Autora: Ana Muñoz


Orinarse en la cama suele resultar incómodo y humillante, sobre todo para los niños más mayores. Además, debido al miedo a orinarse en la cama, estos niños suelen evitar ir a dormir a casas de sus amigos, campamentos, etc., de modo que les puede resultar más complicado llevar una vida social normal.

Tres de cada cuatro niños permanecen secos toda la noche hacia los tres años y medio de edad. A los 5 años, uno de cada cinco aún moja la cama y a la edad de 6, las cifras caen a uno de cada diez. Se considera que existe enuresis cuando los niños se orinan en la cama a una edad de 5 años o más, que es la edad a la que se considera que deberían haber adquirido la madurez suficiente para evitar orinarse encima.

Los niños varones tienen más probabilidades de tener enuresis que las niñas. Sin tratamiento, la enuresis puede durar hasta la pubertad o adolescencia, mientras que el tratamiento adecuado puede solucionar el problema con éxito.

Causas

Las causas pueden ser diversas. Entre ellas, pueden encontrarse las siguientes:

1. Desarrollo más lento de los nervios que controlan la vejiga y una vejiga con una menor capacidad, incapaz de albergar la orina producida durante la noche, puede dar lugar a enuresis.

2. La enuresis puede ser también un síntoma de una enfermedad grave, como la diabetes o una infección de la zona urinaria.

3. Problemas para despertarse debido a un sueño muy profundo.

4. Causas psicológicas: nacimiento de un nuevo hermano, divorcio o separación de los padres, una muerte en la familia, abuso físico o sexual. Cuando la causa es psicológica, la enuresis suele ser secundaria, es decir, aparece después de que el niño ya había logrado permanecer seco. En la enuresis primaria, en cambio, el niño nunca ha permanecido seco; es más probable que se deba a causas médicas o una maduración más lenta o capacidad reducida de la vejiga. La enuresis primaria es más frecuente, dándose en el 90 % de los casos.

Cuándo es necesario ver a un médico

¿Bebe el niño una cantidad excesiva de líquido, orina más de lo normal durante el día y la noche y/o muestra otros síntomas como fatiga, aumento del apetito y del peso y picor alrededor de los órganos genitales? En caso afirmativo, llévalo al médico.

¿Tiene fiebre, dolor abdominal o sensación de quemazón al orinar? En caso afirmativo, llévalo al médico.

¿Tiene el niño más de 6 años y nunca ha dejado de orinarse en la cama o bien ha dejado de orinarse durante mucho tiempo y ahora está mojando la cama otra vez? En caso afirmativo, llévalo al médico.

Qué puedes hacer para ayudarle

Ten paciencia y piensa que los niños no tienen ningún control sobre este trastorno y no se orinan en la cama a propósito. De hecho, ellos pueden tener muchas más ganas de superarlo que los propios padres. Hacerlos sentir culpables o enfadarse con ellos sólo conseguirá retrasar la solución del problema. Por tanto, muéstrale tu comprensión y apoyo.

Haz que sea el propio niño el que cambie las sábanas y sus ropas durante la noche, si puede hacerlo. O bien, deja en su habitación una toalla o manta para que pueda ponerla sobre las sábanas mojadas y volverse a dormir. Deja también ropa seca a mano para que pueda cambiarse.

Haz que suene el despertador a la hora en la que suele orinarse, para que se despierte y vaya al baño. Esto no es aconsejable con todos los niños, pues para algunos puede resultar muy molesto, mientras que otros lo consideran beneficioso. Pídele su opinión antes de empezar a despertarlo por las noches.

Asegúrate de que orina justo antes de irse a la cama

Un psicólogo puede enseñarle a tu hijo diversas técnicas, como ejercicios de interrupción del flujo de orina para fortalecer los músculos, o ejercicios de retención de orina para aumentar la capacidad de la vejiga, o bien puede conseguirte un dispositivo llamado pipi-stop, que consiste en un pequeño sensor que se adhiere al slip y dispara una alarma en cuanto la primera gota de orina aparece. De este modo, por asociación, el niño aprende a despertarse cada vez que su vejiga esté llena, de manera que llega un momento en que ya no es necesario el dispositivo para despertarlo. Estos aparatos pueden impedir que se moje la cama en el 85-90 % de las ocasiones. En casos de enuresis secundaria, por motivos psicológicos, será necesario tratar el problema emocional subyacente. 

Los efectos de la enuresis en el niño

A menudo estos niños se sienten avergonzados por su problema, pueden tener un abaja autoestima y un menor rendimiento escolar. El tratamiento exitoso de la enuresis está asociado a un aumento de la confianza en sí mimo y un mejor rendimiento en el colegio.