Autora: Ana Muñoz
Criar a un bebé no siempre es tarea fácil. Leer libros y tener conocimientos sobre qué esperar o qué hacer en ciertas circunstancias puede facilitarte mucho las cosas pero es también un trabajo que se aprende con la práctica y la observación de tu bebé, pues cada uno es distinto y necesita que la persona que lo cuida se adapte a su forma particular de ser y sus necesidades.
Tu principal meta consistirá en llegar a conocer a tu bebé, entender su lenguaje corporal, saber qué necesita y responder lo antes posible a sus necesidades. De este modo, crearás con él o ella un vínculo afectivo intenso que lo hará todo mucho más fácil e intuitivo.
1. Responde al llanto y aprende del bebé
Los bebés tienen modos de comunicarse con la persona que los cuida: el llanto, la sonrisa, gestos, posturas corporales, expresiones faciales… Todo eso son pistas que te indican qué necesita en cada momento o cómo se siente (si tiene hambre, calor, miedo, desea estar en brazos, etc.). Observa con atención a tu bebé para ir conociéndolo y saber qué te está diciendo con su lenguaje corporal.
Cuando llore, cógelo en brazos siempre. Algunas personas creen que deben dejar al bebé llorar para que se acostumbre a llorar menos. Esto es un gran error. Si haces eso, lo que le enseñas a tu bebé es que no hay nadie en el mundo para consolarle o satisfacer las necesidades que no puede satisfacer por su cuenta. Al acudir en cuanto llore, estás creando un vínculo con el bebé y comunicándote con él o ella.
Conforme observas a tu bebé y vas respondiendo a su lenguaje corporal y su llanto, vas aprendiendo cada vez más acerca de ese lenguaje. Algunas personas son especialmente buenas “leyendo” a los demás, incluidos los bebés, mientras que a otras personas se les da peor o necesitan algo más de tiempo para aprender. No obstante, si te esfuerzas por prestar atención, acabarás por entender al bebé y establecerás una buena relación. Ten también en cuenta que algunos niños dan pistas muy claras sobre lo que necesitan mientras que otros son más difíciles de leer.
Aprenderás más deprisa si respondes siempre en vez de no hacer nada porque no sabes qué hacer. Incluso una respuesta errónea es mejor que nada. Por ejemplo, ofrecer comida a un bebé que solo quiere que lo cojas en brazos es una respuesta “incorrecta” que hará que el bebé rechace la comida, indicándote, de ese modo, que lo que desea es algo diferente. Ambos aprendéis en este intercambio.
2. Da de mamar al bebé
Dar de mamar es mucho más que alimentarlo con leche materna, que es la más adecuada para los bebés; es también un modo de fortalecer el vínculo con el bebé. Dar de mamar hace que aumenten en la madre los niveles de hormonas como prolactina y oxitocina. Estas hormonas hacen que se desarrolle más tu capacidad para cuidar del bebé y entenderle.
3. Coge al bebé en brazos con frecuencia
En algunas culturas, las madres llevan a sus bebés encima casi todo el tiempo en algo parecido a un cabestrillo. Los bebés son más felices así y para las madres es más cómodo cuidar de ellos. Una mochila para bebés que te permite llevarlo sobre tu pecho es un modo excelente de fomentar el vínculo con tu bebé y de calmarlo cuando llora. En vez de estresarte porque tienes que tenerlo en brazos continuamente para que no llore, ponlo en la mochila y sigue haciendo lo que estabas haciendo. Los niños que van en estas mochilas lloran menos, se desarrollan mejor y aprenden más cosas. Además, te permite llevar al bebé a cualquier parte dejando tus manos libres.
4. Descubre cómo duerme mejor por la noche
No todos los bebés son iguales. Algunos bebés duermen mejor en su propia habitación, otros en la habitación de sus padres y otros en la misma cama que su madre, junto a ella. No hay ninguna norma que debas seguir. Prueba varias opciones y quédate con aquella en la que ambos durmáis mejor sin hacer mucho caso de lo que te digan los demás sobre cómo “debería” dormir un bebé.
Resulta extraño que una costumbre tan habitual en muchas culturas y en el pasado, como dormir con tu bebé en tu cama, sea considerado en la actualidad erróneo por muchas personas. Por suerte, esta idea empieza a cambiar y cada vez son más las madres que optan por dormir con el bebé porque observan que así llora menos, se despierta menos y es mucho más cómodo amamantarlo por la noche.
No pienses que por hacer esto, el bebé va a querer dormir en tu cama durante años. En realidad, el tiempo que el bebé necesita dormir contigo suele ser corto. Enseguida dormirá bien en su propia cuna.
5. No te olvides de tus propias necesidades
Lo que tu bebé necesita es que la persona que lo cuida esté descansada y feliz. Si tienes la sensación de que no puedes hacer nada porque tu bebé te necesita a todas horas, trata de establecer algunas fronteras y buscar tiempo para cuidar de ti. Usar la mochila para bebés o buscar la colaboración de otras personas puede ser de gran ayuda. Usa también tu imaginación. Si un día no puedes darte una ducha porque tu bebé no para de llorar en cuanto te alejas, llena la bañera de agua y báñate con el bebé; de este modo satisfaces las necesidades de ambos al mismo tiempo.
6. No escuches a todos esos sabelotodo que te dicen lo que debes hacer
La gente te dirá cosas como: “lo tienes en brazos demasiado”, “lo vas a malcriar”, “debes dejar que llore de vez en cuando”, “atente a los horarios”. Nadie mejor que tú sabe lo que necesita tu bebé porque es contigo con quien se comunica, no con ellos. Dale de comer cuando tenga hambre, no necesariamente a una hora concreta. De este modo, estás respondiendo a sus señales y tu bebé aprende que cuenta contigo para satisfacer sus necesidades y que le entiendes. Si tiene hambre pero lo ignoras porque “aún no es la hora de comer”, estás ignorando sus señales e impidiendo la comunicación. Y lo mismo para cualquier otra necesidad de tu bebé: sigue sus señales y dale lo que necesite cuando te lo pida. Ten en cuenta que estamos hablando de un bebé. No va a pedirte caprichos sino tan solo lo que necesita. No tienes que educarlo ni entrenarlo en nada (eso vendrá después), tan solo cuidarlo.