Autora: Ana Muñoz
Personalidad débil, incapacidad para decir no o imponerse, excesiva servicialidad
Esta flor se utiliza en personas que se dejan manipular y dominar por los demás, tienen dificultades para imponerse, para hacer valer sus derechos, para expresar sus deseos o para decir que no.
Tienen una gran necesidad de agradar y complacer a los demás, gran miedo a ser rechazados y una personalidad un tanto débil. Se trata de personas serviciales y cooperativas, dispuestas ayudar a los demás, pero que no han aprendido a establecer los límites necesarios. A veces, los demás explotan la servicialidad de estas personas y se aprovechan de ellas.
Pueden ser víctimas de burlas, rechazo, acoso y no saben qué hacer para evitarlo ni cómo imponerse. No saben defenderse y pueden acabar haciendo algo que en realidad no desean hacer debido a la influencia o imposición de otra persona. No es raro que sean otras personas las que toman las decisiones por ellos, o hablen por ellos.
Anteponen los deseos de los demás a los propios y pueden llegar a renunciar a sus propios deseos o necesidades para satisfacer los de los demás, como el hijo o hija que renuncia a su vocación para satisfacer el deseo de sus padres de encargarse del negocio familiar. O la persona que renuncia a su propia vida para dedicarse por completo a atender a un familiar enfermo.
Todo esto puede hacer que se sientan deprimidos, inferiores e impotentes, que lleven vidas insatisfactorias o que no desarrollen todo su potencial. Además, pueden caer en manos de personas egoístas, que se aprovechan de su servicialidad y su incapacidad para decir “no”. El cansancio es muy típico en estas personas porque esa entrega a los demás y abandono de sí mismos los acaba agotando.
A veces dicen que lo hacen encantados, pero cuando la entrega a los demás va acompañada de una renuncia o descuido de uno mismo, siempre tiene un efecto negativo.
Estas personas tienen que aprender a cuidar también de sí mismas y atender sus propios deseos y necesidades, aunque sigan siendo serviciales con los demás, si ese es su deseo, pero sin renunciar a su propia personalidad. Además, los demás también necesitan aprender a dirigir sus propias vidas sin recurrir a otra persona que lo haga todo por ellos, les resuelva sus problemas o les pague sus facturas, como a veces acaba haciendo la personalidad Centaury por algún ser querido.