Autora: Ana Muñoz
En función de las investigaciones realizadas con niños en la infancia y etapa de los primeros pasos (desde el nacimiento hasta los tres años), existen algunas recomendaciones que pueden servir de ayuda a los padres con hijos en estas edades:
1. Responder siempre a las necesidades de un bebé
Cuando los padres responden a las necesidades del bebé, ya sea de cariño, alimento o comodidad, se establece un sentido de confianza, mediante el cual el niño aprende que el mundo es un lugar amigable.
Cuando los padres atienden al llanto o a las solicitudes de ayuda de su bebé, éste aprende que tiene control sobre su vida, lo cual es muy importante para el desarrollo emocional e intelectual.
A veces, los adultos se preguntan si estarán malcriando a sus hijos por responder enseguida a sus necesidades, pero lo cierto es que los niños que presentan los mayores problemas son aquellos a quienes no se atendió. "Cría a un bebé mientras sea un bebé y no tendrás que criarlo el resto de tu vida".
2. Hablar y leer a los bebés
Cuando les hablan especialmente a ellos, los bebés aprenden a expresarse. Hay que hablarles en voz alta y despacio, con frases cortas y sencillas, utilizando infinitivos en lugar de gerundios (como estar en vez de estando), haciéndoles preguntas, repitiendo palabras y frases y hablando sobre cosas que forman parte de la vida de los niños.
3. Dar a los bebés cosas interesantes
Cuando se cuelga un móvil sobre una cuna, con objetos y juguetes de colores brillantes y formas bien definidas, los niños aprenden acerca de las formas, tamaños y texturas, sobre todo si pueden tocar los objetos del móvil.
El juego les ayuda a desarrollar sus habilidades motrices y sus sentidos, y el manejo de objetos les ayuda a distinguirse a sí mismos y a las cosas que los rodean.
4. Darles la posibilidad de hacer cambios
Si cuelgas un móvil sobre la cuna, procura que le bebé pueda moverlo. Dale juguetes a los que pueda mover, cambiar de forma o producir algún ruido. De este modo aprenden que tienen control sobre su mundo y pueden producir cambios en él.
5. Darles libertad para explorar
En vez de confinar al niño a un corralito es preferible crear un ambiente seguro, retirando cosas que se puedan romper o tirar, quitando los objetos punzantes que puedan hacerle daño, colocando los libros muy apretados para que no pueda sacarlos de las estanterías, etc. De este modo, el bebé podrá moverse libremente, gatear y ejercitar sus músculos. También aprenderá acerca de su entorno y de su capacidad para controlarlo y contará con libertad para salir de sí mismo y desarrollar un sentido de independencia.