Autora: Ana Muñoz


Existen alimentos que, debido a sus propiedades y nutrientes, pueden ayudar a prevenir la aparición del cáncer, de modo que no viene mal incluirlos en nuestra alimentación habitual. Algunos de ellos son los siguientes:

Brotes de brócoli. Contienen unos compuestos llamados isotiocianatos que ayudan a reducir la inflamación y promueven la detoxificación de carcinógenos. Si no encuentras los brotes de brócoli, puedes usar el brócoli que venden habitualmente, aunque contiene menos cantidad de estos compuestos. El brócoli protege sobre todo del cáncer de boca, esófago y estómago, según una revisión de cientos de estudios clínicos realizados por el World Cancer Research Fund y el American Institute for Cancer Research.

Manzanas. Es un alimento rico en minerales, vitaminas y un antioxidante llamado quercitina, que protege de los radicales libres.

Zanahorias. Contienen grandes cantidades de betacaroteno, un antioxidante que puede proteger las membranas celulares del daño caudado por las toxinas y reducir el crecimiento de células cancerígenas. Algunos estudios sugieren que las zanahorias pueden proteger contra el cáncer de cuello uterino, probablemente debido a que sus antioxidantes pueden combatir el virus del papiloma humano, la causa principal de este tipo de cáncer. Contienen también falcarino, un pesticida natural que ayuda también a combatir el cáncer. Es preferible comerlas cocinadas, pues aportan más antioxidantes. Al cocinarlas, déjalas enteras mientras se hacen y pártelas después, pues esto reduce la pérdida de nutrientes y les da mejor sabor.

Aceite de oliva. Los ácidos grasos y polifenoles que contiene el aceite de oliva virgen extra puede reducir el riesgo de cáncer.

Tomate. Son ticos en vitamina C, vitamina A, potasio y licopeno, un antioxidante que se ha asociado con un menor riesgo de cáncer, especialmente el cáncer de próstata. En estudios de laboratorio, el licopeno también ha impedido el crecimiento de otros tipos de cáncer, como pulmón, mama y endometrio. Los investigadores piensan que el licopeno protege a las células de los daños que podrían llevar al cáncer mediante una estimulación del sistema inmunitario; además, el licopeno impide el crecimiento de tumores al interferir con el crecimiento celular anormal, según el American Institute for Cancer Research. Es preferible tomar el tomate cocinado o en salsa, ya que el calor hace que los compuestos del tomate que combaten el cáncer estén más disponibles. El licopeno se encuentra también en la sandía, el pomelo rosa o los pimientos rojos.

Té verde. Los antioxidantes que contiene disminuyen el crecimiento de las células cancerosas.

Ajo. Puede contribuir a impedir que se formen en el cuerpo ciertas sustancias que contribuyen a producir cáncer, matar las células cancerígenas y acelerar la reparación del ADN. Ayuda también a combatir bacterias, como la H. pylori, que puede contribuir al cáncer de estómago. Para que tenga un mayor efecto, pela y pica los dientes de ajo y deja que reposen unos 15 o 20 minutos. Esto hace que se liberen determinadas enzimas y compuestos de azufre que hacen el ajo más efectivo.

Fresas. Las fresas son ricas en antioxidantes, como vitamina C y ácido elágico. El ácido elágico ayuda a destruir ciertos compuestos que pueden contribuir al cáncer y a reducir el crecimiento de los tumores. También contienen flavonoides, que suprimen una enzima que daña el ADN y que se ha asociado al cáncer de pulmón. Otras bayas como las frambuesas, las moras y los arándanos son también ricas en flavonoides. Los arándanos poseen, además, altas cantidades de antocianina, que reduce la inflamación y es un poderoso antioxidante. Comer bayas puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer de pulmón y podría impedir el cáncer de boca, esófago y estómago, según una revisión de cientos de estudios clínicos realizados por el World Cancer Research Fund y el American Institute for Cancer Research.

Espinacas. El antioxidante luteína es conocido por su efecto beneficioso en los ojos, pero podría también jugar un papel importante en la prevención del cáncer. Las espinacas son ricas en luteína y zeaxantina, carotenoides que eliminan los radicales libres del cuerpo antes de que lleguen a dañarlo. Se encuentran también en otras verduras de hoja verde. Podría proteger de cánceres de estómago, boca y esófago y posiblemente también del cáncer de ovario, endometrio, pulmón y colon. Las espinacas aportan más luteína cuando se comen crudas, como en ensaladas, por ejemplo.