Autora: Ana Muñoz
Hay una serie de errores que las madres y padres suelen cometer a la hora de enseñar disciplina a sus hijos. Los más comunes son los siguientes:
1. Suponer que los niños son razonables y no egoístas
Muchos padres se comportan con sus hijos como si fueran adultos en miniatura, capaces de razonar como lo haría un adulto. Este modo de pensar hace que traten de educarlos o modificar su mal comportamiento recurriendo a charlas en las que tratan de razonar con ellos, explicándoles varios motivos por los que está mal hacer tal o cual cosa o apelando al "¿Cómo te sentirías tú si te hicieran lo mismo?".
Pero lo cierto es que los niños no son razonables y tienen una alta dosis de egoísmo. En muchos casos, tratar de razonar con ellos no les produce ningún efecto y puede hacer que te desesperes y lo que pretendías que fuera una conversación calmada, se convierte en una discusión, gritos y la pérdida de control que puede llevarte a pegarle, de modo que no solucionas nada.
Por supuesto, no estamos diciendo que no se deba explicar a los niños por qué está mal lo que han hecho. Pero basta con decirlo una vez, sin entrar en discusiones.
El error aparece cuando te empeñas en seguir hablando tratando de persuadirle y hacerle entender con la lógica y la razón que eso está mal y que te diga algo como "Tienes razón, lo entiendo; no lo haré nunca más". Pero los niños no son adultos, ni razonan como adultos. Si quieres educarlos y cambiar su comportamiento de manera efectiva, tendrás que usar otras estrategias, como las que explicamos en esta sección de psicología infantil.
Muchas veces los padres tienen miedo de que sus hijos piensen mal de ellos o no los quieran y son incapaces de ser firmes con ellos, mostrándose débiles y tratando de razonar lastimeramente con ellos para que se porten bien sin imponer nada. Esto solo hace que tus hijos se conviertan en pequeños tiranos que no te respetan.
2. Gritar y pegar
Por lo general, cuando los padres pegan a sus hijos es debido a que se sienten tan frustrados que pierden el control o tan desesperados que no saben qué hacer, o bien se debe a que tienen un problema con el control de la ira. En cualquier caso, pegar a un niño implica que no tienes el control de la situación y que no la estás manejando correctamente. Así mismo, los gritos indican también una pérdida de control de la situación y no es una buena estrategia para educar a los hijos.
3. Pretender instaurar una democracia con niños pequeños o una dictadura con niños más mayores
Cuando los niños son pequeños, tu forma de educarlos debe ser más parecida a una dictadura, en la que tú estableces unas normas claras y apropiadas para su edad y ellos deben cumplirlas. Un niño de 3 años, por ejemplo, no puede decidir por sí solo que se va a la calle a jugar un rato, ni que hoy no se va a ir a la cama hasta las 12 de la noche. Sin embargo, conforme los niños se van acercando a la adolescencia, tu casa debe ser más bien un estado democrático, donde ellos puedan ir teniendo una mayor implicación en las normas o decisiones que les afectan. Puede ser una buena idea tener reuniones familiares de manera periódica para hablar de temas que incumban al núcleo familiar.
4. Hablar demasiado y dejarse llevar por las emociones
Si tu hija empieza a comer con las manos y eso hace que reacciones mostrando emociones de desesperación, rabia, etc., no te extrañe que lo haga solo para provocar en ti esa reacción. Esto no significa que sea una pequeña psicópata, pues lo cierto es que no son comportamientos inusuales en los niños. Es un modo de sentirse superior y tener control en un mundo en el que controlan bastante poco y en el que suelen estar en condiciones de inferioridad (son más pequeños, saben menos, etc.) Por tanto, controla tus emociones negativas y mantén la serenidad. Muchos de estos comportamientos desaparecerán cuando no produzcan el efecto de sacarte de tus casillas. Para el resto, utiliza las técnicas que explicamos en nuestra sección de psicología infantil.