Autora: Ana Muñoz
Consulta: Mi problema es la alimentación. Estoy muy acomplejada y la primera vez que me metí los dedos para provocar el vomito fue hace 3 años. Lo hago a tiempos, si me siento mal esa semana con mi peso pues llevo a cabo esa acción, pero lo hacia por ejemplo 1 semana cada 8 meses... Ahora mismo llevo 2 semanas haciéndolo, ayer me dio un ataque de ansiedad, tomo laxantes... Ahora mismo he vomitado la merienda. Quiero perder peso y cuando este satisfecha pues lo dejare, mido 1.60 y pesare unos 64 kilos me sobra unos kilos y quiero adelgazar 6 o 7. No soy bulímica pero tengo miedo a serlo pero también se k no quiero dejar esto.
Respuesta: Si tu objetivo es adelgazar, es prácticamente imposible que lo llegues a conseguir de ese modo, porque va a ser precisamente ese estado de ánimo deprimido, esa ansiedad y ese auto-rechazo de tu cuerpo lo que te lo va a impedir, al tiempo que te lleva a comportamientos que pueden poner en riesgo tu salud e incluso tu vida: el vómito provoca una pérdida de unas sustancias llamadas electrolitos que son indispensables para el funcionamiento de los músculos, incluido el corazón; de modo que los vómitos repetidos son muy peligrosos y no solucionan el problema, porque mientras te sigas sintiendo así de mal no podrás controlar tu comportamiento, que es lo que deseas (la depresión y la ansiedad te lo impedirán).
Si deseas adelgazar, lo primero que tienes que hacer es aceptar que ahora las cosas son así, y que tu peso no es el que deseas. Si no lo aceptas y te pones a pensar que es terrible pesar algunos kilos de más, o te insultas a ti misma y te desprecias, serás incapaz de mantener un régimen porque estarás demasiado deprimida y ansiosa como para hacerlo; solo lograrás descontrolarte más y más (y no hay mayor descontrol que la bulimia). En cambio, si aceptas que ahora eres así, entonces puedes pensar: "bien, tengo X kilos de más y es algo que no me gusta nada y deseo cambiar, pero no lo voy a considerar una tragedia ni algo terrible, porque si lo hago entonces me deprimiré, me pondré furiosa conmigo misma y no lograré nada de nada; por tanto, lo voy a considerar una molestia y un problema y, como se hace con los problemas, voy a buscar la mejor solución". Puedes optar por un régimen sano (aquí te consejo que sea un experto en nutrición y dietética quien te ponga ese régimen), y puedes elegir no deprimirte ni angustiarte cuando veas que la báscula marca un peso que no deseas, porque puedes pensar: "Esta semana no lo he conseguido, pero eso no significa que sea un fracaso o que sea despreciable o que nunca lo vaya a lograr; solo significa que estoy haciendo algo que es muy difícil y me costará trabajo y tendré recaídas. Lo que voy a hacer es tener más cuidado la próxima semana y volverlo a intentar sin deprimirme ni castigarme, ni insultarme porque hacer eso sería sabotear mis propios objetivos de adelgazar. Para poder hacer régimen he de mantenerme optimista y pensar que puedo lograrlo incluso con recaídas". Hacer una dieta es difícil, el hambre es dolorosa, pero si haces un adieta sana, si consumes menos calorías de las que quemas, si no te castigas a ti misma ni te vienes abajo cuando des un paso atrás, y adoptas un punto de vista de optimismo y lucha, entonces podrás lograr tu objetivo de una manera sana.
En cuanto a los laxantes, no sirven de nada porque solo eliminan líquido y material fecal (que iba a ser eliminado de todos modos); no sirven para adelgazar y también producen una pérdida de líquido y electrolitos peligrosa. Si deseas adelgazar, haz dieta, mantén hábitos de alimentación adecuados, haz deporte y, sobre todo, estate dispuesta a pasarlo mal y a soportar ese malestar que supone pasar hambre (procurando que no sea un hambre excesiva que te supere y afecte tu salud. Si haces una dieta demasiado estricta es más probable que fracases; por eso es mejor ir despacio, ponerte objetivos a largo plazo y aceptar que esto llevará tiempo). No hay otro modo. Te aconsejo también que leas el artículo sobre trastornos de la alimentación.