Autora: Dra. Dorothy McCoy
Descubrimientos recientes han disipado la creencia de que la fibromialgia es un trastorno psicosomático. Tiene una historia bastante corta como trastorno físico, logrando ese estatus hace tan solo unos 15 años.
La fibromialgia suele venir precedida de un trauma físico o psicológico. Durante muchos años, la etiología de la fibromialgia ha estado escondida entre un cenagal de preguntas sin respuesta. Algunos investigadores creen que los trastornos en los "sistemas endocrino y autónomo de respuesta al estrés se encuentran en la base de la etiología" de este angustioso estado (Millea y cols., 2001).
De acuerdo con Millea y sus colaboradores (2001), la fibromialgia es un proceso reumático caracterizado por dolor espontáneo y extendido de los tejidos blandos, problemas de sueño, fatiga y extensas zonas de sensibilidad al tacto o la presión". Los investigadores están empezando a apreciar y analizar las complejas relaciones existentes entre los componentes bioquímicos, fisiológicos y psicológicos del trastorno (Flemming, 1997). Flemming y sus colaboradores sugieren que la fibromialgia es un dolor mantenido mediante el sistema nervioso simpático, que se origina a partir de una herida o enfermedad. Dicha herida o enfermedad queda "ligada al mecanismo de lucha/huida que se conoce como el sistema nervioso simpático". No se sabe cómo se establece la relación, aunque una vez establecida, el dolor puede volverse crónico. Normalmente, cuando una herida se cura, el dolor (nuestro sistema de alarma biológico) ya no ejerce un efecto beneficioso. Por consiguiente, el dolor desaparece. Esta progresión normal hacia la curación no sucede en la fibromialgia. Es posible que el dolor crónico tenga también un objetivo beneficioso. Sin embargo, como estamos muy mal equipados para descifrar ese mensaje, el dolor crónico es considerado un fastidio médico tanto por los médicos como por los pacientes.
Comorbilidad
La fibromialgia se acompaña a menudo de "fatiga, dolores de cabeza, síndrome del intestino irritable e insomnio" (Worrel, 2001). Además, los ejemplos más debilitantes de fibromialgia se encuentran con frecuencia en personas con una historia de depresión.
De acuerdo con Worrel, "El incremento de los niveles en el fluido cerebroespinal de sustancia P (un neurotransmisor asociado con la percepción incrementada del dolor) se encuentra en un número significativo de casos de fibromialgia. "Otros trastornos como hipotiroidismo y síndrome de dolor miofascial pueden imitar a la fibromialgia. Afortunadamente, el hipotiroidismo puede descartarse mediante un simple test.
Manejo del dolor crónico
Para tratar la fibromialgia se utilizan diversas técnicas. Los tratamientos a menudo se combinan en un paquete para obtener el mayor alivio para un paciente individual. Algunos tipos de dolor pueden tratarse "mediante métodos puramente psicológicos, como entrenamiento en relajación o ejercicios en imaginación" (Fleming y cols. , 1997). La imaginación guiada se utiliza para ayudar al paciente a relajarse, lo cual facilita la curación. Esta técnica se utiliza en cientos de hospitales alrededor del país para tratar diversas afecciones médicas. También se utiliza habitualmente en psicoterapia y clínicas para el tratamiento del dolor, y se encuentra disponible en grabaciones en cinta o CD.
La ansiedad y el estrés tienen un impacto negativo en los pacientes con fibromialgia. Millea (2002) sugiere que los estallidos de dolor pueden incrementar la carga de estrés del paciente; inversamente, el estrés ambiental puede iniciar los brotes de dolor. La relajación mediante imaginación guiada es una poderosa herramienta cuando se emplea para calmar a los pacientes y minimizar su respuesta al estrés.
Los profesionales de la salud necesitan oír las historias de sus pacientes acerca de los retos de vivir cada día con un trastorno de dolor crónico. Sentirse escuchados y comprendidos por sus médicos o terapeutas es una condición esencial para un tratamiento efectivo. Una afección crónica requiere el establecimiento de una relación en la que el profesional médico trabaje con el paciente para elegir los tratamientos más beneficiosos. Según las investigaciones, esto puede incluir ciertos tratamientos no farmacológicos como la Terapia Cognitivo Conductual, técnicas de relajación y masaje. Un estudio reciente publicado en la revista de la Asociación Médica Americana sugiere que los tratamientos que han demostrado ser más prometedores para "pacientes con fatiga crónica eran el ejercicio gradual y la terapia cognitiva" (Whiting, 2001). La fatiga crónica suele aparecer con frecuencia junto a la fibromialgia.
La clínica Mayo utiliza un programa de tratamiento multidisciplinar que incluye la psicoterapia para tratar la fibromialgia. Utilizan un programa intensivo de un día y medio. Parece que incluso este breve programa mejora los síntomas en el 70 % de los pacientes (Worrel, y cols., 2001).
En un estudio reciente, la terapia cognitivo conductual ofreció una aproximación alternativa que demostró una mejoría clínicamente significativa en seis semanas (Edlinger, 2001). En otro estudio sobre el síndrome de fatiga crónica, los investigadores compararon un tratamiento estándar con terapia cognitiva y un tratamiento estándar sin terapia cognitiva. "Un 73 % del grupo con terapia cognitiva pasaban menos tiempo en cama y funcionaban normalmente tras un año" (WebMD Health). Sólo el 27 % del grupo experimentó los mismos síntomas. Fleming (1977) sugiere ampliar la eficacia de los tratamientos tradicionales incluyendo trabajo corporal y relajación. Según el eminente médico Dr. Andrew Weil, las cintas de imaginación guiada son útiles para reducir el dolor y acelerar el proceso de curación. Además, algo tan simple y directo como un diagnóstico acertado puede legitimar la experiencia del paciente. Los pacientes se sienten aliviados al descubrir que tienen un trastorno médico y que el dolor no es imaginado.
En un estudio sobre el dolor lumbar, los investigadores encontraron que el entrenamiento en relajación era eficaz para reducir la severidad del dolor. 28 % de los pacientes tenían también fibromialgia. Muchos de los pacientes del estudio informaron de una reducción del dolor y otros síntomas, así como una "mejoría del funcionamiento y salud general" (Millea, 2001). Un panel de expertos concluyó que las técnicas de relajación era útiles para manejar el dolor crónico. Además, las técnicas eran útiles para manejar el estrés inherente a vivir con un dolor crónico. No obstante, otro estudio sugiere que los pacientes que creen que tienen poco control sobre sus síntomas informan de una fatiga más severa y crónica. La terapia cognitivo conductual está ayudando a los pacientes a cambiar sus creencias inexactas y contraproducentes y recuperar la sensación de control sobre sus vidas. La creencia en la propia capacidad para manejar una afección frecuentemente se convierte en una profecía autorrealizada.
La terapia cognitivo conductual y la terapia de relajación (que es una parte de ella) supone una opción de tratamiento no farmacológico para el dolor crónico. En resumen, según las investigaciones, la terapia cognitivo conductual y la relajación pueden utilizarse para incrementar las habilidades de afrontamiento, aliviar el dolor, promover patrones de sueño reparador, aumentar la sensación de control y bienestar, reducir la fatiga y mejorar la salud general.