Autora: Ana Muñoz
Por supuesto, el signo más obvio de embarazo consiste en dejar de tener la menstruación. No obstante, algunas mujeres pueden experimentar ciertos signos incluso antes, en las dos o tres emanas posteriores a la concepción.
Estos son los signos más frecuentes, aunque no se dan en todas las mujeres y pueden tener significados distintos, como que te estás poniendo enferma o que va a venirte la menstruación.
Sangrado ligero. Cuando el óvulo fertilizado se implanta en el útero, puede producirse un pequeño sangrado. Esto ocurre entre unos 10 y 14 días tras la fertilización. Es un sangrado ligero, en forma de machas, de un color más claro que el de una menstruación normal y que aparece antes de lo que correspondería a la menstruación.
Cansancio. El aumento de niveles de progesterona puede hacer que estés más cansada o somnolienta. Además, se produce una disminución de los niveles de glucosa (azúcar) en sangre, una disminución de la presión sanguínea y un aumento de la producción de sangre. Todo esto puede hacer que te sientas fatigada.
Pechos hinchados y dolorosos. Los cambios hormonales pueden hacer que tus pechos estén hinchados, dolorosos y más llenos.
Náuseas con o sin vómitos. Es uno de los signos más típicos del embarazo y puede ocurrir en cualquier momento del día o de la noche. Pueden empezar dos o tres semanas después de la concepción. Se deben a que las mujeres embarazadas son muy sensibles a los olores, de modo que ciertos olores, como la comida, perfumes o humo del tabaco, puede producirles náuseas e incluso vómitos.
Deseos y aversiones alimenticias. Los famosos antojos, así como la aversión a ciertos alimentos se encuentran también entre los principales signos del embarazo. Se deben a los cambios hormonales que están teniendo lugar.
Dolor de cabeza y sensación de mareo. El aumento de la circulación sanguínea puede provocar dolores de cabeza ligeros y frecuentes. Además, se produce una caída de la presión sanguínea y una dilatación de los vasos sanguíneos que también pueden contribuir a esa sensación de mareo.
Aumento de la frecuencia de orina. Puedes empezar a orinar con más frecuencia de lo normal.
Cambios de humor. Los altos niveles hormonales pueden hacer que te sientas más emocional y llorosa o que tengas cambios de humor.