Autora: Ana Muñoz
Ansiedad y tormento oculto tras una fachada de alegría y despreocupación
Son personas con tendencia a ocultar cómo son realmente (ocultan sus temores, miedos, preocupaciones, problemas, etc.) y dan a los demás una imagen de persona confiada y alegre.
Consideran que las debilidades o dificultades son una falta que hay que ocultar a los demás. Personas muy sensibles, con miedo al dolor emocional, a quienes les afectan mucho los problemas cotidianos, las frustraciones de la vida diaria, la falta de armonía, el no poder conseguir lo que desean, que las cosas no salgan según lo previsto, etc.
Suelen evitar discusiones, confrontaciones o conflictos; por eso a menudo ceden ante los demás o no dicen lo que piensan. Tienden a reprimir lo negativo, prefieren no verlo ni sentirlo. Sin embargo, las emociones reprimidas o problemas no resueltos no desaparecen sino que siguen ahí causando una gran angustia, a veces en forma de síntomas físicos. Según el psicólogo Robert Holden, el 90 % del dolor está en realidad causado por el esfuerzo de mantenerlo en secreto.
Para estas personas es muy importante dar una buena imagen ante los demás y para ello pueden ocultar sus problemas o emociones negativas, lo cual es fuente de tensión interior y sensación de soledad. Son especialmente amables con los demás para que estos lo sean también con ellos.
Buscan a menudo la compañía de otras personas para evitar pensamientos desagradables, miedos o angustias que surgen en soledad y pueden recurrir a las drogas o el alcohol para evitar el malestar emocional, pudiendo acabar siendo adictos. O bien están siempre activos, haciendo algo, hablando por teléfono, etc., para evitar caer en cavilaciones.
Aunque por dentro estén sufriendo, se muestran ante los demás alegres y animados, bromean ante sus propios problemas como si no les afectaran y ocultan su malestar tras una fachada de despreocupación y alegría.