Autora: Ana Muñoz
El desarrollo del bebé
La concepción tiene lugar unas dos semanas después del inicio de tu última menstruación. Sin embargo, el primer mes de embarazo se cuenta desde el inicio de la última menstruación y tiene una duración de 40 semanas.
Así pues, la concepción se produce hacia la mitad del primer mes y el nacimiento en algún momento del décimo mes (si contamos los meses como formados por 4 semanas de 7 días cada uno y no como meses naturales, que tienen más de 4 semanas).
Unos días después de terminar la menstruación, el cuerpo produce una hormona llamada hormona luteinizante, que hace que el folículo ovárico, en cuyo interior ha estado madurando el óvulo, se abra y libere el óvulo (es lo que se llama ovulación).
Tras su liberación, el óvulo entra en la trompa uterina para dirigirse a su través hasta el útero. Si en ese camino se encuentra con el esperma de tu pareja, entonces puede producirse la fertilización. Si la fertilización no tiene lugar, el óvulo es expulsado con la menstruación.
- La fertilización
Cuando el esperma de tu pareja entra a través de la vagina contiene millones de espermatozoides que comienzan su camino hacia el útero y de ahí a las trompas uterinas. Durante este camino, muchos de ellos mueren y otros se dirigen hacia la trompa uterina en la que no hay ningún óvulo (pues solo se libera uno cada mes, hacia una de las dos trompas uterinas). Solo una pequeña fracción de espermatozoides llega hasta el óvulo. Entonces comienzan a intentar atravesar la capa externa del óvulo. Cuando uno de ellos lo consigue, la membrana externa del óvulo cambia para impedir que cualquier otro pueda penetrarla también.
Después, la membrana del espermatozoide su fusiona con la del óvulo y libera en su interior sus cromosomas, formando una única célula que recibe el nombre de cigoto. El cigoto tiene 46 cromosomas (23 tuyos y 23 de tu pareja). Los cromosomas contienen los genes que determinarán las características de tu bebé.
Conforme el cigoto prosigue su camino por la trompa uterina hacia el útero, empieza a dividirse. Primero se divide en dos células. Luego cada una de ellas se divide en otras dos, que a su vez se dividen en dos más y así sucesivamente. Unos tres días después de la fertilización, está formado por entre 13 y 32 células y pasa a llamarse mórula. Unos cinco días después de la fertilización llega al útero (ahora cuenta ya con unas 500 células) y recibe el nombre de blastocito, que tiene el aspecto de una masa de células que rodean una cavidad llena de fluido. La parte interior del blastocito es lo que dará lugar al bebé, mientras que la parte exterior formará la placenta.
En el útero, el blastocito se adhiere a la pared uterina, donde recibe nutrientes desde tu corriente sanguínea. Esto sucede aproximadamente una semana después de la fertilización.
Unos 12 días después de la fertilización empieza a formarse la placenta, que se encargará de aportar oxígeno y nutrientes al bebé en desarrollo.
Durante los tres primeros meses de embarazo, es riesgo de aborto es mayor que durante el resto del embarazo.
Los cambios en el cuerpo de la mujer
Justo después de la fertilización, una estructura que rodea al bebé en desarrollo (llamada cuerpo lúteo) empieza a producir pequeñas cantidades de progesterona. La progesterona, además de impedir que el útero se contraiga, estimula el crecimiento de vasos sanguíneos en la pared del útero, necesarios para la nutrición del bebé.
Unos cuatro días después de la fertilización, la placenta empieza a formarse y a producir gonadotropina coriónica humana (GTH), que estimula los ovarios para producir estrógenos y progesterona, responsables de los cambios en el aparato reproductor y pechos. Más tarde, la misma placenta será la encargada de producir estas hormonas.
Unos 12 días después de la fertilización, puede detectarse la GTH en la orina, que es precisamente lo que hacen los test de embarazo que puedes comprar en las farmacias.
Aproximadamente una semana después de la fertilización, el óvulo se implanta en el útero (se adhiere a su pared). En ese momento, puede producirse un pequeño sangrado vaginal y puedes creer que te ha venido la menstruación, cuando en realidad significa que estás embarazada.
En los primeros días de la fertilización, es bastante frecuente que se produzca un aborto debido a fallos a la hora de implantarse el óvulo en el útero, a menudo cuando la mujer ni siquiera sabe que está embarazada. Las infecciones o la exposición a alcohol, drogas, medicamentos o tóxicos ambientales pueden estar entre las causas, pero lo más frecuente es que se produzca un fallo por motivos desconocidos.
Cambios en el útero. La pared del útero se hace más gruesa y se produce un aumento de los vasos sanguíneos.
Cambios circulatorios. Se produce un aumento de la producción de sangre, lo que permitirá llevar más nutrientes y oxígeno al bebé en desarrollo. Este aumento es mayor en las 12 primeras semanas de embarazo y al final del embarazo tu volumen sanguíneo puede haber aumentado entre un 30 y un 50%. Esto hace que tu corazón lata más deprisa y es el motivo de que te sientas tan cansada.
Cambios en los pechos. Los pechos empiezan a notarse más llenos y pesados o bien están dolorosos o puedes notar dolor con el tacto. Las areolas de los pezones empiezan a agrandarse y adquieren un color más oscuro. Esto es debido al aumento de la circulación sanguínea y de las células pigmentarias y puede tratarse un cambio permanente. Aparecen también unos bultitos llamados tubérculos de Montgomery que segregan lubricante y sustancias para combatir posibles infecciones que protegen los pezones y areolas al amamantar.