Autora: Ana Muñoz
Los niños con este trastorno pueden presentar una impulsividad excesiva, falta de atención y concentración y, en algunos casos, un exceso de actividad física. Es decir, no todos los niños con este trastorno son hiperactivos; algunos presentan solo problemas de atención principalmente.
Una alimentación inadecuada puede exacerbar los síntomas en algunos casos. Muchos alimentos contienen aditivos (colorantes, conservantes, etc.) y azúcar en exceso. Las hamburguesas, la comida precocinada, los zumos azucarados, los refrescos, etc., forman parte de la alimentación habitual de muchos niños, cuyos pequeños cuerpos son especialmente vulnerables a estas sustancias. En algunos casos, esto hace que tengan reacciones alérgicas típicas, como problemas de piel, mocos u otros síntomas, pero en otros casos, este exceso de toxinas en la alimentación puede agravar problemas de comportamiento.
Las deficiencias nutricionales pueden estar implicadas también. Existen estudios que han encontrado niveles bajos de hierro, magnesio, zinc y ácidos grasos omega-3 en algunos niños con TDAH. Los suplementos pueden ayudar en ciertos casos.
Alimentación
Utiliza alimentos frescos y prepáralos siempre en casa. De este modo, evitarás el consumo de aditivos y otras toxinas habituales en los alimentos procesados o precocinados. Haz una alimentación sana para toda la familia. Los niños pequeños pueden comer lo mismo que los adultos; tan solo, aparta sus raciones para evitar añadirles los condimentos que se añaden con frecuencia a la comida de los adultos.
Las vitaminas del grupo B son importantes en casos de estrés. Se encuentra principalmente en el arroz integral, levadura de cerveza y verduras de hoja verde.
Algunos niños con déficit de atención pueden tener niveles altos de plomo o cobre. Los alimentos ricos en vitamina C le ayudarán a eliminar estas toxinas. Dale, por tanto, cítricos.
La falta de hierro se ha asociado a problemas de atención y de memoria. Si un test de sangre señala la existencia de falta de hierro, haz que aumente su consumo de alimentos ricos en hierro (hígado, carne roja, pollo, pavo, pescado, legumbres, verduras de hoja verde). Acompaña estos alimentos de otros ricos en vitamina C para mejorar la absorción de hierro, como naranja, tomate y fresas.
La falta de zinc se ha asociado también con este tipo de problemas. Procura que coma alimentos ricos en zinc, como carne roja (ternera, cerdo, cordero), pollo y pavo, hígado, salmón, sardinas, quesos curados, huevos. legumbres, semillas de calabaza (son muy ricas en zinc), germen de trigo.
Magnesio. El magnesio se pierde con el estrés y el consumo excesivo de azúcar y cafeína. Dale una alimentación rica en alimentos altos en magnesio, como semillas de calabaza (son muy ricas en magnesio), sésamo, lino y chía, frutos secos, legumbres, verduras de hoja verde, cereales integrales, aguacate
El triptófano estimula la producción de serotonina, que es un producto químico que produce una sensación de calma. Lo encontrarás en productos a base de soja, cereales integrales, yogurt natural y pollo y pavo de origen ecológico. Si el niño/a tiene problemas para dormir, asegúrate de introducir estos alimentos en sus cenas.
Cualquier persona con sensibilidades alimenticias, debe beber una cantidad apropiada de agua. El agua ayuda a eliminar toxinas y es necesaria para el correcto funcionamiento del cuerpo. Los niños mayores de diez años, deben beber un vaso de agua cada dos horas. Los niños más pequeños, medio vaso cada dos horas.
Para asegurarte de que los niveles de glucosa en sangre son adecuados, evita los azúcares simples y los carbohidratos refinados. Procura que el pan o la pasta sean integrales y dale proteínas de calidad, como carne, pollo, pavo, pescado, legumbres y frutos secos. Trata de incluir verduras con las comidas, pues hacen más lenta la liberación de glucosa en sangre.
Asegúrate de que no se salte el desayuno, pues establece el equilibrio bioquímico para el resto del día.
Sirve regularmente alimentos ricos en ácidos grasos esenciales, que favorecen el adecuado funcionamiento del cerebro, como salmón, caballa, trucha, mero, nueces, almendras y semillas de lino (una o dos cucharaditas al día para los niños).
Determina si existe algún alimento al que tu hijo/a sea alérgico o intolerante. Los principales son los productos lácteos, el trigo, el maíz, el chocolate, los cacahuetes, los cítricos, la soja, los colorantes y los conservantes. (Ver el artículo sobre alergias alimenticias).
Hierbas y suplementos
Ácidos grasos esenciales. Dale al niño un producto que contenga ácido docosahexaenoico (DHA). Toma también ácido gamma linolénico (GLA), que se encuentra en el aceite de onagra y el de borraja.
Fosfatidilserina. Ayuda a que las neuronas funcionen correctamente. Dale al niño entre 100 y 200 mg al día.
Calcio y magnesio. Estos minerales ayudan a relajar el sistema nervioso.
Vitamina B6. Esta vitamina está implicada en la formación de serotonina, un neurotransmisor que tienen un efecto calmante. Los niños mayores de cinco años pueden tomar 100 mg al día. Dosis más altas deben darse bajo supervisión médica.
Multivitaminas. Un complejo multivitamínico le aportará los nutrientes que su organismo necesita.
Alimentos probióticos. Dale un producto que contenga bifidus o lactobacilus acidophillus. Ayudan a mantener una flora intestinal adecuada.
Homeopatía
Anacardium orientale. Niños que tienden a ser crueles con los animales y las personas. Son antisociales, con la mente ausente y una baja autoestima.
Hyoscyamus niger. Niños muy impulsivos y violentos, sobre todo hacia sus hermanos más pequeños. Son muy habladores y sexualmente precoces.
Medorrhinum. Niños con intensas rabietas que son violentos con otros niños. Tienen problemas para concentrarse. Suelen tener calor, deseos de cosas heladas y naranjas.
Stramonium. Niños que tienen muchos miedos, como a la oscuridad o a los animales. Tiene ataques de ira y destruyen objetos. Terrores nocturnos.
Sulphur. Niños curiosos, tercos e hiperactivos. Suelen tener calor, sudan fácilmente, tienen mucha sed de bebidas frías y deseas alimentos picantes.
Tarentula hispanica. Niños extremadamente inquietos y apresurados. Son impulsivos, destructivos y con mal comportamiento. Les gusta la música y bailar.
Tuberculinum. Niños que son muy tercos, impacientes, se aburren con facilidad, demandan mucha atención. Con frecuencia tienen rabietas violentas y pueden golpear a otras personas o animales. Tienen deseo de leche y son propensos a padecer afecciones respiratorias.
Aromaterapia
Los aceites esenciales de lavanda, manzanilla y madera de sándalo producen serenidad. Utilízalas en un baño o con un difusor. También puedes añadir unas gotas a un aceite base para dar un masaje.
Acupresión
Puedes enseñar a tus hijos cómo utilizar la acupresión para calmarse. De este modo, le estarás enseñando también cómo identificar sus emociones negativas y técnicas para controlarlas.
Punto 1 de pulmón. Trabaja este punto para aliviar la tensión. En la figura, es el punto llamada Lu 1.

Punto 12 de vaso concepción (CV 12). Si las rabietas están desencadenadas por la frustración, enséñale a presionar este punto, mientras repite lentamente el nombre que describe este punto: Centro de Poder.

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