Autora: Ana Muñoz
Los niños con este trastorno pueden presentar una impulsividad excesiva, falta de atención y concentración y, en algunos casos, un exceso de actividad física. Es decir, no todos los niños con este trastorno son hiperactivos; algunos presentan solo problemas de atención principalmente.
En muchos casos, este problema está relacionado con una alimentación inadecuada. Muchos alimentos contienen aditivos (colorantes, conservantes, etc.) y azúcar en exceso. Las hamburguesas, la comida precocinada, los zumos azucarados, los refrescos, etc., forman parte de la alimentación habitual de muchos niños, cuyos pequeños cuerpos son especialmente vulnerables a estas sustancias. En algunos casos, esto hace que tengan reacciones alérgicas típicas, como problemas de piel, mocos, u otros síntomas, pero en otros casos, este exceso de toxinas en la alimentación produce problemas de comportamiento.
Muchos médicos tratan a estos niños con fármacos. Es posible que en unos pocos casos la medicación sea necesaria, pero hay que tener cuidado porque los efectos a largo plazo no son bien conocidos y es posible que produzcan un retraso en el crecimiento y lleven a abuso de sustancias en el futuro. Algunos adolescentes mezclan el Ritalin con alcohol o marihuana, produciendo una mezcla peligrosa.
El uso regular de antibióticos y las infecciones frecuentes de oído están asociados con una mayor probabilidad de padecer este trastorno. Otras causas son las alergias o intolerancias alimenticias, alérgenos ambientales o toxicidad por metales como aluminio, plomo o mercurio.
Las deficiencias nutricionales pueden estar implicadas también. La falta de ácidos grasos esenciales, vitaminas del grupo B, magnesio, hierro y otros minerales pueden jugar un papel importante.
Intenta seguir las recomendaciones que explicamos en las siguiente páginas durante al menos un menos (o, preferiblemente, tres meses). Algunos niños vuelven a unos niveles normales de actividad tan solo unos días después de eliminar el alimento que le está causando problemas.
Alimentación
Utiliza alimentos frescos y prepáralos siempre en casa. De este modo, evitarás el consumo de aditivos y otras toxinas habituales en los alimentos procesados o precocinados. Haz una alimentación sana para toda la familia. Los niños pequeños pueden comer lo mismo que los adultos; tan solo, aparta sus raciones para evitar añadirles los condimentos que se añaden con frecuencia a la comida de los adultos.
Las vitaminas del grupo B son importantes en casos de estrés. Se encuentra principalmente en el arroz integral, levadura de cerveza y verduras de hoja verde.
Algunos niños con déficit de atención pueden tener niveles altos de plomo o cobre. Los alimentos ricos en vitamina C le ayudarán a eliminar estas toxinas. Dale, por tanto, cítricos.
La falta de hierro se ha asociado a problemas de atención y de memoria. Si un test de sangre señala la existencia de falta de hierro, una cucharada al día de melaza residual (mira la etiqueta para asegurarte de que no contenga azufre) es una forma natural de aportar hierro.
El triptófano estimula la producción de serotonina, que es un producto químico que produce una sensación de calma. Lo encontrarás en productos a base de soja, cereales integrales, yogurt natural y pollo y pavo de origen ecológico. Si el niño/a tiene problemas para dormir, asegúrate de introducir estos alimentos en sus cenas.
Cualquier persona con sensibilidades alimenticias, debe beber una cantidad apropiada de agua. El agua ayuda a eliminar toxinas y es necesaria para el correcto funcionamiento del cuerpo. Los niños mayores de diez años, deben beber un vaso de agua cada dos horas. Los niños más pequeños, medio vaso cada dos horas.
Para asegurarte de que los niveles de glucosa en sangre son adecuados, evita los azúcares simples y los carbohidratos refinados. Procura que el pan o la pasta sean integrales y dale proteínas de calidad, como pollo, pavo, pescado, legumbres y frutos secos. Trata de incluir verduras con las comidas, pues hacen más lenta la liberación de glucosa en sangre.
Asegúrate de que no se salte el desayuno, pues establece el equilibrio bioquímico para el resto del día.
Sirve regularmente alimentos ricos en ácidos grasos esenciales, que favorecen el adecuado funcionamiento del cerebro, como salmón, caballa, trucha, mero, nueces, almendras y semillas de lino (una o dos cucharaditas al día para los niños).
Determina si existe algún alimento al que tu hijo/a sea alérgico o intolerante. Los principales son los productos lácteos, el trigo, el maíz, el chocolate, los cacahuetes, los cítricos, la soja, los colorantes y los conservantes. (Ver el artículo sobre alergias alimenticias).
Hierbas y suplementos
Ácidos grasos esenciales
Dale al niño un producto que contenga ácido docosahexaenoico (DHA). Toma también Ácido gamma linolénico (GLA), que se encuentra en el aceite de onagra y el de borraja.
Fosfatidilserina
Ayuda a que las neuronas funcionen correctamente. Dale al niño entre 100 y 200 mg al día.
Calcio y magnesio
Estos minerales ayudan a relajar el sistema nervioso.
Vitamina B6
Esta vitamina está implicada en la formación de serotonina, un neurotransmisor que tienen un efecto calmante. Los niños mayores de cinco años pueden tomar 100 mg al día. Dosis más altas deben darse bajo supervisión médica.
Multivitaminas
Un complejo multivitamínico le aportará los nutrientes que su organismo necesita.
Alimentos probióticos
Dale un producto que contenga bifidus o lactobacilus acidophillus. Ayudan a mantener una flora intestinal adecuada.
Homeopatía
Anacardium orientale
Niños que tienden a ser crueles con los animales y las personas. Son antisociales, con la mente ausente y una baja autoestima.
Hyoscyamus niger
Niños muy impulsivos y violentos, sobre todo hacia sus hermanos más pequeños. Son muy habladores y sexualmente precoces.
Medorrhinum
Niños con intensas rabietas que son violentos con otros niños. Tienen problemas para concentrarse. Suelen tener calor, deseos de cosas heladas y naranjas.
Stramonium
Niños que tienen muchos miedos, como a la oscuridad o a los animales. Tiene ataques de ira y destruyen objetos. Terrores nocturnos.
Sulphur
Niños curiosos, tercos e hiperactivos. Suelen tener calor, sudan fácilmente, tienen mucha sed de bebidas frías y deseas alimentos picantes.
Tarentula hispanica
Niños extremadamente inquietos y apresurados. Son impulsivos, destructivos y con mal comportamiento. Les gusta la música y bailar.
Tuberculinum
Niños que son muy tercos, impacientes, se aburren con facilidad, demandan mucha atención. Con frecuencia tienen rabietas violentas y pueden golpear a otras personas o animales. Tienen deseo de leche y son propensos a padecer afecciones respiratorias.
Aromaterapia
Los aceites esenciales de lavanda, manzanilla y madera de sándalo producen serenidad. Utilízalas en un baño o con un difusor. También puedes añadir unas gotas a un aceite base para dar un masaje.
Acupresión
Puedes enseñar a tus hijos cómo utilizar la acupresión para calmarse. De este modo, le estarás enseñando también cómo identificar sus emociones negativas y técnicas para controlarlas.
Punto 1 de pulmón. Trabaja este punto para aliviar la tensión. En la figura, es el punto llamada Lu 1.
Punto 12 de vaso concepción (CV 12). Si las rabietas están desencadenadas por la frustración, enséñale a presionar este punto, mientras repite lentamente el nombre que describe este punto: Centro de Poder.