y décimo par de costillas se unen al cartílago del par inmediatamente superior; los dos últimos pares son más cortos y no se unen a la parte anterior, por lo que reciben el nombre de costillas flotantes.

Entre las costillas se encuentran los músculos intercostales, que colaboran con el movimiento de la caja torácica, participando de ese modo en la respiración. El diafragma es el músculo más importante de la respiración. Está adherido a la base del esternón, a la parte inferior de la caja torácica y a la columna vertebral. Cuando se contrae, aumenta el tamaño de la cavidad torácica y, por lo tanto, los pulmones se expanden.

El diafragma se mueve hacia abajo cuando se contrae, dilatando la cavidad torácica y reduciendo así la presión en el pecho. El aire fluye rápidamente hacia el interior de los pulmones para igualar la presión atmosférica. Entonces el diafragma se relaja y sube, y la cavidad torácica se contrae, elevando la presión del aire. El aire es expelido fuera de los pulmones por la elasticidad natural de los mismos. Los músculos intercostales participan en este proceso, especialmente cuando la respiración es profunda o rápida.

Funciones del aparato respiratorio

La función principal del aparato respiratorio consiste en llevar el oxígeno al interior de los pulmones, transferirlo a la sangre y expulsar las sustancias de desecho, en forma de anhídrido carbónico.

El oxígeno inspirado penetra en los pulmones y alcanza los alvéolos. Desde allí atraviesa las paredes de los alvéolos y pasa a la sangre de los capilares que circundan los alvéolos. El anhídrido carbónico pasa desde la sangre al interior de los alvéolos, siendo expulsado por las fosas nasales y la boca.

La sangre oxigenada que ha penetrado en los capilares circula desde los pulmones a través de las venas pulmonares, llega al lado izquierdo del corazón y es bombeada hacia el resto del cuerpo. La sangre desprovista de oxígeno y cargada de anhídrido carbónico vuelve al lado derecho del corazón a través de dos grandes venas: la vena cava superior y la vena cava inferior. Es impulsada a través de la arteria pulmonar hacia los pulmones, donde recoge el oxígeno y libera el anhídrido carbónico.

Control de la respiración

El centro respiratorio se encuentra situado en la parte inferior del cerebro y controla de manera automática la respiración. El cerebro y unos pequeños órganos sensoriales situados en las arterias aorta y carótida, son capaces de percibir una concentración de oxígeno inferior a la normal o un incremento anormal del anhídrido carbónico. Cuando esto sucede, el cerebro provoca un aumento de la frecuencia respiratoria. Por el contrario, cuando los valores de anhídrido carbónico bajan excesivamente, la frecuencia respiratoria disminuye.

La frecuencia respiratoria del adulto en reposo es de unas 15 inspiraciones y espiraciones por minuto. Dado que los pulmones no poseen músculos propios, el esfuerzo respiratorio lo realizan principalmente el diafragma y, en menor escala, los músculos intercostales. Durante la respiración forzada y voluntaria participan otros músculos del cuello, de la pared del tórax y del abdomen.

Síntomas de enfermedad respiratoria

Entre los síntomas más corrientes de los trastornos respiratorios destacan la tos, el ahogo o falta de aire (disnea), la respiración sibilante, el dolor torácico, el estridor (sonido semejante a un graznido al respirar), la cianosis (coloración azulada de la piel), la hemoptisis (esputo con sangre), los dedos en palillo de tambor y la insuficiencia respiratoria. Algunos de estos síntomas no siempre indican un problema del aparato respiratorio. El dolor de pecho, por ejemplo, puede ser también consecuencia de un problema cardíaco o gastrointestinal.

1. Tos

La tos es un movimiento de aire, súbito, ruidoso y violento. Es una forma de protección de los pulmones y de las vías aéreas ya que ayuda a los pulmones a desprenderse de las partículas aspiradas. La tos a veces se acompaña de esputo (una mezcla de mucosidad, desechos y células expulsada por los pulmones).

Los tipos de tos varían considerablemente y sus diversas características contribuyen a que el médico pueda determinar su causa.

Una persona puede producir esputo con o sin tos, o tener tos seca sin esputo. El aspecto del esputo contribuye al diagnóstico médico. Si tiene un aspecto amarillo, verde o pardo puede indicar una infección por bacterias. Si es transparente, blanco o acuoso, se trata de un virus, de una alergia o de una sustancia irritante.

Por lo general, la tos con mucho esputo no debería suprimirse, ya que desempeña un papel importante en la expectoración y limpieza de las vías respiratorias. Es más importante tratar la causa subyacente, que puede ser una infección, la presencia de líquido en los pulmones o una alergia.

La inhalación de vapor, utilizando por ejemplo un vaporizador, puede suprimir la tos reduciendo la irritación de la faringe y de las vías respiratorias. La humedad del vapor también ablanda las secreciones, facilitando la expectoración. Se puede lograr el mismo resultado con un humidificador de vahos fríos.

2. Cianosis

La cianosis consiste en una coloración azulada de la piel causada por una oxigenación insuficiente de la sangre.

Se produce cuando la sangre desprovista de oxígeno, que es más azulada que roja, circula por los vasos de la piel. Por lo general, la cianosis que se produce solamente en los dedos de las manos y de los pies, se produce porque la sangre fluye muy lentamente a través de los miembros. Puede aparecer por exposición al frío o cuando los latidos del corazón se debilitan. La cianosis que afecta a todo el cuerpo puede ser consecuencia de varios tipos de enfermedades pulmonares graves y de ciertas malformaciones cardíacas y vasculares, que desvían la sangre desde el lado venoso hacia el lado arterial de la circulación general. La administración de oxígeno suele ser el tratamiento de primera instancia.

3. Disnea

La disnea es una sensación de dificultad para respirar y de ahogo. Se acompaña de respiración acelerada. Puede producirse también una sensación de necesitar un mayor esfuerzo muscular para expandir la cavidad torácica durante la inspiración así como para vaciar el aire de los pulmones, la sensación de que el aire tarda más tiempo en salir de los pulmones durante la espiración, la necesidad imperiosa de volver a inspirar antes de finalizar la espiración, y diversas sensaciones a menudo descritas como opresión en el pecho.

Tipos de disnea

- Disnea de esfuerzo. El tipo más frecuente es el que aparece al realizar un esfuerzo físico. Durante el ejercicio, el cuerpo produce más anhídrido carbónico y consume mayor cantidad de oxígeno. El centro respiratorio del cerebro aumenta la frecuencia respiratoria cuando las concentraciones de oxígeno en sangre son bajas, o cuando las del anhídrido carbónico son altas. Por otra parte, si la función pulmonar y cardiaca son anormales, incluso un pequeño esfuerzo puede aumentar de forma alarmante la frecuencia respiratoria y la disnea. En su forma más grave, la disnea puede incluso manifestarse durante el reposo.

- Disnea de causa pulmonar. Puede ser restrictiva u obstructiva. La disnea de origen restrictivo se produce porque el tórax no puede expandirse lo suficiente debido a una lesión o pérdida de la elasticidad pulmonar, a una deformidad de la pared torácica o bien a un engrosamiento de la pleura. Esto hace que el volumen de aire que entra a los pulmones sea inferior al normal. Las personas que tienen una disnea de origen restrictivo, suelen sentirse bien durante el reposo, pero sienten ahogo cuando realizan alguna actividad, porque sus pulmones no se expanden lo suficiente para conseguir el volumen de aire necesario.

La disnea de origen obstructivo se produce debido a un estrechamiento de las vías respiratorias que impide que el aire fluya correctamente. Por lo general, el aire puede inspirarse, pero no se espira de forma normal, de modo que resulta difícil respirar.

- Disnea por edema pulmonar. Dado que el corazón impulsa la sangre a través de los pulmones, es fundamental que la función cardiaca sea normal para que los pulmones funciones correctamente. Si la función cardiaca no es normal puede acumularse líquido en los pulmones, originando el llamado edema pulmonar. Este proceso causa dificultad para respirar, acompañada con frecuencia de una sensación de asfixia o pesadez en el pecho. La acumulación de líquido en los pulmones puede también ocasionar un estrechamiento de las vías respiratorias y sibilancia al espirar, una afección denominada asma cardiaca.

- Ortopnea. Consiste en una sensación de ahogo que aparece cuando la persona está acostada y le obliga a sentarse. Se produce en personas con una alteración del ritmo cardíaco.

- Disnea paroxística nocturna. Consiste en un ataque de ahogo repentino, y con frecuencia aterrador, que se produce durante el sueño. La persona se despierta jadeante y debe sentarse o ponerse de pie para poder respirar. Este trastorno es una forma de ortopnea y también una señal de insuficiencia cardíaca.

- Respiración periódica o de Cheyne-Stokes. Se caracteriza por los períodos alternantes de respiración rápida (hiperpnea) y lenta (hipopnea) o sin respiración (apnea). Sus posibles causas incluyen la insuficiencia cardiaca y un trastorno del centro cerebral que controla la respiración.

- Disnea circulatoria. Se produce cuando la sangre no lleva suficiente oxígeno a los tejidos, por ejemplo, a causa de una hemorragia abundante o de una anemia. Es una situación grave que se presenta de repente. La persona respira rápida y profundamente, tratando de conseguir suficiente oxígeno.

El aumento de acidez de la sangre, como sucede en la acidosis diabética, puede producir un modelo de respiración lenta y profunda (respiración de Kussmaul), pero sin ahogo. Quien sufre de insuficiencia renal grave, puede quedarse sin aliento y comenzar a jadear rápidamente debido a una combinación de acidosis, insuficiencia cardíaca y anemia.

- Hiperventilación. Una respiración intensa y rápida (hiperventilación) puede ser consecuencia de una lesión cerebral repentina, causada por una hemorragia cerebral, un traumatismo u otra afección. Muchas personas tienen episodios durante los cuales experimentan una falta de aire y en consecuencia respiran de manera pesada y rápida. Dichos episodios reciben el nombre de síndrome de hiperventilación y suelen ser debidos a ansiedad más que a un trastorno físico. Muchas personas que experimentan este síndrome se alarman, creyendo que sufren un infarto cardíaco.

Los síntomas son el resultado de la hiperventilación, causada por alteraciones en la concentración de gases en sangre (sobre todo por un valor de anhídrido carbónico inferior al normal). El individuo puede experimentar una alteración de la consciencia, que suelen describir como una sensación de que las cosas a su alrededor ocurren muy lejos. También experimenta una sensación de hormigueo en las manos, en los pies y alrededor de la boca.

4. Sibilancias

La respiración sibilante es un sonido parecido a un silbido, que se produce durante la respiración, como consecuencia de la obstrucción parcial de las vías respiratorias.

Las sibilancias pueden estar causadas por un estrechamiento general de las vías respiratorias (como asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica), un estrechamiento local (como un tumor), o la presencia de una partícula extraña alojada en las vías aéreas. El asma es la causa más frecuente de sibilancias recurrentes. Muchas personas tienen sibilancias en algún momento de la vida, aunque nunca hayan padecido de asma.

5. Dolor torácico

El dolor torácico puede provenir de los pulmones, de la pleura, de la pared torácica o de otras estructuras que no forman parte del aparato respiratorio, especialmente el corazón.

Causas del dolor torácico

- Irritación de la pleura. Se produce un dolor agudo que empeora al toser y al efectuar una inspiración profunda. El dolor se alivia con la inmovilización de la pared del tórax, por ejemplo, sujetando el costado que duele y evitando las inspiraciones profundas o la tos.

- Derrame pleural. El derrame pleural es una acumulación de líquido en el espacio comprendido entre las dos membranas de la pleura; puede producir dolor al principio, aunque éste suele desaparecer cuando dichas membranas se separan por la acumulación de líquido.

- Absceso o tumor pulmonar. Pueden causar un dolor de características mal definidas, que se localiza en el interior del pecho.

- Lesiones de la pared del tórax, como fracturas de las costillas y el desgarro o la lesión de los músculos intercostales. El dolor empeora con la inspiración profunda o la tos y a menudo se limita a una zona de la pared torácica, que también duele cuando se presiona.

- Un tumor que crece dentro de la pared torácica puede provocar un dolor local o, si afecta a los nervios intercostales, puede producir un dolor referido (a lo largo de toda la zona inervada por dicho nervio).

- Herpes zoster. En ocasiones el herpes zoster se manifiesta por un dolor torácico con cada inspiración, antes de la aparición de la típica erupción cutánea.

6. Estridor

El estridor es un sonido semejante a un graznido que se produce principalmente al inspirar. El sonido está provocado por un flujo de aire turbulento a través de una vía aérea superior que se ha estrechado. Es decir, se debe a una obstrucción parcial de la garganta (faringe), de la laringe o de la tráquea. En los niños, la causa puede ser una infección de la epiglotis o la aspiración de un cuerpo extraño

En adultos, puede tratarse de un tumor, un absceso, una tumefacción (edema) de la vía aérea superior o un mal funcionamiento de las cuerdas vocales.

El estridor puede ser síntoma de una afección potencialmente mortal. En tales casos, se introduce un tubo a través de la boca o de la nariz (intubación traqueal) o directamente en la tráquea (traqueotomía) para permitir que el aire evite la obstrucción.

7. Hemoptisis

La hemoptisis es una expectoración de sangre proveniente del tracto respiratorio.

El esputo teñido de sangre es corriente y no siempre es grave. Alrededor del 50 por ciento de los casos se debe a infecciones como la bronquitis aguda o crónica. Sin embargo, cuando la expectoración de sangre es abundante requiere atención médica.

El 20 por ciento de las hemoptisis son causadas por tumores, sobre todo cáncer de pulmón. Un fumador mayor de 40 años con hemoptisis presenta un mayor riesgo de padecer cáncer de pulmón.

El infarto pulmonar (muerte de una parte del tejido pulmonar debido a la obstrucción de la arteria que lo alimenta) también puede ser causa de hemoptisis.

El incremento en la presión de la sangre en las venas pulmonares, como puede suceder en la insuficiencia cardíaca, es también una causa de hemoptisis.

En un número de pacientes que oscila entre el 30 y el 40 por ciento de los casos, no se puede determinar la causa de la hemoptisis, aun utilizando numerosas exploraciones; sin embargo, sí es posible establecer la causa de una hemoptisis intensa.

Una hemoptisis leve puede no requerir tratamiento, o tan sólo el uso de antibióticos para tratar una infección. La hemorragia puede producir coágulos que obstruyen las vías respiratorias; en estos casos, la tos es un mecanismo eficaz para despejar las vías aéreas y no debería suprimirse con medicamentos antitusígenos. La inhalación de vapor o los vahos fríos producidos con un vaporizador o un humidificador pueden ayudar a expulsar un coágulo.

La embolia pulmonar puede aparecer cuando un coágulo de sangre circula por el flujo sanguíneo y se aloja en una arteria pulmonar, obstruyéndola.

Por lo general, la hemorragia de los vasos sanguíneos más pequeños se detiene espontáneamente, mientras que la hemorragia de un vaso principal suele requerir tratamiento médico.

8. Insuficiencia respiratoria

La insuficiencia respiratoria se debe a un intercambio inadecuado de oxígeno y anhídrido carbónico entre los pulmones y la sangre o a una alteración de la ventilación (movimiento del aire hacia dentro y fuera de los pulmones).

El resultado es una disminución de los valores de oxígeno en sangre o un aumento los de anhídrido carbónico.

Causas de la insuficiencia respiratoria

- Obstrucción de las vías aéreas.

- Sobredosis de narcóticos o de alcohol: puede causar un sopor tan profundo que la persona deja de respirar.

- Lesiones del tejido pulmonar, daño de los huesos y de los tejidos que revisten los pulmones y la debilidad de los músculos que se encargan de la entrada de aire a los pulmones.

- Embolia pulmonar: se altera la circulación sanguínea a través de los pulmones.

- Ciertas alteraciones congénitas de la circulación que envían la sangre directamente al resto del cuerpo sin pasar primero por los pulmones

9. Dedos en palillo de tambor

Los dedos en palillo de tambor corresponden a un engrosamiento de la carne que se encuentra por debajo de la uña de los dedos de manos y pies. La uña se curva hacia abajo en lugar de permanecer plana.

A menudo esta deformación de los dedos es consecuencia de una enfermedad pulmonar, aunque otras enfermedades también pueden producirla, como afecciones del hígado y del tracto gastrointestinal.

En algunas familias son hereditarios y no se relacionan con ninguna enfermedad.