Autora: Ana Muñoz


El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, es una enfermedad infecciosa aguda, que afecta al sistema inmunitario y anula las defensas de la víctima, lo que ocasiona una gran susceptibilidad a otras infecciones, que pueden acabar produciendo la muerte.

El (SIDA) se describió por primera vez en 1981 en jóvenes homosexuales que tenían sarcoma de Kaposi y/o neumonía. Poco después se observó también en drogadictos que solían inyectarse, hemofílicos y personas que habían recibido una transfusión de sangre varios años antes.

El VIH

El virus causante del SIDA es un retrovirus que recibe el nombre de Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH). Tras la adquisición del virus, el paciente permanece asintomático durante un período de tiempo variable para cada paciente. Después aparecen una serie de complicaciones. Algunas de estas complicaciones están claramente causadas por la inmunosupresión producida por el virus, en cambio otras no pueden explicarse por este mecanismo.

El problema principal en los pacientes infectados por el VIH es un déficit en la cantidad y calidad de un tipo de linfocitos T cooperadores (lo linfocitos T4 o CD4). El VIH se fija específicamente y con gran afinidad al linfocito CD4. También se une a todas las células que expresen en su superficie la molécula CD4 (por ejemplo, células del sistema monocitomacrófago).

Una vez que el VIH se ha fijado a la molécula CD4, puede introducirse en el interior de la célula, y en su interior modifica su ADN y queda integrado en el cromosoma de la célula. Allí puede permanecer latente por cierto tiempo, pero finalmente puede activarse y comenzar a replicarse con rapidez.

En un tiempo relativamente breve, una gran cantidad de nuevos virus sale de la célula T cooperadora infectada, que generalmente es destruida en el proceso. Estos virus invaden nuevas células T cooperadoras y el proceso se repite, destruyendo así gran cantidad de linfocitos. En las etapas finales de la enfermedad, el virus invade a otras células y tejidos del cuerpo, incluido el sistema nervioso.

Síntomas

Tras la infección por el VIH, se pueden observar tres etapas diferentes: uno de infección aguda, que puede presentar síntomas o no; un período intermedio, que es asintomático y de duración variable; y un período final, en el cuál pueden observarse infinidad de manifestaciones clínicas, y en el que prácticamente todos los órganos y sistemas pueden verse involucrados.

Tras la infección pueden aparecer síntomas leves, como fiebre, dolor de garganta, náuseas y vómitos, diarrea, fatiga, ganglios linfáticos inflamados, dolores musculares, dolor de cabeza y dolor articular. Aunque entre el 50 y el 90 % de las personas padecen estos síntomas durante las primeras semanas tras contraer la infección, la mayoría no le concede importancia, considerándolo una gripe.

Cuando la enfermedad se desarrolla aparecen numerosas complicaciones, especialmente de tipo infeccioso, que acaban produciendo la muerte del paciente en un plazo de tiempo variable. El periodo de tiempo entre la infección inicial y la aparición de los primeros síntomas varía mucho de una persona a otra, y suele estar relacionado con la presencia o ausencia de otras infecciones. Cuando la persona VIH positivo (portadora del virus VIH) es infectada con algún otro agente patógeno se genera una respuesta inmunitaria que es la que parece activar a los provirus que están en estado latente en el interior de los linfocitos, comenzando entonces a replicarse. En este momento es cuando suele hacerse el diagnóstico de SIDA. El periodo de tiempo comprendido entre el momento del diagnóstico del SIDA y la muerte del enfermo, sin tratamiento, varía desde unos pocos meses hasta varios años.

¿Cómo se transmite?

El VIH puede transmitirse cuando el virus que se encuentra en la sangre, semen o flujo vaginal de una persona infectada penetra en el torrente sanguíneo de otra persona por medio de diferentes mecanismos:

  • A través de las relaciones sexuales con personas infectadas por el VIH: mediante la penetración sin preservativo o mediante el sexo oral (por heridas en la boca).
  • En adictos a drogas, la transmisión se produce al compartir jeringuillas contaminadas con sangre de personas infectadas.
  • Pinchazos accidentales con material contaminado en personal sanitario.
  • Transfusiones de sangre contaminada con el virus.
  • Transmisión de la madre al feto.
  • Receptores de trasplantes.
  • Inseminación artificial con semen infectado

Precauciones

  • Para prevenir un contagio, puede tomar las siguiente precauciones:
  • Mantén relaciones sexuales sólo con una persona que se comprometa a no mantener relaciones con nadie más.
  • Utiliza preservativo.
  • Nunca compartas agujas si utilizas drogas intravenosas.
  • Si eres una mujer que está pensando en quedarse embarazada, hazte la prueba del SIDA, sobre todo si tienes una historia de conducta sexual de riesgo.