Autora: Ana Muñoz
La organoterapia es un método terapéutico que utiliza órganos de animales sanos para producir una estimulación específica sobre el órgano humano afectado.
Tanto en China como en la antigua Grecia se han utilizado los órganos de animales como terapia. En Europa fueron Paracelso y sus discípulos, principalmente Crollius, quienes por primera vez han hecho uso de sustancias animales para corregir disfunciones orgánicas humanas.
El doctor Tetau, ya a finales del siglo XX, dirigió una serie de investigaciones que llevaron a concluir lo siguiente: ciertos órganos, diluidos y preparados según el método homeopático, tienen una acción comparable a las de ciertas sustancias farmacológicas como son la cortisona, hormonas tiroideas, etc.
Se trata, por tanto, de una terapia afín a la homeopatía, por utilizar dosis infinitesimales. La organoterapia, al igual que la homeopatía, es reactiva, pues busca una estimulación o regulación mediante la administración del organoterápico análogo al tejido enfermo.
Está suficientemente demostrado que cuando se administra desde el exterior una sustancia fisiológica específica, el órgano o glándula encargado de producir internamente esa sustancia deja progresivamente de hacerlo. Por ejemplo, en los enfermos diabéticos, cuando el páncreas no secreta insulina en cantidad suficiente se hace necesario administrar la hormona de forma externa, mediante inyecciones. A partir de ese momento, el páncreas deja definitivamente de secretar la poca insulana que sintetizaba antes del aporte externo. La organoterapia, consciente de esto, pretende una estimulación específica del órgano enfermo, mediante mecanismos inmunológicos producidos por la sustancia organoterápica.
Cómo funciona
Los organoterápicos desencadenan respuestas inmunológicas defensivas que reactivan el funcionamiento del órgano. Como sabemos, el rechazo del organismo es uno de los mayores problemas con que se enfrentan los cirujanos al hacer un trasplante, pues cualquier órgano extraño provoca reacciones inmunológicas. La organoterapia, al ser administrada en dosis infinitesimales, no provoca estas reacciones, sino solamente una reacción de activación del órgano específico, no actuando sobre otros órganos diferentes al administrado.
La prescripción se realiza según e principio de Arndt-Schulz, que afirma que estímulos fuertes deprimen la actividad celular, mientras que estímulos débiles favorecen el incremento de dicha actividad.
Así pues, la organoterapia se utiliza principalmente para tratar aquellos órganos que necesitan una estimulación debido a que su funcionamiento está debilitado, como es el caso del páncreas en la diabetes.