Autora: Ana Muñoz
1. El desarrollo del bebé
Si el bebé naciera de forma prematura durante este mes, ya tendría alrededor de un 50 % de posibilidades de sobrevivir y su aspecto es ya similar al de un recién nacido normal, aunque aún es muy delgado, pequeño y frágil, con muy poca grasa corporal y una piel delicada y transparente.
En la semana 21 su aparato digestivo está ya funcionando y es capaz de absorber pequeñas cantidades de azúcares del líquido amniótico. Aunque esto es solo una práctica, puesto que aún depende completamente de la placenta para alimentarse. En esta semana, el bebé comienza también a fabricar sus propios glóbulos rojos.
Durante la semana 22 empiezan a formarse las papilas gustativas en la lengua del bebé, desarrollándose el sentido del gusto. También se desarrolla el sentido del tacto y comienza a experimentar con este nuevo sentido tocando su cara o el resto de su cuerpo o chupando su pulgar. Durante esta semana sigue desarrollándose el aparato reproductivo. Si es un niño, los testículos empiezan a descender desde el abdomen hasta el escroto y si es una niña los ovarios y el útero están ya en su lugar y comienza a desarrollarse la vagina. Ya se han formado todos los óvulos que contienen los ovarios.
Durante la semana 23 se desarrollan los pulmones con gran rapidez. Comienzan a producir una sustancia llamada surfactante, que ayuda a que los pulmones se inflen con facilidad y evita que se colapsen al vaciarse de aire. Aunque no haya aire en sus pulmones, el bebé comienza a hacer movimientos respiratorios como un modo de ensayo.
En la semana 24 se desarrolla el oído interno y, con él, el sentido del equilibrio, así que empieza a saber en qué posición se encuentra y si está cabeza abajo o no.
Feto de 24 semanas (autor: Nilsson)
2. Los cambios en el cuerpo de la mujer
Aparato circulatorio. Durante el sexto mes de embarazo, la presión sanguínea sigue siendo más baja de lo normal, ya que tus vasos sanguíneos siguen dilatados mientras tu cuerpo sigue produciendo la sangre que los va llenando. Tras la semana 24, la presión sanguínea debería volver a sus valores de antes del embarazo. Aún puedes seguir teniendo congestión nasal y sangrado de encías o hemorragias nasales debido al aumento del flujo sanguíneo.
Pulmones. Tu capacidad pulmonar sigue aumentando y tu caja torácica se sigue expandiendo para dar cabida a esta mayor capacidad. Al final del embarazo, tu caja torácica puede haber aumentado entre 5 y 8 centímetros, aunque volverá a su tamaño normal después del parto. Es posible que tu respiración esté aún algo acelerada pero es raro que sientas aún falta de aire.
Útero. Alrededor de la semana 22, comienzan a aparecer algunas contracciones debido a que el útero se está preparando para el parto. Estas contracciones reciben el nombre de contracciones de Braxton Hicks. No son dolorosas y ocurren de manera ocasional. Notas como si te apretaran o te agarraran por dentro. Son contracciones muy diferentes de las que aparecen cuando llega el momento del parto, ocurren de manera irregular y varían en intensidad y duración. Por el contrario, las contracciones que aparecen antes del parto siguen un patrón regular, aumentando en intensidad y duración y van apareciendo cada vez con más frecuencia. No obstante, si tienes contracciones dolorosas o si tienes más de seis en una hora, acude a tu médico.
Pechos. Las glándulas mamarias en el interior de tus pechos ya se han desarrollado y están preparadas para producir leche. Pueden salir de tus pezones algunas pequeñas gotas de un líquido blanquecino llamado calostro, que es con lo que se alimentará tu bebé durante los primeros días de vida, si lo amamantas, y contiene una gran cantidad de anticuerpos que ayudarán a tu bebé a combatir infecciones.
Todavía puedes tener un mayor riesgo de contraer infecciones de orina o vaginales y también se sigue produciendo un mayor flujo vaginal de color blanco. Si es de color verdoso, amarillento o huele mal, acude a tu médico para comprobar si se trata de una infección vaginal.
Aún puedes tener dolores de espalda, así como dolor en la cadera, ya que tus ligamentos y las articulaciones de la pelvis se preparan para el parto y debido también a que tu columna vertebral sigue curvándose hacia atrás para evitar que te caigas hacia delante por el peso del útero.