Autora: Ana Muñoz
La homeopatía es un sistema de medicina alternativa que se basa en el principio de que "lo similar cura lo similar" (en latín: similia similibus curantur). Según la homeopatía, una sustancia que causa síntomas en una persona sana puede, en dosis muy pequeñas, tratar los mismos síntomas en una persona enferma. Por ejemplo, una planta que provoca fiebre al tomarla en grandes cantidades, se utiliza en homeopatía para tratar la fiebre cuando se administra en dosis infinitesimales.
El origen de la homeopatía
La homeopatía se debe al trabajo del médico alemán Samuel Hahnemann, nacido en 1755. Tras acabar sus estudios y ejercer la medicina durante un tiempo, se da cuenta de que los tratamientos de la época no proporcionan los resultados esperados. Los purgantes, sanguijuelas y medicamentes poco o nada estudiados de poco servían a sus pacientes. Por este motivo, decide abandonar la medicina y dedicarse a la traducción de obras médicas.
Al estudiar la Farmacopea Helvética, de von Haller, le llama la atención un párrafo que decía que es preciso ensayar el medicamento sobre el cuerpo sano. Más tarde, durante la traducción de otra obra, descubre una monografía sobre la corteza de quina, indicada para el tratamiento del paludismo o fiebre intermitente.
A partir de entonces comienza a experimentar sobre sí mismo, tomando diariamente corteza de quina. Conforme va aumentando en su organismo la concentración de este medicamento, van apareciendo los síntomas que se supone que debería eliminar en un enfermo de paludismo. Es decir, el tratamiento contra el paludismo producía en el individuo sano todos los síntomas de la enfermedad. "Si la corteza de quina actúa en el tratamiento de las fiebres intermitentes es porque puede producir sobre las personas sanas síntomas semejantes a los de dicha enfermedad", afirma Hahnemann. Así, emprende una amplia investigación de diversos medicamentos y sus efectos en sujetos sanos, llegando a estudiar 90 medicamentos durante 40 años, al administrar a voluntarios los medicamentos en dosis que no lleguen a causar daños orgánicos.
En qué consiste la homeopatía
La ley de los semejantes un principio fundamental de la homeopatía. Establece que una sustancia que causa síntomas en una persona sana, puede curar esos mismos síntomas en una persona enferma cuando se administra en una dosis extremadamente diluida.
Según la homeopatía, la enfermedad es una reacción del organismo encaminada a recuperar la salud y librarse del agente patógeno. Es decir, los síntomas no son la enfermedad, sino el modo del organismo de luchar contra ella. Por ejemplo, la reacción inflamatoria sirve para aislar al agente patógeno y destruirlo, restaurando la salud. Así pues, si un medicamento produce una reacción inflamatoria hepática, por ejemplo, en una persona sana, es debido a que tiene la capacidad de hacer reaccionar al cuerpo de este modo concreto; es decir, estimulando una reacción inflamatoria hepática defensiva.
Por tanto, si nos encontramos con una persona con inflamación hepática debido a un virus, lo que necesita para curarse es un medicamento capaz de producir esa misma reacción defensiva (inflamación hepática) de un modo eficaz para luchar contra el virus cuando su cuerpo no está siendo capaz de hacerlo por sí mismo.
Así pues, la homeopatía pretende estimular al cuerpo en su proceso de autocuración, haciéndolo reaccionar adecuadamente.
Los remedios homeopáticos
Para estimular al cuerpo en dicho proceso curativo, se utilizan los remedios homeopáticos, que son sustancias curativas (como plantas o minerales) dinamizadas. Según Samuel Hahnemann, cuanto más se diluye y agita una sustancia, más potente se vuelve en términos de sus efectos terapéuticos. La dilución y agitación repetidas (llamadas succusión) se dice que “liberan” la energía curativa de la sustancia, lo que mejora la capacidad de esa sustancia para tratar enfermedades. Esto es lo que se llama dinamización.
La idea es que, al diluir una sustancia, se potencia su efecto sin causar los posibles efectos secundarios o tóxicos que podría tener en grandes cantidades. En lugar de tratar los síntomas de manera directa, se considera que la sustancia ayuda al cuerpo a restaurar su equilibrio natural y estimula su capacidad de autocuración.
Según la homeopatía, el agua o el alcohol que se utiliza en la dilución "recuerda" las propiedades de la sustancia original, incluso después de que esta haya sido diluida en tal medida que no queda ni una sola molécula de ella. Este concepto se conoce como la memoria del agua.
¿Qué dice la ciencia al respecto?
La evidencia científica sobre la homeopatía es mayormente negativa y ha sido extremadamente controvertida a lo largo de los años. La mayoría de los estudios científicos que se han realizado sobre la homeopatía no han logrado demostrar que sea más efectiva que un placebo.
1. Evidencia de eficacia
En contra: muchos estudios científicos bien diseñados han evaluado la eficacia de la homeopatía. Sin embargo, la mayoría de estos estudios han concluido que los efectos observados son debidos al placebo y no a los remedios homeopáticos en sí. Uno de los metaanálisis más importantes, realizado por el National Health and Medical Research Council (NHMRC) de Australia en 2015, concluyó que los remedios homeopáticos no son efectivos para ninguna de las condiciones evaluadas.
A favor: un estudio francés observacional a gran escala (estudio EPI 3) encontró que los pacientes atendidos por médicos homeópatas experimentaron resultados clínicos similares a los de los pacientes atendidos por médicos convencionales, pero con un menor uso de medicamentos como antibióticos y antiinflamatorios. Algunas revisiones de estudios han encontrado evidencia de que la homeopatía podría ser efectiva para ciertas condiciones, como la fibromialgia, la sinusitis y el eczema. Sin embargo, la calidad de estos estudios es variable.
2. El principio de la dilución extrema
La dilución extrema de los remedios homeopáticos, a menudo más allá del límite de Avogadro (lo que significa que no quedaría ni una sola molécula de la sustancia original), plantea problemas científicos. Según la ciencia convencional, no hay evidencia que sugiera que una sustancia pueda tener efectos biológicos si no contiene moléculas de la sustancia original.
La teoría de la memoria del agua que algunos homeópatas sugieren, según la cual el agua "recuerda" las propiedades de las sustancias con las que ha estado en contacto, no tiene base científica. Los estudios que afirman que el agua tiene memoria han sido fuertemente criticados y no han sido replicados de manera consistente en experimentos controlados.
3. Efecto placebo
El efecto placebo es un fenómeno bien documentado, donde una persona experimenta una mejora de sus síntomas debido a su creencia en el tratamiento, no necesariamente porque el tratamiento tenga efectos farmacológicos activos. Muchos de los efectos observados en los tratamientos homeopáticos pueden explicarse por este efecto, lo que sugiere que los remedios homeopáticos no tienen un mecanismo biológico distinto.
4. Consenso científico
La mayoría de las sociedades médicas y científicas (como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Academia Nacional de Ciencias de EE. UU., y la Sociedad Británica de Medicina), han concluido que la homeopatía no tiene base científica y no debería considerarse un tratamiento efectivo para ninguna enfermedad. La Fundación Nacional de Ciencia de EE. UU. y otras instituciones científicas afirman que la homeopatía no tiene efectos más allá del placebo.
En conclusión, la evidencia científica actual no ha podido demostrar la efectividad de la homeopatía. No obstante, los tratamientos homeopáticos suelen ser seguros y no se consideran tóxicos.
Artículos relacionados