Autora: Ana Muñoz
Es posible que desees que tu hijo haga algo que no ha hecho hasta ahora, o que se niega a hacer de forma habitual, o que realiza muy pocas veces.
Para lograr que lo haga, empiezas por dividir esa conducta en varios pasos que llevan a la meta final y luego escoges el primer paso y le pides que lo haga. Por ejemplo, si quieres que te ayude a ordenar su habitación, el primer paso puede ser pedirle que vaya contigo a la habitación y guarde un juguete en el cajón correspondiente.
En primer lugar, le pides el comportamiento completo que deseas que haga: "¿Quieres ayudarme a ordenar tu habitación?" Si se niega, le dices: "De acuerdo, no hace falta que me ayudes a ordenarla entera, solo vienes conmigo a la habitación y guardas un juguete." Dado que guardar un solo juguete es algo muy simple que puede hacer en un minuto, es muy posible que acceda.
Si se niega, pídeselo otra vez al cabo de un rato. Pero pídeselo en un tono que da a entender que tiene elección, no trates de convencerlo, ni decirle cosas como: "venga, es solo un rato" o "más te vale que lo hagas". Tan solo se lo pides con amabilidad, como si le propusieras ir a dar un paseo y no te importara especialmente si accede o no.
Si accede, una vez que haya guardado el juguete, le dices: "Muy bien, ahora puedes irte si quieres, aunque también puedes seguir ayudándome a terminar de ordenar, ¿quieres seguir?". En este punto, es muy posible que desee continuar ayudándote, pues una vez iniciado en primer paso de una secuencia, existe una probabilidad alta de que continúe haciéndolo si se lo pides (e incluso si no se lo pides). No obstante, si se niega, es importante que cumplas tu palabra y dejes que se vaya.
Por lo general, el 75 % de las veces los niños acceden a la primera; el 10 % de las veces acceden ante la segunda petición, y el 15 % de las veces esta estrategia no funciona.