Autora: Ana Muñoz
Se han realizado numerosas investigaciones para tratar de determinar el efecto en los niños de diversas circunstancias familiares, como divorcio, familias monoparentales, madres trabajadoras, etc. Se ha visto que los factores más importantes que afectan a la vida de los niños son el bienestar económico (o falta de este) y la atmósfera familiar (si es cálida y afectuosa o es propensa a los conflictos).
Los niños en edad escolar pasan más tiempo con sus compañeros que con sus padres. No obstante, las relaciones con sus padres siguen siendo las más importantes en sus vidas. Al considerar los vínculos afectivos con sus padres como los más importantes, los niños buscan en ellos afecto, guía, permanencia, dependencia y afirmación de su valor como personas o competencia. Suelen preferir la compañía de la madre a la del padre y sentirse más satisfechos con la relación con ella. Después de los padres, las personas más importantes en la vida de los niños suelen ser los abuelos.
Los niños de esta edad tienen menos posibilidades de desviarse ante la autoridad y de aceptar los deseos de sus padres cuando comprenden que son justos y contribuyen al bienestar de toda la familia y cuando comprenden que los padres saben más debido a su experiencia.
Para disciplinar a sus hijos, los padres más eficaces utilizan el razonamiento y apelan a:
- La empatía: "Si golpeas a tu hermano le harás daño y harás que se sienta mal".
- El sentido del humor: "Si tampoco te bañas hoy tendremos que ponernos una pinza en la nariz cada vez que te acerques".
- Los valores morales: "Una niña sana y fuere como tú, ¿no debería dejarle el asiento a una anciana en el autobús?"
- La autoestima: "yo creía que tú eras una persona organizada y responsable con sus cosas. ¿Ya no lo eres?"
- El aprecio: "No sabes la suerte que tienes de tener una madre como yo, y no alguien a quien no le importe si vas descalzo a clase o con la ropa sucia."
- La responsabilidad. Estos padres les hacen saber que son responsables de sus actos y que tienen que asumir las consecuencias de su comportamiento. "Has perdido el autobús por quedarte levantado hasta tan tarde. Ahora tendrás que ir andando al colegio".
Las relaciones entre los padres y la manera como resuelven sus diferencias afecta al comportamiento de los hijos. En un estudio, niños de cinco años cuyos padres estaban distanciados y malhumorados, fueron calificados a los ocho años por sus maestros como niños que se culpaban, estaban afligidos y se sentían avergonzados. Niños de cinco años con padres que se demostraban uno a otro desprecio, insultos o burlas, a los ocho años eran calificados como desobedientes, con mayor probabilidad de romper las normas e incapaces de esperar su turno.
El trabajo de la madre
Las investigaciones han demostrado que el empleo de la madre tiene más beneficios que desventajas para los niños. Con frecuencia, las mujeres que tienen un empleo remunerado se sienten más competentes, más seguras económicamente y más responsables de su propia vida. Su bienestar general, su autoestima y su sensación de eficacia personal tienden a ser más altos que en las amas de casa, cuyo trabajo suele estar infravalorado por la sociedad. Todo esto afecta a sus hijos de forma positiva, pues cuanto más satisfecha esté una mujer con su vida, mejor será su papel como madre.
En las familias donde ambos padres trabajan, la división de las tareas domésticas es menos tradicional. Aunque por lo general, estas madres tienden a tener más trabajo en casa y con sus hijos, su esposo suele estar más involucrado en casa y en el cuidado de los hijos que los hombres de familias donde la mujer permanece en casa. El padre tiende a vincularse más con los hijos cuando la madre trabaja a tiempo completo y ambos padres pasan más tiempo con sus hijos los fines de semana. El padre demuestra a sus hijos su lado más "maternal", expresándoles amor, ayudándoles con sus problemas y preocupaciones y dándoles cuidado y atención. Sus hijos ven un lado de su personalidad que no se manifiesta a menudo en los hombres, lo cual resulta enriquecedor para ellos.
Las hijas de madres trabajadoras y los hijos de padres vinculados con el hogar tienen menos estereotipos de género que los niños y niñas de familias tradicionales. Este efecto depende más de la actitud de la madre hacia la participación del padre en las responsabilidades domésticas que de lo que el padre realmente haga. Los hijos de madres trabajadoras tienden a vivir en hogares más estructurados, con reglas más precisas, con responsabilidades domésticas y se sienten más motivados para ser independientes.
El trabajo del padre
Al contrario de lo que sucede con las mujeres, cuando el trabajo del padre no satisface plenamente sus necesidades psicológicas, puede volcarse más hacia la vida familiar, involucrándose más con sus hijos, lo cual es beneficioso para ellos. Sin embargo, si el padre se siente frustrado por un trabajo insatisfactorio, los niños pueden sufrir la hostilidad del padre.
Si el padre está tan involucrado en el trabajo que apenas dedica tiempo a sus hijos, los niños se sentirán desplazados y alejados de la vida del padre o pensarán que no le importan. Cuando un hombre pierde su trabajo, el efecto en los niños dependerá de su reacción. Algunos hombres consideran positiva la oportunidad de pasar más tiempo en casa con los hijos. Otros, en cambio, se sienten irritados, frustrados y pesimistas, y es probable que atiendan menos a sus hijos y los castiguen más. En estos casos, los niños pueden reaccionar con problemas emocionales o de comportamiento y reducir sus aspiraciones.
Por tanto, el ambiente familiar más beneficioso para los niños es aquél en el que ambos padres tienen trabajos remunerados y ambos se involucran por igual en el cuidado de los niños y del hogar.