Autor: Mateo Heredia Fernández, licenciado en psicología.
Resumen
Los gitanos españoles constituyen un grupo étnico emparentado con otros grupos “romaníes” que conviven, como minorías culturales y étnicas, en casi todos los países de Europa y América. Existen noticias documentadas de la presencia gitana en la Península Ibérica, data desde el año 1425 (salvoconducto de la entrada de gitanos en España, 1425: Archivo de la Corona de Aragón).
Cuando España no era un Estado moderno y unificado, los gitanos ya formaban parte del paisaje humano de nuestras ciudades y pueblos. Su larga presencia en España, así como en otros lugares del Mundo, ha pasado por situaciones diversas. Su “diferencia”, la lengua, la forma de vestir, la manera de ganarse la vida y su condición de nómadas, que les hacía incontrolables, chocaba con la mentalidad y las costumbres dominantes. Ello dio lugar a que los poderes de la época y de la misma sociedad les miraran con desconfianza, salvo algunos momentos de claridad y bonanza en que hubo acogida y comprensión. Los gitanos españoles de hoy participan de muchas de las características comunes al resto de los ciudadanos de nuestro país: viven, en general, cada vez mejor, tienen menos hijos, aumenta su nivel de alfabetización y formación...Se sienten europeos... pero sobre todo, se sienten gitanos aflorando las claves y valores gitanos: la familia, la veneración hacia los mayores, hospitalidad y solidaridad, el respeto a los difuntos...Cada día Europa cambia de color y se convierte en un mosaico multi-étnico, y pluricultural, en un tapiz multicolor donde se entrecruzan blancos y negros, budistas y cristianos, mahometanos y judíos, musulmanes y cristianos...
Prólogo
La diversidad y la heterogeneidad constituyen algunos de los aspectos que más tenemos que dar a conocer a los demás, en mi opinión, en un mundo cada vez más globalizado. Por ello, la defensa de la cultura y de las lenguas regionales y/o minoritarias debe ser prioritario como conocimiento compartido y mutuo. Ya que la unidad en el contexto social no debe ser sinónimo de uniformidad, sino que tiene que servir para reafirmar la pluralidad y las señas de identidad de los distintos pueblos que conforman la realidad social.
Cultura
Podríamos definir cultura como un conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o grupo social en un periodo determinado. El término ‘cultura’ engloba además modos de vida, ceremonias, arte, invenciones, tecnología, sistemas de valores, derechos fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias. A través de la cultura se expresa el ser humano, toma conciencia de sí mismo, cuestiona sus realizaciones, busca nuevos significados y crea obras que le trascienden.
Etnología
La etnología, una de las cuatro subdivisiones de la antropología, se ocupa del estudio de pueblos y culturas en cuanto a sus formas tradicionales, y de su adaptación a las condiciones cambiantes en el mundo moderno.
Los etnólogos estudian todos los aspectos de la cultura en el mundo contemporáneo e intentan comprender el conjunto de las diferentes culturas desde una perspectiva comparativa. Prestan especial atención a la observación y recogida de datos y, mediante la comparación de los sistemas sociales, los etnólogos ponen de relieve la interrelación entre el individuo y la familia, el clan, o cualquier otro grupo (social, político o religioso) que pudiera existir dentro de cada sociedad. Al establecer las comparaciones, los etnólogos deben diferenciar entre aquellas respuestas que son específicas de cada cultura y las que son propias de toda la humanidad. Esta diferenciación clarifica el papel de la conducta aprendida en el desarrollo de las diferentes culturas. Algunos estudios analizan las relaciones entre los fenómenos sociales y las adaptaciones ambientales.
Unidad familiar
La familia es la unidad básica de la estructura social, la única que es común a todos los grupos de individuos. Cumple unas funciones específicas respecto de sus miembros y de la sociedad en su conjunto. Es la institución social más elemental, el mecanismo de transmisión de la cultura de una generación a otra. La división del trabajo entre ambos sexos ejerce una enorme influencia para preservar la unidad de la familia.
La familia como institución puede adoptar formas muy diferentes según los diversos pueblos o culturas. Los sistemas familiares suelen asignar la descendencia tanto al padre como a la madre, pero existen pueblos que consideran que un hijo pertenece exclusivamente a la familia del padre o a la de la madre. Este tipo de filiación se denomina filiación unilateral. El vocablo sib (consanguíneo) en la terminología antropológica estadounidense y clan en la inglesa denotan un grupo de descendencia unilateral, es decir, clanes en los que los hijos pertenecen a la madre (Matrilinaje) o que pertenecen al padre (Patrilinaje). La consanguinidad posee funciones rituales, económicas y políticas en muchas sociedades.
Sociedad, individuos y cultura
La sociedad nunca se puede separar de los individuos que la componen, y la experiencia y conducta de cada persona se conforman, desde su nacimiento, a través de costumbres ya existentes con anterioridad. La interrelación entre los patrones de conducta y las ideas, conceptos y actitudes ha empujado a muchos antropólogos a utilizar un enfoque psicoanalítico, en el que destaca el estudio de la personalidad, que permite analizar los efectos de la misma sobre la gama completa de instituciones que componen una cultura y viceversa, el efecto de la cultura sobre la formación de la personalidad.
Los gitanos
Gitanos o Romanís, pueblo nómada con una herencia biológica, cultural y lingüística común, actualmente disperso en pequeños grupos por todo el mundo. Los gitanos llevaban en Europa más de 500 años, pero fue a finales del siglo XVIII cuando se logró saber que provenían del noroeste de la India, al descubrirse la relación entre su lengua, la romaní, y las lenguas indoeuropeas de esa región. Fuente: Giacolone Ramat, Anna y Ramat, Paolo (Eds.). Las lenguas indoeuropeas. Madrid: Ediciones Cátedra, 1995.
Historia
La antigua historia de los gitanos sigue siendo un tema controvertido. Se desconoce si eran un grupo de parias que vivía en la periferia de la civilización india, si eran miembros de una o varias castas hindúes o si pertenecían a diferentes clases sociales y grupos indígenas. Parece ser que abandonaron su patria original en el noroeste de la India en oleadas sucesivas que comenzaron a principios del siglo V. Sin embargo, las emigraciones más importantes parten en el siglo XI, probablemente como resultado de las invasiones musulmanas de la India. Viajaron en un principio hacia el oeste, atravesaron Irán hasta Asia Menor y el Imperio bizantino; desde allí, la mayoría continuó a principios del siglo XIV hacia Europa, a través de Grecia. Su ruta por Europa se puede seguir mediante el estudio de los vocablos prestados que aparecen en los dialectos romaníes europeos; todos ellos contienen léxico de las lenguas persa, kurda y griega. Tras residir unos 100 años en Grecia, los gitanos se dispersaron por el continente europeo. A comienzos del siglo XVI se habían extendido por numerosos países, incluida Rusia, Escandinavia, las islas Británicas, Francia y España. (Domínguez Ortiz, A. 1978) En un principio, los gitanos fueron bien recibidos en Europa, pero no tardaron en surgir ciertas enemistades debido a las marcadas diferencias de estilo de vida y tipo de sociedad. En España, donde gozaron de total libertad bajo el dominio musulmán, su situación cambió después de la Reconquista cristiana en 1492; entre 1499 y 1783 se aprobaron al menos una docena de leyes que prohibían la vestimenta, la lengua y las costumbres gitanas para forzar su asimilación. En Francia, la primera represión oficial contra los gitanos tuvo lugar en 1539, fecha en la que se ordena su expulsión de París. De forma análoga, en 1563, los gitanos se vieron obligados a abandonar Inglaterra bajo amenaza de muerte. Durante el siglo XVII, en Hungría y Rumania muchos fueron esclavos; en Rumania, su liberación definitiva no se produciría sino hasta 1855.
Los gitanos no recibieron un trato hostil en todas partes de Europa. En la Rusia zarista, por ejemplo, sus circunstancias eran muy similares a las de los campesinos. En los Balcanes, durante los casi 500 años de dominio turco, muchos gitanos disfrutaron de privilegios especiales al convertirse al Islam. En algunas repúblicas de la antigua Yugoslavia, su situación fue análoga a la de otras minorías.
Sin embargo, la persecución alcanzó su punto máximo durante la II Guerra Mundial, cuando numerosos gitanos hallaron la muerte en los campos de concentración nazis. Hoy, en muchas zonas de Europa la discriminación del pueblo gitano aún existe.
Distribución actual
La cifra total de gitanos en el mundo es de varios millones. Sólo en Europa se calcula que hay entre seis y siete millones ( Juan. F.Gamella, La población gitana en andalucía, 1996). Los censos no son exactos porque muchos gitanos no están registrados. Las mayores concentraciones se dan, con diferencia, en los Balcanes (especialmente Rumania), Europa central y las repúblicas de la antigua URSS, y existen grupos menores dispersos por Europa Occidental, Oriente Próximo, el norte de África y América.
Los gitanos están divididos en grupos que a veces reciben el nombre de ‘naciones’, definidas generalmente por el área geográfica de asentamiento o de procedencia reciente. Las naciones europeas incluyen a los gitanos de España, los manouche de Francia, los sinti de Alemania y Europa central, los romnichales de Gran Bretaña y los boiash, arlie, gurbeti, lowara y kalderash de Europa del Este y los Balcanes. Bajo la influencia del nacionalismo, que pone especial énfasis en la unidad cultural y étnica, la palabra ‘gitano’ se está sustituyendo progresivamente por la de romaní, que significa ‘la gente’.
Cultura y costumbres
Debido a la dispersión de los gitanos, su cultura y organización social varía ampliamente. Sin embargo, una de las características sobresalientes es su arraigado sentido de cohesión de grupo y de exclusividad, y el marcado carácter sagrado de sus tradiciones, muchas veces contrarias a las de la sociedad en la que tienen que vivir. El contacto con individuos ajenos a su pueblo se considera en principio arriesgado por la posible pérdida de identidad que puede provocar; ello quizá derive de las creencias religiosas de sus antepasados hindúes, aunque admitan en su seno a cualquier persona que acepte sus leyes y costumbres. La influencia de la lengua romaní, que está formada por varios dialectos pertenecientes a la rama índica de las lenguas indoeuropeas, es otro factor de unificación. La mayoría de los miembros del pueblo gitano hablan algún tipo de dialecto de la lengua romaní, y otros utilizan dialectos de lenguas locales con abundancia de préstamos romaníes. Fuente: Giacolone Ramat, Anna y Ramat, Paolo (Eds.). Las lenguas indoeuropeas. Madrid: Ediciones Cátedra, 1995 En el aspecto religioso, algunos han adoptado la religión del país en que viven; por ello hay católicos, ortodoxos, protestantes y musulmanes. Sin embargo, prefieren realizar sus ritos en sus propios templos, en sus hogares o durante la celebración de sus fiestas. (García Biedma, 1992) Las diferentes naciones gitanas se dividen en clanes, compuestos cada uno de ellos por distintas familias emparentadas por ascendencia común o asociación histórica. Los gitanos tienen una organización familiar en la que los ancianos (patriarcas) ocupan posiciones de respeto y autoridad. Los matrimonios se suelen concertar y son la expresión de un deseo por crear alianzas entre familias o clanes. Existe una moral sexual muy estricta y es todavía frecuente que las muchachas solteras salgan acompañadas. Algunos grupos mantienen la costumbre del ‘precio de la novia’, pago realizado por la familia del novio como indemnización por la pérdida de la hija y como garantía de que recibirá un buen trato (Ramírez Heredia, 1985).
Otra institución importante es el kris, juzgado informal que dirime las disputas y asuntos relativos al derecho común y a las costumbres gitanas. En general, el pueblo gitano apenas depende de las estructuras sociales formales de las sociedades en que viven.
En casi todas partes, y con las lógicas excepciones, los gitanos ocupan posiciones de escaso prestigio y tienden a dedicarse a actividades económicamente marginales. Suelen buscar ocupaciones tradicionales, entre ellas las musicales y recreativas, la chatarrería y la metalistería, la trata de caballos y ganado, la venta ambulante y minorista, la adivinación y la curandería, o la artesanía.
Los gitanos están más integrados, cultural y económicamente, en las regiones menos industrializadas del sur de Europa, los Balcanes y Oriente Próximo. En los antiguos países comunistas algunos padecen la actual penuria económica; muchos han intentado cruzar las fronteras hacia Europa Occidental, donde es evidente el rechazo. En casi todas partes están sometidos a fuertes presiones para que abandonen su tradicional estilo de vida. En España la mayoría de los gitanos vive en los suburbios y periferias de las grandes ciudades, en zonas concretas y barriadas marginales (guetos). Aunque la Constitución de 1978 ampara la igualdad sin discriminación de raza ni condición social, la convivencia con este colectivo cultural muestra brotes de racismo y segregación por parte de algunos sectores de la sociedad (Fresno, 1994).
Los gitanos españoles
Al principio de su llegada a la Península Ibérica los gitanos son bien acogidos. Los campesinos y aldeanos les miraban con simpatía y comerciaban con ellos. Sus habilidades artesanas, su facilidad para entretener y divertir eran apreciadas.
La sociedad que los gitanos encuentran a su llegada era muy distinta a la que luego conformó con el fin de la reconquista y la consiguiente unificación de los reinos de Castilla y Aragón. La hegemonía del cristianismo acaba con la convivencia pacífica entre diversas culturas y religiones (judíos, árabes y cristianos) que es sustituida por el fanatismo y la represión.
Ya no hay lugar para la tolerancia ni para la reciprocidad cultural, ya no se acepta a los que piensan, hablan o visten o se comportan de forma distinta. Así, en nombre de la fe, los Reyes Católicos y la Iglesia a través de su “policía política”, la Inquisición, ponen en pie los que han sido hasta hace poco pilares ideológicos de las clases dirigentes españolas: “Un único y absoluto poder político, una única religión, una única religión, una única lengua, una única cultura y por consiguiente una única manera de ser y de sentir”.
En esta situación, los gitanos aparecen entonces como gente peligrosa, difícil de domesticar y controlar. Su forma libre de vivir y su apego a sus propias costumbres y tradiciones, no sólo no encajaban en la sociedad férrea y homogénea que pretenden los Reyes Católicos, sino que era un mal ejemplo para unos campesinos y aldeanos reducidos todos a la categoría de vasallos, más o menos resignados a vivir bajo el peso de la cruz y la espada. A partir de ahí, comienza la represión política contra el pueblo gitano: un conjunto de leyes, disposiciones reales y decretos:
Las pragmáticas
La cultura es la expresión más genuina de la cohesión de un grupo humano, de un Pueblo. Pueden existir Pueblos que no tengan territorio, que no tengan ni siquiera la pretensión de tenerlo pero si mantienen su cultura, su “sentirse Pueblo”, pueden existir durante siglos. El Mundo está lleno de ejemplos, los gitanos somos unos de estos Pueblos.
A partir de la transformación de la agricultura y la industria en general, a partir de mediados del siglo XX, los gitanos se encuentran fuera del sistema productivo. Sus oficios y habilidades ya no son necesarios. Pero no estaban preparados para la nueva realidad social o ¿quizás no querrían estarlo?
El pueblo gitano se ve desbordado por la industrialización y la modernización de las estructuras productivas que trajo consigo nuevos comportamientos sociales.
“Un reflejo” de la realidad gitana española, es el de la pobreza, la automarginación, las actividades delictivas y comportamientos antisociales, las chabolas, la marginación total y absoluta. Claro, que todo ello, ¿podría ser como consecuencia, de la historia misma de la humanidad? ¿Podría ser de un sistema económico y social que hace convivir el lujo más exagerado con la miseria más absoluta? ¿Podría ser ...? (Funes, 1984) “Una realidad” es que en la actualidad existen un buen número de descendientes de aquellas familias nómadas, errantes, de aquellos consumados herreros, de los que reparaban calderas, de aperos de labranza, de los “gitanitos canasteros”... que tienen formación universitaria, otros que son profesionales en diversos sectores y una mayoría que lucha cada día por “ganarse la vida” de la forma más digna posible, en medio de un sin fin de dificultades de todo tipo.
En cuanto al futuro, la convivencia y el conocimiento mutuo deben ser la base sobre la que estructurar las nuevas relaciones entre todos los grupos culturales que conforman la sociedad española actual integrada a su vez en la Europa de los 25, multicultural, transcultural, pluriétnica, intercultural.
En el plano europeo y debido al nuevo escenario que plantea la incorporación a la Unión Europea de los nuevos socios del Este, donde se está produciendo una mayor sensibilidad y conciencia sobre la situación de la principal minoría europea que rondará los ocho millones de gitanos. Las propuestas lanzadas en junio de 2003 en el marco de la conferencia internacional organizada por el Banco Mundial y apoyada por instituciones como el Consejo de Europa, la Unión Europea y Naciones Unidas. A partir de este evento se ha puesto en marcha la iniciativa para declarar los años 2005-2015 “La Década para la Inclusión de los gitanos”. Este proyecto quiere impulsar la acción de los gobiernos europeos, ONG y demás actores para movilizar políticas y recursos a nivel europeo y nacional para la mejora de la situación de la comunidad Romaní.
En España se mantiene la tendencia hacia una lenta mejora de las condiciones de vida de los gitanos, debido fundamentalmente al buen contexto socioeconómico. Sin embargo, persisten puntos negros y las barreras que frenan su proceso de incorporación social: (Informe anual FSGG 2003)
- Todavía entre el 10% y el 12% de familias gitanas habitan en núcleos chabolistas o de infravivienda.
- Tasas de paro muy superiores a la media nacional y el porcentaje mayor de familias por debajo del umbral de la pobreza.
- Abandono prematuro de la escuela y la baja cualificación profesional.
- Mala imagen social y prácticas discriminatorias que continúan haciendo de los gitanos los ciudadanos más rechazados.
- En el ámbito de las iniciativas políticas, se han producida algunas que apuntan en la buena dirección:
- Nuevo Plan Nacional de Acción para la Inclusión Social (PNAIN 2003-2005)
- Nuevo Plan de Desarrollo del Pueblo Gitano.
- Iniciativas políticas en el plano Autonómico.
La juventud gitana
La juventud gitana del siglo XXI tiene entre sus retos más importantes lograr una redefinición de su identidad cultural compatible con el ejercicio de una ciudadanía plena y activa.
Promover y facilitar la participación social y la dinamización de la juventud gitana es una tarea imprescindible ya que facilita su proceso de incorporación social, a partir del acceso a los recursos y servicios normalizados y destinados a la participación juvenil. Facilitando espacios donde los jóvenes puedan encontrarse, reflexionar sobre su rol en la sociedad y en la comunidad gitana.
En el 2003, por ejemplo, se ha trabajado en torno a las siguientes líneas de acción: ( Informe anual FSGG 2003)
· Red Juvenil de Información y Participación “Chavó Nebó –Jóvenes de Hoy”
· Actividades de formación.
· Colaboración con otras organizaciones juveniles, asistencia técnica y participación en distintos eventos destinados a la juventud.
Gitanos y universidad en Andalucía
La Junta de Andalucía estima que entre 200.000 y 350.000 personas de etnia gitana viven en la región. No obstante, sólo el 1% de esta población llega a la Universidad (Asociación de Mujeres Universitarias Romís de Andalucía), aunque tampoco existen estadísticas sobre el tema. La Educación, para el pueblo gitano, no es prioritario incluso existe cierta reticencia hacia la misma, a la que se suma que el sistema educativo no está lo suficiente preparado para integrar culturas distintas a la mayoritaria. Llegar a la Universidad es una opción para erradicar la marginalidad. Hay gitanos que han llegado a la Universidad y no pierden sus señas de identidad. A veces, los gitanos y gitanas se sienten aislados en el entorno universitario al no encontrar compañeros y compañeras del mismo entorno (El País de Andalucía, 09/03/2004, página 11).
El cultivo de los propios valores no debe servir de coartada para el aislamiento, que el derecho a la diferencia no implica permanecer anclados en formas culturales que rehusen abrirse a los avances sociales, como es lo referente a la igualdad de dignidad y derechos del hombre y de la mujer, a la participación social, a la asunción de los modos más civilizados de convivencia en sociedad.
La mujer gitana, que ha tenido y tiene un papel tan importante en la educación de los hijos y las hijas, el cuidado de los mayores y en la transmisión de la cultura, se está incorporando con fuerza a la vida laboral, asociativa y a la participación social (Romí: Revista de información para la Mujer Gitana. Nº 6. año 2002).
Los propios gitanos y gitanas han de ser los primeros en comprometerse para acabar con determinados comportamientos que, aunque no son generalizables, están dando lugar a que en algunas barriadas y ciudades se identifica a la comunidad gitana con formas de vida y comportamientos antisociales y estereotipados. Estas formas de actuación, aunque cuenten con la atenuante de las condiciones a veces inhumanas que les toca vivir, han hecho y están haciendo mucho daño al Pueblo Gitano.
El Pueblo Gitano se enriquece con los valores de las demás culturas y pueden y deben enriquecer a los no gitanos con sus propios valores. Actualmente la educación se dirige hacia la Interculturalidad por lo que el respeto a las diferentes etnias y culturas debe ser una realidad en el currículo educativo como materia transversal que plantea la necesidad de incidir en la formación del profesorado y el alumnado.
Bibliografía
CROWE, D., Y J.KOLSTI (eds). 1991. The Gypsies of Eastern Europe. New York, N.Y.: Armonk.
DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.1978. Documentos sobre los gitanos españoles en el siglo XVIII, en Homenaje a Julio Caro Baroja. 319-326. Madrid.
FRASER, A.M. 1992. The Gypsies. Oxford: Backwell.