Autora: Ana Muñoz
A una edad de cuatro años, a David le gustaba jugar con coches. Cuando su madre le pidió que hiciera un dibujo de una persona, el niño dibujó ruedas en vez de pies. Esto de muestra una expresión artística que, desgraciadamente, los padres rara vez tienen en cuenta.
Fue en los años 70 cuando empezó a estudiarse la expresión artística de los niños, con las investigaciones de Rhoda Kellogg, quien estudió más de un millón de dibujos realizados por niños, la mitad de ellos menores de seis años.
Los dibujos iniciales reflejan la madurez del cerebro y son similares en niños de diferentes naciones y culturas.
La etapa de los garabatos. Surge a los dos años de edad y los adultos suelen pensar que estos garabatos son aleatorios y sin sentido. No obstante, los niños se interesan principalmente por la colocación de los trazos en el papel. Kellogg ha identificado 20 trazos básicos (como líneas o zigzags) y ha identificado 17 patrones de ubicación de los trazos en el papel que aparecen hacia los dos años de edad.
La etapa de la forma surge hacia los tres años. Los niños dibujan diagramas con seis formas básicas: círculos, cuadrados o rectángulos, triángulos, cruces, letras X y formas desiguales.
En la etapa de diseño, que alcanzan con rapidez desde la etapa anterior, los niños mezclan dos formas básicas en un patrón complejo. Se trata de dibujos abstractos. Los adultos suelen desechar y no valorar estos dibujos porque no son dibujos de algo concreto (como un árbol o una casa). Sin embargo, los adultos que empujan a los niños a dibujar objetos de la vida real están perjudicando el desarrollo artístico del niño.
La etapa pictórica comienza entre los cuatro y cinco años. Los niños empiezan a dibujar cosas de la vida real. Este paso del dibujo abstracto al dibujo representacional marca un cambio fundamental en el propósito del dibujo de los niños. Los elementos primarios en el arte consisten en un interés por la forma y el diseño, que es precisamente lo que caracteriza el dibujo de los niños en las primeras etapas. Pero después de los primeros años de escuela, cuando los adultos los presionan para pintar la realidad, sucede este cambio de lo abstracto a lo representacional y es cuando muchos niños que antes se divertían dibujando, pierden el interés artístico que tenían en un principio.
Pablo Picasso dijo: "Los adultos no deberían enseñar a los niños a pintar, sino aprender de ellos". Para estimular la creatividad de los niños hay que permitirles pintar lo que quieran, sin imponerles sugerencias ni estándares, pues "lo que los grandes artistas luchan por alcanzar, el niño lo crea con naturalidad".
Imagen: dibujo de una niña de 5 años