Autora: Ana Muñoz
Un estudio publicado en marzo de 2010 en la revista Science y realizado en la Universidad de Emory, muestra una conexión entre las bacterias intestinales y la obesidad en ratones.
Los ratones con sistemas inmunitarios alterados desarrollaban trastornos metabólicos que los llevaba a tener más apetito y comer en exceso. Cuando las bacterias de sus estómagos se trasplantaban a otros ratones, ellos también se volvían obesos.
En nuestros cuerpos, las células bacterianas se encuentran en un mayor número que las células humanas. El ser humano, más que un individuo, es una especie de simbiosis entre bacterias y persona. Las alteraciones de las bacterias intestinales se han asociado a asma, obesidad, cáncer y numerosas enfermedades autoinmunes. Además, las bacterias son también capaces de afectar la mente y las emociones.
El estudio muestra que al trasplantar las bacterias, estas vuelven obsesos a los ratones. Además, enfatiza el papel del sistema inmunitario en el cambio del apetito.
El TLR-5 es un gen necesario para que el sistema inmunitario reconozca muchos tipos de bacterias. Los ratones con defectos en este gen eran un 20 % más obesos que los ratones con el gen normal. Estos ratones comían en exceso, tenían hipertensión, colesterol y eran resistentes a la insulina. En humanos, estos síntomas se conocen con el nombre de síndrome metabólico y produce obesidad y diabetes. Estos ratones presentan patrones inusuales de bacterias en sus intestinos. Cuando los investigadores transfirieron bacterias de ratones con defectos en el TLR-5 a ratones normales, éstos empezaron a comer más y desarrollaron el síndrome metabólico.