Autora: Ana Muñoz

El recién nacido recibe el nombre de neonato. El periodo neonatal abarca las 4 primeras semanas de vida y es una etapa de transición entre la vida intrauterina y su existencia como un ser independiente.

Por término medio, un neonato suele medir unos 50 cm y pesar unos 3,4 kg. El 95 % de los bebés miden al nacer entre 45 y 55 cm y pesan entre 2,49 y 4,5 kg. Los niños tienden a ser más pesados y largos que las niñas y es frecuente que el primer hijo pese menos al nacer que sus hermanos.

Las características físicas de los bebés suelen despertar afecto en los adultos (cabeza y ojos grandes, barbilla retraída, mejillas carnosas, nariz pequeña).

Durante los primeros días de vida, los neonatos pierden aproximadamente el 10% de su peso, debido sobre todo a la pérdida de líquido. Sobre el quinto día, comienzan a aumentar de peso hasta alcanzar el peso que tenían al nacer entre el día 10 y el 14.

Los bebés que pesan menos al nacer, también pierden menos peso que los que nacen más pesados y los primeros hijos pierden menos peso que los siguientes.

La cabeza del recién nacido es grande, siendo un cuarto de la longitud total del cuerpo. Su cráneo aún no está soldado, lo que hace que su cabeza tenga algo de falta de forma. Esto facilita su paso a través de la pelvis materna durante el parto. Los sitios de la cabeza donde los huesos todavía no se han unido, que reciben el nombre de fontanelas, están cubiertas por una membrana firme. Las fontanelas se cerrarán durante el primer mes de vida. Debido a que el cartílago de la nariz del neonato también es maleable, suelen tener la nariz achatada durante unos cuantos días debido al paso por el canal del parto.

Los recién nacidos están cubiertos por la vernix caseosa, que es una sustancia grasa que los protege contra infecciones, desapareciendo al cabo de unos días. Los huesos de su cráneo no están soldados por completo. Esto hace más fácil su paso a través de la pelvis de la madre. Los lugares de la cabeza donde los huesos todavía no se han unido reciben el nombre de fontanelas, y están cubiertas por una membrana firme. Las fontanelas se cierran dentro del primes mes de vida. Dado que el cartílago de la nariz del recién nacido también es maleable, su nariz queda un poco achatada durante unos días debido al paso por el canal del parto.

No es raro que los recién nacidos tengan un tono rojizo en su piel. Esto se debe a que la piel es tan delgada que solo cubre ligeramente los capilares sanguíneos. Algunos nacen recubiertos de vello, porque el lanugo (la pelusa que cubre su cuerpo en el vientre materno) no se ha caído todavía, aunque lo hará al cabo de unos días.

Debido a los altos niveles de estrógeno que la placenta segrega durante el parto, a veces sale una secreción de las tetillas de los recién nacidos (que, en la Edad Media, llamaban leche de bruja), o las niñas expulsan un flujo vaginal ligeramente machado de sangre.

Desde el momento del nacimiento, cada niño o niña tiene un modo peculiar de comportarse. Algunos son más activos, otros más tranquilos, uno puede sacar la lengua continuamente y otro succionar con frecuencia, etc. Por lo general, los patrones de actividad se mantienen estables a lo largo del tiempo, de manera que los más activos al nacer siguen siendo activos varios años después, mientras que los menos activos mantienen ese mismo patrón más adelante.

Los sistema corporales del recién nacido

Antes de que el bebé nazca, la respiración, la ingestión de nutrientes, la circulación, la eliminación de desechos y el control de la temperatura, se realiza a través del cuerpo de la madre. Sin embargo, desde el momento en que nacen, deben empezar a hacer todo esto por sí mismos.

Sistema circulatorio

Incluso antes de nacer, la madre y el feto tienen sistemas circulatorios separados y frecuencias cardiacas distintas. Sin embargo, la sangre del feto se limpia mediante el cordón umbilical, el cual lleva la sangre del feto a la placenta y regresa con sangre limpia. Tras nacer, el bebé debe realizar todo este proceso en su propio cuerpo. La frecuencia cardiaca del recién nacido es rápida e irregular y su presión sanguínea no se estabiliza hasta el décimo día.

Sistema respiratorio

En el interior del útero materno, el bebé no utiliza sus propios pulmones, sino que el oxígeno llega hasta el feto a través del cordón umbilical, el cual elimina también el dióxido de carbono del feto. Al nacer necesita mucho más oxígeno y debe obtenerlo por sí mismo. La mayoría de los bebés comienza a respirar enseguida. Si la respiración no comienza en un periodo de unos 5 minutos, el bebé puede sufrir daños cerebrales permanentes por falta de oxígeno.

Sistema gastrointestinal

En el útero materno, el cordón umbilical es el encargado de llevar los nutrientes desde la madre al feto y sacar los desechos del cuerpo del bebé. Cuando nacen, los bebés poseen un reflejo de succión que los hace succionar del pezón de la madre instintivamente para alimentarse. Durante los primeros días después de nacer, los bebés excretan el meconio, una sustancia viscosa de color verde oscuro que se produce en sus intestinos. Cuando el intestino o la vejiga están llenos, los músculos que los cierran (esfínteres) se abren de manera automática para que se produzca la micción o la defecación. Los niños no pueden controlar estos músculos hasta muchos meses después.

Aproximadamente la mitad de los bebés desarrolla ictericia neonatal tres o cuatro días después de nacer; es decir, su piel y sus ojos adquieren un color amarillo. Esto se debe a la inmadurez del hígado y es más común en bebés con bajo peso al nacer. No suele ser grave ni tiene efectos a largo plazo. Los médicos lo tratan con medicamentos y colocando al bebé bajo luces fluorescentes.

Evaluación médica del recién nacido

Tras el nacimiento, los médicos hacen un reconocimiento al bebé para asegurarse de que no presenta ningún problema. Un minuto después de nacer se les evalúa con la escala de Apgar.


Esta evaluación se vuelve a repetir 5 minutos después. Se evalúa su aspecto, frecuencia cardiaca, reflejo de irritabilidad, tono muscular y capacidad pulmonar. En cada una de estas medicas se le califica con una puntuación de 0 a 2, para lograr un máximo de 10. El 90% de los bebés normales consigue 7 puntos o más. Una puntuación inferior a 7 indica que necesita ayuda para respirar, y una puntuación por debajo de 4 significa que necesita tratamiento inmediato para salvar su vida.

También suelen realizarse pruebas para detectar la posible existencia de enfermedades raras, como la fenilcetonuria (FCU) o el hipotiroidismo congénito. Los niños que heredan la enzima que produce la FCU padecerán retraso mental a menos que se les suministre una dieta especial a partir de las primeras tres a seis semanas de vida.

No obstante, estas pruebas no están exentas de riesgo, pues pueden producirse falso-positivos que indiquen que hay un problema cuando en realidad no lo hay.

Escala de Apgar

Signo

0

1

2

Aspecto

(Color)

Azul, pálido

Cuerpo rosado, extremidades azules

Completamente rosado

Pulso (frecuencia cardiaca)

Ausente

bajo (inferior a 100)

Rápido (superior a 100)

Gesto (reflejo de irritabilidad)

No responde

Gesto

Tos, estornudo, llanto

Actividad (tono muscular)

Ausente

Débil, inactivo

Fuerte, activo

Respiración (capacidad pulmonar)

Ausente

Irregular, lento

Bueno, llanto


El sueño de los bebés

Por término medio, los recién nacidos suelen dormir unas 16 horas al día, pero existe una gran variabilidad entre ellos, de manera que un bebé puede dormir hasta 20 horas mientras que otro duerme solo 11.

Los neonatos no duermen durante periodos largos, sino que se despiertan cada dos o tres horas, alternando etapas de sueño cortas con etapas de vigilia también cortas. Sin embargo, este patrón suele cambiar pronto.

Alrededor del tercer mes, los bebés permanecen despiertos por más tiempo hacia el final de la tarde y comienzo de la noche y empiezan a dormir durante toda la noche. A los 6 meses de edad, más de la mitad de su tiempo de sueño tiene lugar durante la noche.

Conforme los niños permanecen despiertos por más tiempo, se van desarrollando según sus propios patrones. Estos patrones pueden producir un efecto en su propio ambiente.

Por ejemplo, los padres responden de un modo muy diferente ante un bebé tranquilo que ante uno irritable. Un bebé fácil de consolar produce en los padres una respuesta diferente que un bebé inconsolable.

De este modo, los propios bebés influyen en sus padres y, a su vez, el comportamiento de los padres influye también en los bebés, dando lugar a determinados patrones de interacción entra padres e hijos que pueden permanecer a lo largo del tiempo.

Qué hacer cuando un bebé llora

Para los bebés sanos, las siguientes indicaciones pueden ayudar a calmar su llanto:

Sostén al bebé. Puedes dejarlo descansar sobre tu pecho para que sienta el latido de tu corazón y tu respiración, o puedes sentarte con él en una mecedora confortable.

Pon al bebé en un cargador sujeto a tu pecho y paséalo.

En ocasiones, los bebés sienten los estados de ánimo de quienes los tiene en brazos y reaccionan ante ellos. Si tu estado de ánimo no es bueno, pide a otra persona que se ocupe del bebé.

Frota o masajea la espalda del bebé, en caso de que tenga gases que lo hagan sentir incómodo.

Envuelve al bebé en una cobija pequeña. Algunos se sienten más seguros cuando se les envuelve desde el cuello hasta los pies, con los brazos pegados al cuerpo.

Abriga o descubre al bebé, por si tiene frío o calor, o varía la temperatura de la habitación.

Dale un masaje o un baño de agua tibia.

Cántale una canción, háblale o deja que escuche un sonido rítmico, como la música de la radio, un latido cardiaco simulado o un ruido de fondo proveniente de un ventilador, una aspiradora u otro electrodoméstico.

Saca al bebé de la casa y paséalo en un coche.

Si alguien diferente a los padres está a cargo del niño, puede servir de ayuda que vista un suéter que la madre o el padre haya utilizado poco antes, para que el bebé note un aroma familiar.