Autora: Ana Muñoz
Rafa evitaba hacer sus deberes continuamente, haciendo en su lugar otras actividades, como jugar con vídeo juegos, ver la tele, o cualquier otra cosa que deseara hacer en ese momento. Cuando sus padres, después de decirlo muchas veces y llegar a enfadarse, lograban que se sentara a hacerlos, no duraba mucho tiempo, volviendo a levantarse en cuanto sus padres se relajaban un poco. No se trataba de un niño hiperactivo, simplemente se negaba a hacerlos.
Algunos niños no realizan sus deberes debido a determinados problemas que requieren un tratamiento psicológico específico, como problemas de aprendizaje, acoso escolar, etc., mientras que otros niños no los hacen simplemente porque no se ponen a hacerlos, pero ni tienen falta de capacidad ni ningún otro problema que lo esté impidiendo.
En este último caso, las indicaciones que damos a continuación pueden servirte de ayuda. No obstante, si piensas que puede haber algún tipo de problema adicional, lleva a tu hijo a un psicólogo infantil.
1. En primer lugar, lee el artículo sobre la economía de fichas, donde se describe el sistema de puntos que vamos a utilizar. De lo contrario, no podrás llevar a la práctica lo que exponemos a continuación.
2. Observa y describe en qué consiste el comportamiento del niño. No hagas una descripción imprecisa y general como: "no hace sus tareas", sino una descripción que se centre en conductas concretas, como: "Evita sentarse a hacer sus tareas, haciendo otras cosas como jugar a videojuegos, sacar al perro, ver la tele, etc. Cuando al final se sienta, no está más de diez minutos seguidos."
3. Describe lo que quieres que haga (no lo que no quieres que haga). Es muy importante definir las conductas en términos positivos, pues de este modo los niños tienen claro lo que deben hacer, mientras que si les dices "no hagas esto", no les estás diciendo qué es lo que esperas de ellos. Por ejemplo: ""quiero que se siente a hacer los deberes a su hora y permanezca haciéndolos durante 30 minutos seguidos".
Posiblemente, hacer los deberes le lleve más de 30 minutos, pero tendrás más éxito si empiezas con un intervalo de tiempo que sea fácil de manejar para tu hijo/a. Si por lo general, es capaz de pasar unos 10 minutos haciéndolos, no es difícil dar el paso hasta 30 minutos. No obstante, si ni siquiera llega a ponerse a hacerlos, puede ser preferible empezar por periodos de diez minutos y luego ir ampliando el intervalo. La clave del éxito consiste en ir paso a paso, comenzando por una meta fácil de lograr.
4. Crea la carta de puntos, establece los intervalos de tiempo que debe estar sentado haciendo sus deberes para lograr un punto (por ejemplo, puedes darle un punto por cada intervalo de 10 minutos, dos puntos por cada veinte minutos, 3 puntos por cada 30, etc.).
Determina cuáles van a ser los premios que puede "comprar" con los puntos. Explícale en qué consiste el programa y lo que debe hacer para ganar puntos. Coloca la carta de puntos en un lugar que sea visible desde la mesa donde hace sus deberes, así funcionará como un recordatorio.
5. Asegúrate de preparar el ambiente de modos que propicien la conducta que deseas lograr. Puedes crear una rutina que sea igual cada día y vaya preparando a tu hijo para hacer sus deberes: empieza por dejarle un tiempo libre cuando venga de clase para que haga lo que quiera. Después, establece una hora concreta a la que debe ponerse siempre a hacer sus deberes. Cuando llegue la hora le das un aviso: "Rafa, es la hora de ponerse a hacer los deberes". Procura también que tu hijo tenga un lugar donde hacer sus deberes siempre. Por ejemplo, que tenga una mesa en su habitación y los haga siempre allí. Ten en cuenta que si suele hacer los deberes en la mesa del comedor, estará expuesto a más distracciones que si los hace solo en su habitación.
6. Durante los dos o tres primeros días, después de pedirle que se ponga a hacer los deberes, dile que vas a ayudarle, y siéntate a su lado. Tu ayuda no va consistir en hacer parte de los deberes, sino en animarlo y elogiarlo cuando veas que lo está haciendo. Por ejemplo: "Lo estás haciendo muy bien, estás aquí sentado concentrado en tus ejercicios". Es decir, no lo elogias por resolver correctamente un problema de matemáticas, sino por el hecho de estar sentado y atento haciéndolo. Es importante usar el contacto físico con el elogio, como tocarle un hombro o brazo. Tras un par de días, empieza a estar menos tiempo con él o ella mientras hace los deberes. Empieza saliendo de la habitación y volviendo más tarde para echar un vistazo y elogiarlo si se está portando bien. Trata de ajustarte a lo que puede hacer. Por ejemplo, si le cuesta empezar, siéntate a su lado al principio. Poco a poco, conforme vaya ganando puntos y acostumbrándose a esta rutina, necesitará cada vez menos tu ayuda.
7. Cada vez que gane un punto, ponlo de inmediato en la carta y elogia su buen comportamiento. Recuerda que tu elogio puede ser incluso más importante que el hecho de ganar puntos. Procura que haya premios fáciles de ganar (con pocos puntos) y otros premios que valgan más puntos. Por ejemplo, si es capaz de conseguir 4 puntos al día, procura que haya pequeños premios que valgan tres puntos.