Autora: Ana Muñoz
Diversos factores pueden influir en el desarrollo de la inteligencia de los niños, sobre todo su propia personalidad y el comportamiento de los padres.
Personalidad del niño
El funcionamiento cognitivo se encuentra relacionado con el desarrollo emocional y el temperamento. Un niño curioso, activo, asertivo y que toma la iniciativa suele desempeñarse muy bien en las pruebas para medir el cociente intelectual (CI).
El niño curioso, alerta y asertivo aprende del ambiente, mientras que el niño retraído, pasivo y apático aprenderá menos debido al poco contacto que mantiene con su ambiente.
La influencia de los padres
Los padres pueden ser el factor de influencia más importante. Los padres de niños con un CI alto tienden a ser cálidos, cariñosos y sensibles. Aceptan el comportamiento de sus hijos y les permiten explorar su ambiente y expresarse. Cuando quieren cambiar el comportamiento de su hijo utilizan el razonamiento o apelan a los sentimientos antes que a las reglas rígidas. En la crianza de los niños utilizan un estilo democrático, el cual implica el respeto hacia el niño junto con una orientación firme. Utilizan un lenguaje sofisticado, estimulan la independencia, la creatividad y la lectura, enseñan a sus hijos a hacer cosas y juegan con ellos.
El modo en que los padres enseñan a sus hijos también es importante. Cuanto más apropiada es la ayuda de los padres, mejor se desempeñan los hijos. Los padres que enseñan adecuadamente a sus hijos se guían por el nivel de competencia de los hijos y les ofrecen más ayuda cuándo más la necesitan. Así mismo, son más sensibles a las necesidades de sus hijos.
Los aspectos físicos, emocionales y sociales de la paternidad afectan el desarrollo cognitivo de un niño. En una investigación se estudió a 40 familias, observando cómo actuaban los padres con los hijos. Los investigadores clasificaron a los padres en tres grupos: por la naturaleza de la relación social padre-hijo; por la atención que le dedicaban al niño, y por lo que los padres decían a los niños.
En este estudio se hallaron diferencias importantes entre distintos padres: por ejemplo, uno de ellos dirigió a su hijo 200 palabras en una hora, mientras que otro llegó a las 4000 palabras.
Los investigadores encontraron una relación entre el estatus socioeconómico y las pautas de paternidad específicas. Así, los padres con un estatus socioeconómico más alto pasaron más tiempo con sus hijos, les prestaron más atención, hablaron más con ellos, y expresaron más interés en lo que los niños decían. En cambio, gran parte de la charla de los padres con un estatus socioeconómico más bajo incluyó palabras como basta, alto y no. Los niños cuyos padres utilizaron muchas palabras de prohibición tendieron a lograr puntuaciones más bajas en las pruebas de CI. Esto no significa que un niño al que no se le prohíba nada va a ser más inteligente. Por el contrario, los niños necesitan una disciplina estable y firme para su correcto desarrollo, tal y como hemos descrito más arriba (basada en el razonamiento y el respeto hacia el niño).
El CI de los niños guarda relación con diversos factores, como el comportamiento de los padres, la salud mental, el nivel de ansiedad, la educación, las creencias de los padres acerca del desarrollo del niño, el tamaño de la familia, el estrés de sucesos vitales, la ocupación de los padres y la desventaja de las minorías. Cuantos más factores de riesgo existan, más baja será la puntuación en las pruebas de CI.