Autora: Ana Muñoz
Las venas son las encargadas de llevar la sangre de retorno al corazón. Para realizar este trabajo no cuentan, como las arterias, con la fuerza originada por el bombeo del corazón, sino que es el efecto de contracción y relajación de los músculos que las rodean los que ocasionan este movimiento de propulsión.
Por suerte, las venas disponen de una serie de válvulas que hacen que la sangre solo pueda moverse en dirección al corazón. Cuando una de estas válvulas funciona incorrectamente o cuando las paredes de la vena están debilitadas, la sangre no puede seguir fluyendo, quedando estancada en la vena, que se llena de una cantidad de sangre excesiva, se debilita, se estira y se engrosa. Es entonces cuando recibe el nombre de vena varicosa.
Por lo general aparecen en las piernas, donde la presión que soportan es mayor. Pueden estar dolorosas al tacto y hacer que las piernas se sientan apretadas e hinchadas.
En muchas personas, las varices se deben a una debilidad genética de las paredes de las venas o válvulas, pero también pueden estar causadas por cualquier situación que produzca una presión excesiva en las venas. Entre los factores que contribuyen a la aparición de varices se encuentran: una dieta rica en grasas y baja en fibra, falta de ejercicio, obesidad, estar sentado o de pie durante largos periodos de tiempo, el embarazo. Las mujeres que toman hormonas de reemplazo sintéticas tienen más probabilidades de desarrollar varices.
Las terapias naturales, como las que exponemos a continuación, pueden impedir que las varices se sigan desarrollando y producir una leve mejoría en las ya existentes.
Alimentación
Una dieta baja en fibra produce estreñimiento. Los esfuerzos para defecar someten a las venas a una gran presión en la parte inferior del cuerpo. Con el tiempo, puede hacer que las venas se debiliten y agranden. Por tanto, haz una alimentación rica en fibra: verduras y frutas frescas, cereales integrales, frutos secos y semillas.
Toma una o dos cucharadas de semillas de lino al día, junto con agua para obtener una fibra de calidad.
Algunos tipos de frutas del bosque de color oscuro, como moras, arándanos o cerezas, contienen ciertos tipos de flavonoides que fortalecen las paredes de las venas y mejoran su elasticidad.
El trigo sarraceno integral es una buena fuente de un flavonoide llamado rutina, que aumenta la fuerza de los capilares.
Para mejorar la circulación, añade a tus comidas ajo, cebolla, cayena o jengibre.
La vitamina E mejora la circulación y ayuda a prevenir la formación de coágulos. El germen de trigo es una excelente fuente, así como la soja y las verduras de hoja verde.
Evita las grasas saturadas, hidrogenadas y parcialmente hidrogenadas, pues enlentecen la circulación y empeoran la inflamación de los vasos sanguíneos.
El azúcar y los carbohidratos refinados pueden producir sobrepeso y estreñimiento. Tómalos integrales (pasta integral, pan integral, etc.) En general, reduce o elimina tu ingesta de dulces y alimentos refinados.
Evita el alcohol y la cafeína, pues deshidratan, empeorando las varices.
Hierbas y suplementos
Castaño de Indias (Aesculus hippocastanum)
Fortalece las paredes y válvulas de las venas, mejora la circulación y reduce la inflamación. Toma un producto que contenga 100 mg de aescina al día.
Rusco (Ruscus aculeatus)
Reduce la inflamación de las venas. Toma un producto que contenga de 200 a 300 mg de ruscogenina.
Bioflavonoides
Ayudan a tratar las venas varicosas. Toma 1000 mg tres veces al día.
Mirtilo (Vaccinium myrtillus)
Mejora la circulación y fortalece las paredes capilares. Toma 160 mg dos veces al día de un producto que contenga un 25 por ciento de antocianósidos.
Hamamelis (Hammamelis virginiana)
Aplícalo externamente en forma de crema o pomada. Tiene un efecto astringente.
Vitamina E
Actúa como anticoagulante natural, favorece el flujo sanguíneo y reduce la inflamación de las venas. Toma 400 UI dos veces al día.
Extracto de semillas de uva
Mejoran la circulación y fortalecen las paredes de las venas. Toma de 200 a 300 mg al día.
Homeopatía
Se recomienda consultar con un especialista para la correcta selección y administración de los remedios homeopáticos. Entre los más utilizados se encuentran los siguientes:
Aesculus hippocastannum. Venas distendidas, de color púrpura, dolor punzante y ardiente. Los síntomas empeoran al andar y con el frío.
Arnica. Venas hinchadas, dolorosas al tacto, con aspecto de magulladura.
Bellis perennis. Varices durante el embarazo que hacen difícil caminar. Dolor profundo similar al de un hematoma.
Carbo vegetabilis. Piel moteada con venas distendidas. Las piernas se sienten pensadas, débiles y frías, pero con dolores ardientes. Los síntomas empeoran con el calor y tumbado y mejoran al elevar las piernas.
Hamamelis. Varices en los muslos y las piernas, con sensación de pesadez y de magulladura; hinchazón. Las venas pueden picar. Los síntomas empeoran con el tacto y la presión, y mejoran con el movimiento.
Lachesis. Inflamaciones de color rojo-azulado de las venas varicosas. Las venas sangran con facilidad. La persona tiene calor y es intolerante al calor. Los síntomas suelen aparecer con la menopausia o el embarazo.
Pulsatilla. Venas hinchadas, azuladas, con dolor punzante. Los síntomas empeoran con el calor y mejoran al aire fresco. Varices durante el embarazo.
Sepia. Venas congestionadas, de color púrpura, que han perdido su elasticidad. Los síntomas aparecen durante el embarazo o menopausia. La mujer está predispuesta al estreñimiento, es friolera, desea alimentos salados, agrios y chocolate. Los síntomas mejoran con el ejercicio y el calor.