Autora: Ana Muñoz
Si bien el asma no está causada por problemas psíquicos o emocionales, sí es cierto que éstos factores juegan un papel importante en las agudizaciones. El estrés y los factores psicológicos pueden provocar las crisis asmáticas y agravar los síntomas del paciente.
Por otro lado, los factores psicológicos juegan un papel importante en la percepción y conciencia de la severidad de la enfermedad, la adhesión al tratamiento, el manejo de la enfermedad por parte del paciente y la habilidad para mantener una adecuada contracción de los músculos respiratorios durante una crisis de asma.
Ansiedad y estrés
La ansiedad, angustia, excitación, irritabilidad, etc. pueden actuar como precipitantes de las crisis asmáticas en personas que ya presentan una hiperreactividad bronquial. Existen estudios que demuestran que las personas asmáticas sometidas a estrés tienen un empeoramiento de sus síntomas.
El estrés y la ansiedad pueden desencadenar o agravar los síntomas del asma debido a la activación del sistema nervioso simpático, lo que provoca broncoconstricción y aumento de la inflamación en las vías respiratorias.
Otros estudios han mostrado que diversos estresores pueden perjudicar la función inmunitaria y existe la posibilidad de mejorar la función inmunológica mediante intervenciones psicológicas.
Creencias irracionales
Las creencias irracionales sobre la importancia de la aprobación por parte de los demás, la falta de control emocional, la ansiedad, la depresión y la hostilidad estaban relacionadas con la severidad del asma.
Hipersensibilidad biológica
Los asmáticos y las personas alérgicas en general presentan una hipersensibilidad biológica; es decir, su sistema inmunitario reacciona de una manera excesiva ante estímulos que no son dañinos. Algunos autores plantean que esta tendencia a hiperreaccionar no se da solo a nivel biológico, sino también a nivel emocional. Estas hiperreacciones pueden ser de diversos tipos, dando lugar a personas alérgicas o asmáticas muy diferentes entre sí: la persona hipersensible a nivel emocional, que se siente dolida u ofendida con facilidad; la persona intolerante, que reacciona con intensidad ante pequeños errores o defectos; la persona que reacciona con excesivo entusiasmo y euforia; la persona que no es capaz de parar (de pensar en algo, de dejar de hacer algo, etc.)...
Aprendizaje
El aprendizaje también puede jugar un papel importante en la aparición de las crisis asmáticas. Por ejemplo, un niño puede aprender que los ataques asmáticos le permiten pasar más tiempo con su madre, recibir más atención, librarse de ir a clase, etc. Por otra parte, el condicionamiento clásico también puede desencadenar un ataque debido a una asociación entre un estímulo determinado y dicho ataque. Esta asociación se produce porque algunos ataques han tenido lugar en asociación a un determinado estímulo (por ejemplo, un determinado estado emocional, un lugar concreto, etc.). Después, dicho estímulo llega a causar el ataque por sí mismo, sin que exista ningún alérgeno que lo desencadene.
Depresión
La depresión puede afectar la adherencia al tratamiento, ya que las personas con este trastorno tienden a descuidar el autocuidado. Se ha encontrado una relación entre la depresión y un aumento en la inflamación sistémica que podría agravar el asma. Las personas con asma y depresión pueden reportar más síntomas y peor calidad de vida en comparación con quienes solo tienen asma.
Ataques de pánico y hiperventilación
La hiperventilación causada por la ansiedad o ataques de pánico puede generar síntomas similares a los de un ataque asmático (sensación de falta de aire, opresión en el pecho, mareo). En algunos casos, la hiperventilación puede llevar a un ataque asmático real, ya que el exceso de aire en los pulmones puede desencadenar una respuesta broncoconstrictora. Las personas con asma pueden desarrollar miedo a los ataques, lo que genera un círculo vicioso de ansiedad y empeoramiento de los síntomas.
Experiencias traumáticas
Situaciones de alto impacto emocional, como abuso, accidentes graves o pérdidas significativas, pueden afectar el sistema inmunitario y aumentar la susceptibilidad a crisis asmáticas. En algunos casos, el trastorno de estrés postraumático se ha relacionado con una mayor incidencia y severidad del asma. El estrés crónico derivado de eventos traumáticos puede mantener la inflamación de las vías respiratorias en niveles elevados, contribuyendo a la persistencia de los síntomas.
Factores psicosociales
La falta de apoyo familiar o social puede dificultar la adherencia al tratamiento y aumentar el estrés, lo que agrava la enfermedad. En niños y adolescentes, la presión social o el acoso relacionado con el asma pueden afectar la autoimagen y la gestión de la enfermedad.
Artículos relacionados
- Asma bronquial
- Asma. Tratamiento natural
- Qué puedes hacer para reducir la ansiedad
- Remedios naturales para las crisis asmáticas