Autora: Ana Muñoz
La meningitis es una inflamación de las meninges, que son varias membranas o cubiertas que protegen el cerebro y la médula espinal. La causa suele ser casi siempre una infección, generalmente por bacterias (meningitis bacteriana) o virus (meningitis viral). En casos raros puede ser producida por un hongo o un parásito.
La meningitis es más frecuente en niños pequeños, por debajo de los 5 años de edad, personas entre 17 y 25 años (que suelen vivir en lugares cerrados como los cuarteles), y personas por encima de 55 años. Aquellos con un sistema inmunitario comprometido, como personas con VIH o SIDA, tienen también un riesgo mayor.
¿Qué son las meninges?
Las meninges se componen de tres capas de membranas que envuelven el cerebro y la médula espinal:
Piamadre. Es la capa más interna.
Aracnoides. Es la capa intermedia, que se adhiere a la piamadre mediante finos hilos similares a una telaraña. Entre sus hojas circula el líquido cefalorraquídeo (LCR).
Duramadre. Es la más externa y se adhiere al cráneo y al canal espinal.
El espacio comprendido entre la duramadre y las estructuras óseas vecinas se denomina espacio epidural; el situado inmediatamente por dentro de la duramadre se llama espacio subdural. El espacio subaracnoideo es el comprendido entre las dos hojas de la aracnoides, la parietal adherida a la dura y la visceral a la pía. Este espacio, en condiciones de normalidad, se encuentra libre y es donde se encuentra el LCR.
La causa más frecuente de la meningitis es la entrada de un microorganismo, como una bacteria o a virus, procedente de una infección producida en otra parte del cuerpo. Los microorganismos viajan a través de la sangre hasta las meninges y el líquido cefalorraquídeo. En la circulación sanguínea, las infecciones causadas por microorganismos son combatidas mediante las células del sistema inmunitario, como los linfocitos.
Sin embargo, no existen linfocitos en el LCR, y una vez que los organismos infecciosos han llegado hasta allí, las defensas del cuerpo no pueden controlar su rápido crecimiento y la enfermedad se extiende a través del sistema nervioso central.
Aproximadamente el 70 por ciento de casos de la meningitis ocurren en los primeros 5 años de la vida. La vacuna contra el haemophilus influenze ha reducido los casos de la meningitis causados por este virus un 95 por ciento.
Las causas de la meningitis
Hay dos formas principales de meningitis: meningitis bacteriana, y meningitis viral. La meningitis bacteriana es menos frecuente, pero suele tener consecuencias más serias para la salud. La meningitis bacteriana es mortal en 1 de cada 10 casos, y 1 de cada 7 supervivientes queda con una incapacidad severa causada por lesión cerebral.
• Meningitis bacteriana
Existen dos tipos: neumocócica y meningocócica. Las bacterias que causan estos casos son comunes y viven en la parte posterior de la nariz y de la garganta, o en la zona respiratoria superior. Se extienden entre las personas a través de la tos, estornudos o besos. Las personas pueden portar estas bacterias durante días, semanas, o meses sin llegar a estar enfermos. De hecho, cerca del 25 por ciento de la población porta estas bacterias. Pero en algunas ocasiones, las bacterias superan las defensas del cuerpo e invaden el LCR, provocando meningitis.
La meningitis meningocócica supone más de la mitad de todos los casos de meningitis bacteriana. Está causada por unas bacterias llamadas Neisseria meningitidis.
La meningitis neumocócica está causada por neumococos, que también provocan diversas enfermedades del sistema respiratorio, incluyendo la neumonía. Tiene un índice de mortalidad de cerca del 20 por ciento y una mayor incidencia de daño cerebral que otras formas de la enfermedad.
Otros tipos de meningitis bacteriana son:
Meningitis neonatal: afecta sobre todo a bebés recién nacidos y está causada por estreptococos del grupo B, que suele encontrarse en los intestinos.
Meningitis estafilocócica: Es una forma rara pero mortal causada por estafilococos. Se desarrolla generalmente como complicación de un procedimiento diagnóstico o quirúrgico.
Meningitis por H. Influenzae. Está causada por Haemophilus influenza tipo B (Hib), que es un tipo de bacteria que no debe confundirse con la enfermedad influenza (gripe), una enfermedad respiratoria causada por un virus.
• Meningitis viral
Es más común que la forma bacteriana y, en la mayoría de los casos, bastante más leve. La mayoría de las personas expuestas a los virus que causan meningitis tienen síntomas leves o no padecen síntomas y se recuperan completamente sin complicaciones.
Son muchos los virus que pueden causar esta enfermedad. Algunos de ellos se transmiten a través de la tos o estornudos o por una mala higiene. Otros pueden encontrarse en aguas contaminadas por aguas residuales.
En algunos casos, la meningitis viral aparecerá después de unas paperas o varicela. Aproximadamente la mitad de los casos se deben a virus intestinales comunes, o enterovirus. Estos virus se encuentran en las heces y en descargas de la boca y nariz. La mayoría de las personas que se infectan con estos virus, los contraen a través del contacto de la mano/boca.
Los síntomas de la meningitis
Los síntomas de la meningitis son similares para las formas bacterianas y virales de la enfermedad. Los adultos y los niños más mayores suelen tener los siguientes síntomas:
- Dolor de cabeza
- Fiebre y escalofrío
- Vómitos
- Rigidez en el cuello. El paciente, tumbado en la cama, no puede doblar su cabeza hacia las rodillas.
- Irritabilidad y somnolencia
- Ojos sensibles a la luz
- Confusión y delirio (poco comunes)
- Convulsiones y coma (poco comunes)
Los síntomas en niños pequeños incluyen:
- Llanto en un tono muy agudo
- Problemas para despertarse y estado letárgico al estar despiertos
- Irritabilidad al estar en brazos o acunarlos
- Arquean la espalda y retraen el cuello
- Mirada perdida
- Fiebre alta y manos y pies fríos
- Se niega a comer
- Vómitos
- Piel pálida o con manchas.
La meningitis meningócica causa a menudo una erupción distintiva. Esta erupción es el resultado de una forma de septicemia (infección en la circulación sanguínea), que es potencialmente fatal. La septicemia ocurre cuando las bacterias se multiplican de forma incontrolable en la circulación sanguínea.
Estas bacterias liberan toxinas en la sangre, que destruyen las paredes de los vasos sanguíneos, permitiendo que la sangre salga de ellos hacia la piel, provocando una erupción característica, llamada erupción hemorrágica. La erupción comienza como un racimo de puntos rojos minúsculos. Si no se tratan, estos puntos crecen y se convierten gradualmente en áreas múltiples de hemorragia. Estas manchas no se ponen blancas al presionarlas. La meningitis, sobre todo la bacteriana, puede dañar el cerebro en sólo unas pocas horas y puede matar en 24 horas.
Tratamiento
Los pacientes se aíslan y los médicos comienzan inmediatamente un tratamiento con antibióticos intravenosos, antes de determinar si se trata de meningitis bacteriana o viral. Si el diagnóstico resulta ser de meningitis viral, se detiene el tratamiento con antibióticos, pues no tienen ningún efecto sobre los virus. De hecho, no existe tratamiento para la meningitis viral, y la enfermedad debe seguir su curso.
Las complicaciones de la meningitis
En general, casi todas las personas con meningitis viral y el 70-80 por ciento de las personas con meningitis bacteriana se recuperarán. No obstante, la meningitis (particularmente la forma bacteriana) puede dar lugar a una variedad de complicaciones. Algunos de estos efectos son permanentes y físicamente incapacitantes y otros son menos obvios, afectando al individuo emocionalmente. Los niños pequeños suelen tener complicaciones de menor importancia. Entre ellas:
- Conducta infantil
- Rabietas
- Olvidan habilidades recientemente adquiridas
- Vuelven a orinarse en la cama
- Insomnio
Los niños más mayores y los adultos pueden tener las siguientes complicaciones:
- Letargo
- Dolores de cabeza recurrentes
- Problemas para concentrarse
- Pérdida de memoria a corto plazo
- Aturdimiento
- Problemas de equilibrio
- Depresión
- Estallidos de agresividad
- Cambios de humor
- Problemas de aprendizaje
- Pérdida de audición temporal o permanente (afecta a 1 de cada 10 personas).
Otras complicaciones más graves son:
- Daño cerebral
Epilepsia
Problemas de visión