Autora: Ana Muñoz


¿Qué es un cólico?

Cuando un bebé tiene un cólico siente un dolor intenso, tensa los miembros y arquea la espalda de manera repentina, aprieta los puños y llora gritando desconsoladamente. Su abdomen está tenso e hinchado y sus brazos se mueven agitados mientras continúa llorando sin detenerse. Llega un momento en que se queda dormido por puro agotamiento durante un rato, hasta que despierta e inicia de nuevo el mismo estallido de llanto y dolor. Aunque haces todo lo que puedes, tus intentos de consolarle son ineficaces, o bien lo que parece funcionar un día no funciona al día siguiente.

Por lo general, los bebés con cólicos están peor al final del día, de manera que un bebé que parece feliz y tranquilo durante la mañana, comienza a tener estos ataques de cólico al atardecer.

Alrededor de los tres o cuatro meses de edad, los cólicos desaparecen por completo y puedes cerrar uno de los capítulos más difíciles de vuestra vida en común.

Características principales del cólico:

  • Aparece de manera repentina y brusca.
  • Tiene al menos una duración de tres horas al día, sucede al menos tres días a la semana y empieza en las tres primeras semanas de vida.
  • Rara vez duran más de tres meses.
  • Tiene lugar en niños que, por lo demás, son perfectamente sanos y crecen con normalidad.

Dos tipos de cólicos

Cólico de la tarde. Se trata de un bebé que suele estar bien y contento durante la mayor parte del día pero al llegar el atardecer comienza a estar cada vez más molesto e irritable. Después, empieza a llorar de forma cada vez más intensa y, por último, aparece el cólico tal y como se describe en el apartado anterior. Finalmente, se agota y se queda dormido. Esto puede ocurrir entre 4 y 7 días a la semana. Por la noche, estos niños suelen dormir bien. Este tipo de cólico no suele tener una causa médica.

Cólico que dura prácticamente todo el día. Se trata de un bebé que casi nunca se sienten feliz. Pasa la mayor parte del día molesto, irritado, retorciéndose o llorando. Durante varias horas, generalmente por la tarde, el llanto se convierte en los gritos típicos del cólico. Estos niños suelen dormir mal, despertándose con frecuencia y siempre están ocupados, ya sea comiendo, durmiendo, llorando o gritando, de manera que apenas pasan un rato tranquilos y felices. Las madres y padres tienen pocas oportunidades de formar un vínculo con estos niños, mirarles a los ojos o disfrutar de la paternidad. Se trata de niños que sienten dolor con frecuencia y es más frecuente que haya una causa médica que explique los cólicos.

Causas del cólico

El cólico surge más del temperamento del niño que de los errores de madres o padres en su cuidado. No hay pruebas de que una madre tensa y estresada cause el cólico en su hijo. No obstante, una vez que aparece el cólico, la madre tensa será menos capaz de calmar al bebé que una madre que sabe mantener la calma. Es decir, un bebé tenso no suele calmarse cuando está en brazos tensos.

Suele haber tres tipos de causas principales: médicas, dietéticas y emocionales.

1. Casusas médicas. Es más común una causa médica cuando el bebé se despierta a menudo con dolor y el llanto ocurre en estallidos largos, frecuentes e inconsolables, no estando limitados solo al atardecer. La causa médica más común es el reflujo gastroesofágico. Durante el reflujo gastroesofágico, el ácido que se encuentra en el estómago sube de nuevo al esófago. Por lo general, cuando un bebé sano termia de comer, un músculo circular llamado esfínter esofágico se contrae y cierra la abertura, evitando que el ácido y contenido estomacal salgan. En los bebés con reflujo se produce una inmadurez de este músculo, que permanece abierto. Algunos bebés con reflujo escupen con bastante frecuencia y a veces vomitan (pero no todos lo hacen). A veces, el ácido estomacal llega hasta la garganta, provocando dolor de garganta, tos, sensación de ahogamiento y puede incluso aspirarse a los pulmones, causando problemas respiratorios y síntomas parecidos a los del asma.

Estos bebés suelen estar más cómodos cuando están en posición erguida y lloran al tumbarlos.

El bebé con reflujo podría incluso asociar la alimentación con el dolor y negarse a comer. O bien, debido a que la leche neutraliza los ácidos del estómago, podría querer alimentarse continuamente.

Ten en cuenta que en los primeros meses, dos tercios de los bebés tiene algún grado de reflujo, de manera que suelen escupir, pero no experimentan molestias. El reflujo se convierte en un problema cuando provoca irritación o daño en el esófago.

En la mayoría de los bebés, el reflujo alcanza su máximo al rededor de los cuatro meses y empieza a desaparecer sobre los 7 meses. Con un año de edad, la mayoría lo ha superado completamente.

Pistas que indican que un bebé podría tener reflujo gastroesofágico

  • Frecuentes estallidos de llanto inconsolable y doloroso.
  • Escupe con frecuencia.
  • Estallidos de dolor abdominal, día y noche.
  • Se despierta con dolor por la noche.
  • Está irritable después de comer; sube las piernas hacia el pecho.
  • Está más tranquilo cuando está erguido o cuando está tumbado sobre el estómago o boca arriba en un colchón que está levantado unos 30 grados.
  • Episodios en los que contiene la respiración.
  • Frecuentes ruidos como de atragantamiento, toses, hipos.
  • Babeo excesivo.

Si sospechas que tu bebé puede tener reflujo, llévalo al médico para que realice el diagnóstico adecuado.

2. Alimentos de la dienta de la madre que producen cólico

Las madres que amamantan a sus bebés podrían estar comiendo determinados alimentos que pueden ser la causa del cólico de sus bebés. El alimento que con más frecuencia puede causar problemas es la leche de vaca (y los productos elaborados con leche de vaca en general, como queso, yogurt, etc.). Cuando las madres dejan de tomar el alimento, los bebés cuyos cólicos se deben a esta causa dejan de padecerlo en un día o dos. Algunas madres deben eliminar todos los productos lácteos mientras que otras tan solo necesitan reducir su consumo.

Cuando los bebés tienen alergia a la leche o algún otro alimento, suelen tener también otros síntomas, como erupciones, diarrea, moqueo, despertar por la noche.

Otros alimentos que podrían producir cólico son los siguientes: carne de vaca, cafeína, pollo, chocolate, cítricos, maíz, huevos, ciertas verduras (brócoli, coliflor, repollo, cebolla, pimientos), frutos secos, marisco, soja, tomates, trigo, soja.

Deja de comerlos todos durante una semana o dos (a veces puede tardar todo ese tiempo en eliminarse por completo de tu organismo) y, si el cólico desaparece, empieza a introducirlos uno a uno hasta dar con el culpable.

3. Deficiencia temporal de lactasa. Algunos niños pueden padecer cólicos debido a la alta cantidad de lactosa típica de la leche materna. Si el bebé tiene una deficiencia de la enzima lactasa, necesaria para digerir la lactosa, puede desarrollar los síntomas del cólico. La única forma de saber si este es el problema, consiste en administrar unas gotas de esta enzima con cada toma de alimento. Si la deficiencia de lactasa es la culpable, los síntomas desaparecerán un unos pocos días. Alrededor de los 4 mese de edad ya no necesitará las gotas de enzimas.

4. Los biorritmos. Los biorritmos son como nuestros relojes internos que segregan hormonas que gobiernan nuestros ciclos de sueño y vigilia. Cuando nuestros biorritmos están organizados nos sentimos bien. Cuando están descontrolados nos volvemos irritables y malhumorados. Algunos bebés llegan al mundo con biorritmos alterados. Otros bebés, en cambio, llegan al mundo con biorritmos bien organizados y esperan que el mundo y las personas que los rodean lo sean también. Cuando sus cuidadores no mantienen un patrón organizado, pueden aparecer los cólicos. Alrededor de los dos o tres meses, los patrones de sueño de los niños se vuelven más organizados, entrando en un biorritmo más predecible y el cólico desaparece.

5. El tabaco. Los cólicos son más frecuentes en bebés cuyas madres o padres fuman o si una mujer que está amamantando fuma. No solo influye la nicotina que se transfiere a través de la leche al dar de mamar, sino que el hecho de ser un fumador pasivo también resulta irritante para los bebés y hace que se muestren más inquietos, llorones e irritables. Además, las madres que fuman tienen niveles más bajos de prolactina, la hormona que aumenta la sensibilidad maternal y ayuda a desarrollar conductas maternales y a perseverar más durante las etapas más difíciles del cuidado del bebé.