Autora: Ana Muñoz
1. El desarrollo del bebé
En este mes, el desarrollo del bebé está casi terminado y comienza a ganar peso con rapidez. En la semana 29, es posible que empieces ya a notar menos el movimiento del bebé debido a que dispone de poco espacio para moverse, dado su tamaño. Ya ha desarrollado un patrón de sueño/vigilia.
En la semana 30 continúa acumulando capas de grasa y practica movimientos respiratorios con el diafragma. Eso puede hacer que tenga hipo a menudo, que notarás como una pequeña sacudida.
En la semana 31, los pulmones están ya más desarrollados, pero no del todo, de manera que si naciera ahora aún necesitaría respiración asistida durante unas 6 semanas o más. En la semana 32 empieza ya a desaparecer el lanugo.
2. Los cambios en el cuerpo de la mujer
A partir de ahora, el embarazo puede empezar a resultar molesto por el gran aumento del tamaño del útero. El cuerpo sigue produciendo más sangre de lo normal y el corazón sigue latiendo más deprisa. Dado que las venas están ahora más dilatadas para acoger el aumento de la cantidad de sangre, pueden estar abultadas. Por este motivo y por la presión que ejerce el útero, algunas mujeres pueden desarrollar varices en las piernas, que se producen cuando las válvulas de las venas (que impulsan la sangre) se debilitan y la sangre tiende a estancarse en ellas.
Por este mismo motivo, pueden formarse también arañas vasculares. Consisten en puntos enrojecidos de los que parten unas líneas, dándole aspecto de araña. Son una consecuencia del aumento del flujo sanguíneo. Pueden aparecer en la cara, cuello, parte superior del pecho o brazos y suelen desaparecer tras el parto. En algunos casos se producen también hemorroides, que son varices en el recto. El estreñimiento aumenta el riesgo de que se produzcan.
El útero hace ahora que el diafragma (músculo situado bajo los pulmones) se mueva de su posición normal, haciendo que notes falta de aire.
Tus pechos han aumentado ya bastante de tamaño y peso, debido al desarrollo de las glándulas mamarias, y durante las próximas semanas comenzarán a producir calostro, una sustancia rica en proteínas que alimentará al bebé durante los primeros días y le transmitirá anticuerpos que fortalecerán su sistema inmunitario.
Aún puedes seguir teniendo falsas contracciones (contracciones de Braxton Kicks) como preparación para el parto.
El útero, ya de gran tamaño, ejerce presión sobre la vejiga, de manera que puedes tener algunas pérdidas de orina, sobre todo el reír, toser o estornudar. Aún tienes un mayor riesgo de contraer infecciones urinarias.
Si durante este mes tienes sangrado vaginal rojo brillante, acude al médico de inmediato, pues puede tratarse de una placenta previa. Consiste en que la placenta cubre parcial o totalmente el cuello del útero (cérvix) conforme el útero se expande y tira de él.
Los dolores en las caderas y la espalda continuarán también durante este mes. Además, el tamaño del útero puede presionar los nervios ciáticos (que van desde la parte baja de la espalda y recorren las piernas hasta los pies). Esto puede causar dolor, hormigueo o adormecimiento en las piernas (lo que se conoce como ciática).
Alrededor del 20 % de mujeres tienen picores o urticaria en el abdomen o por todo el cuerpo. No se sabe con seguridad qué lo causa, pero parece tener una influencia genética.
En los pechos y abdomen pueden aparecer unas marcas llamadas estrías, que se producen debido al estiramiento de la piel. Los genes juegan también un papel importante en la aparición o no de estrías durante el embarazo. Con el tiempo, se vuelven menos evidentes, pero es raro que desaparezcan.
El cabello también se ve afectado por el embarazo: notarás que se cae menos y que, por tanto, es más abundante y con mejor aspecto. Una vez que nazca el bebé, el pelo empezará a caer con más rapidez y, durante unos pocos meses, puedes notar que tienes menos pelo, hasta que vuelve de nuevo a la normalidad.