Autora: Ana Muñoz


Debido a que el comportamiento de los niños varía de un estadio del desarrollo a otro, es difícil determinar si un niño tiene depresión o es simplemente una corta fase de cierto decaimiento o preocupación. Los niños que están deprimidos pueden decir que están enfermos, negarse a ir al colegio, aferrarse a su madre o padre sin querer soltarlo o comportarse mal en la escuela, con negatividad, mal humor, y sensación se ser incomprendido.

Alrededor del 5% de los niños sufren una depresión clínica en algún momento de su infancia. Si no se trata puede afectar negativamente el rendimiento escolar, sus relaciones con otras personas, su autoestima, la adquisición de nuevas habilidades, la relación con sus padres y su sensación de unión con los demás y confianza. Puede dar lugar a abuso de sustancias, mal comportamiento, agresividad, violencia e incluso suicidio. El suicidio es la tercera causa de muerte en niños y adolescentes, por detrás de los accidentes y el maltrato. Además, el patrón de pensamiento del deprimido (visión negativa de sí mismo, del mundo y del futuro) puede pasar a formar parte de su modo normal de pensar e interpretar la realidad, dando lugar a una personalidad depresiva, que le puede crear problemas durante toda su vida, mientras no cambie ese patrón de pensamiento (algo que puede hacerse con ayuda de una psicoterapia de orientación cognitiva).

Por tanto, la depresión en los niños es un problema que ha de tomarse en serio para poder proporcionarle el tratamiento adecuado. El primer obstáculo con el que nos encontramos consiste en ser capaces de detectar la depresión. Con frecuencia, los niños sólo son llevados al psicólogo cuando los problemas son muy obvios o perturbadores para los demás (expulsiones de la escuela, peleas, fracaso escolar, etc.). Estos síntomas pueden ser vistos a veces como un trastorno por déficit de atención con hiperactividad, oposicionismo, mal comportamiento, etc., sin reconocer que sus problemas de comportamiento se deben a una depresión subyacente.

Aunque existen similitudes entre la depresión de niños y adultos, también existen conductas que son específicas de la depresión en los niños y varía según la edad de desarrollo en que se encuentre. Además, con frecuencia, un niño o adolescente no suele decir que se en encuentra triste o deprimido, sino que suele decir que está aburrido, enfadado, harto o que no es feliz.

Síntomas de depresión en niños

  • Irritabilidad o ira
  • Sentimientos de tristeza y desesperanza
  • Retirada social
  • Mayor sensibilidad al rechazo
  • Apetito aumentado o disminuido
  • Cambios en el patrón de sueño (duerme mucho o demasiado poco)
  • Llanto
  • Problemas para concentrarse
  • Fatiga y baja energía
  • Quejas físicas (dolor de estómago, cefaleas) que no responden al tratamiento
  • Capacidad reducida para funcionar correctamente al realizar actividades en casa o con amigos, en la escuela, actividades de ocio, etc.
  • Sentimientos de culpa e inutilidad
  • Problemas para pensar o concentrase
  • Pensamientos de muerte o suicidio

No todos los niños presentan todos estos síntomas. La mayoría muestra síntomas distintos en momentos diferentes y en lugares diferentes. Aunque muchos niños pueden seguir funcionando correctamente en ambientes estructurados, la mayoría de los niños deprimidos sufren un cambio considerable en sus actividades sociales, pérdida de interés en la escuela y bajo rendimiento escolar o un cambio en su apariencia. Algunos pueden empezar a usar drogas o alcohol, sobre todo por encima de los 12 años.

Aunque no es frecuente en niños menores de 12 años, los niños más pequeños también pueden intentar suicidarse.

Por debajo de los 10 años, la depresión es más frecuente en niños que en niñas. Por encima de los 16, es más frecuente en las chicas.

Qué puedes hacer si sospechas que tu hijo o hija puede tener estar deprimido

Los padres a menudo tienden a negar que su hijo o hija puede estar deprimido o tener algún otro problema. Eso puede ser debido a que piensan que una depresión en sus hijos los convierte a ellos en malos padres y son responsables de la depresión de sus hijos, o porque no quieren aceptar que su hijo tiene problemas que tal vez los padres ni siquiera entienden.

No obstante, si el problema no se trata no desaparecerá, sino que puede agravarse, y aumentará la tendencia del niño a tener depresiones en el futuro.

Los motivos de la depresión de un niño pueden ser diversos. La forma de ser del niño puede estar influyendo. Por ejemplo, algunos niños pueden tener dificultades para relacionarse con otras personas o para emprender actividades debido a un carácter tímido, lo cual puede dar lugar a frustración, soledad, sensación de incapacidad y tal vez depresión. También pueden deprimirse los niños que son rechazados por algún defecto físico, o por no haber aprendido a comportarse del modo adecuado con sus compañeros, así como los niños que son víctima de abuso por parte de sus compañeros u otras personas; etc. En todos estos casos, un psicólogo que evalúe con detenimiento el problema puede enseñar al niño las habilidades necesarias para relacionarse y lograr sus objetivos, los comportamientos adecuados, entrenarlo para usar un pensamiento realista y constructivo (en vez de adoptar la visión pesimista y negativa típica del pensamiento del deprimido), etc.

El psicólogo puede también entrenar a los padres para que aprendan a tratar a su hijo del modo más adecuado en función de su modo de ser, sus preferencias o gustos. Por ejemplo, el niño que está deprimido porque se siente solo puede beneficiarse de alguna actividad en grupo, como un deporte, pero de poco le servirá si la actividad es elegida por los padres sin tener en cuenta los gustos del niño y éste lo ve más como una obligación y una carga que como algo que le satisfaga. Si no sabes cómo llegar hasta tu hijo o cómo lograr que se vea implicado en actividades que le satisfagan y tenga amistades, un psicólogo puede ayudarte a lograrlo.

Entre las conductas que te pueden indicar que tu hijo o hija puede estar deprimido, se encuentran las siguientes:

  • Síntomas propios de la depresión en niños, como los descritos anteriormente.
  • Aislamiento social, no tiene amigos
  • Habla de la muerte o del suicido con frecuencia
  • Aumenta las conductas de riesgo
  • Accidentes frecuentes
  • Abuso de sustancias
  • Habla a menudo de temas lúgubres
  • Aumento de la frecuencia de llanto
  • Expresión emocional reducida
  • Regala o tira sus juguetes u otras posesiones

Explorar el ambiente del niño

La causa de la depresión puede estar en el ambiente en que vive el niño. La responsabilidad en la escuela, las tareas escolares, los problemas con los profesores o con compañeros de clase, etc., pueden estar ejerciendo una presión excesiva en el niño.

Por este motivo, es conveniente analizar con cuidado el ambiente escolar y lo que representa para el niño, preguntándole directamente y hablando con los profesores.

El ambiente familiar también puede ser el causante. Los problemas entre los padres son percibidos por sus hijos, quienes se ven afectados por las discusiones entre ellos. Los hermanos también pueden ser una fuente de problemas. Un niño de carácter fuerte y agresivo puede estar dominando a un hermano más débil o sumiso y haciéndole la vida imposible.

Los problemas emocionales o de otro tipo de los padres también pueden afectar al niño, quien puede sentirse rechazado, solo, aislado, o no querido, si sus padres están demasiado centrados en sus propios problemas y preocupaciones. Por tanto, analiza tu propia conducta con tu hijo para hacer los cambios necesarios y mejorar tu relación con tus hijos.

La información y educación es muy importante. Si tu hijo está deprimido, lee libros que hablen sobre la depresión en niños, así como libros que te ayuden a relacionarte con tu hijo del modo más adecuado posible.

Comparación entre la depresión en niños, adolescentes y adultos

Los síntomas más comunes de la depresión en niños y adolescentes son la tristeza, la incapacidad para sentir placer o divertirse, irritabilidad, fatiga, insomnio, baja autoestima y retirada social. Los niños tienen una mayor predisposición que los adolescentes a padecer síntomas físicos como dolores de estómago o de cabeza, agitación y miedos extremos. Por otra parte, los adolescentes muestran más desesperación, cambios de peso y excesiva somnolencia durante el día.

Adultos

Niños

Adolescentes

Ánimo deprimido/

triste

Irritable, discutidor, agresivo, quejumbroso,

llora.

Discutidor, agresivo,

hipersensible.

Falta de interés, incapacidad para sentir placer

Falta de interés, juega menos, es menos curioso, no hace las tareas escolares, se aburre.

Aislado, deja de hacer actividades, no muestra iniciativa, bajan las notas, se aburre.

cambios de peso no intencionados

No gana peso con normalidad

Cambios de peso no intencionados

Alteración del sueño

Problemas para quedarse dormido o permanecer dormido

Problemas para dormirse o permanecer dormido, noches enteras sin dormir

Se siente elentecido o acelerado

Dificultad para concentrarse o estarse quieto, impulsividad, menos activo o interactivo, hiperactivo, desorganizado

Dificultad para concentrarse o estarse quieto, impulsividad, menos activo o interactivo, desorganizado

Fatiga

Necesita descansar, dormir siesta, se queja cundo le dicen que haga cosas, dice estar enfermo

Se niega a participar, pierde el tiempo, duerme durante el día, dice estar enfermo

Sentimientos de inutilidad y culpa

Hace comentarios negativos de sí mismo, como "soy estúpido", "Tú me odias"

Hace comentarios negativos de sí mismo como "estoy gordo", "soy feo", "todo el mundo me odia"

Falta de concentración, problemas para tomar decisiones

Falta de atención y concentración, se distrae fácilmente, desorganizado

Falta de atención y concentración, se distrae fácilmente

Pensamientos de muerte y suicidio

Habla de la muerte, dice que le gustaría no haber nacido o que desearía estar muerto

Obsesión con la muerte, dice que desearía estar muerto, piensa en la muerte, intento de suicidio