Autora: Ana Muñoz

La columna vertebral

La columna vertebral sirve para sostener el peso del cuerpo y para proteger la médula espinal, que es un sistema de nervios encargados de controlar los movimientos de los músculos (incluidos los músculos de los órganos internos) y transmitir sensaciones.

La columna vertebral está formada por una serie de huesos llamados vértebras. Cada vértebra tiene un agujero en su centro por donde pasa la médula espinal. Las raíces nerviosas entran y salen de la médula espinal a través de espacios situados entre las vértebras. Entre dichas vértebras se encuentran unas almohadillas de cartílago llamadas discos intervertebrales que aportan flexibilidad a la columna y la protegen al funcionar como amortiguadores. Los ligamentos y los tendones mantienen la columna en su lugar y unen los músculos a la columna vertebral.

Empezando desde arriba, la columna vertebral está dividida en cuatro regiones: cervical, dorsal, lumbar y sacra. La región lumbar, situada en la cintura, soporta el peso de la parte superior del cuerpo, y es donde aparece el dolor con mayor frecuencia. El dolor lumbar es una de las principales causas de absentismo laboral.

Las causas del dolor lumbar

Con la edad los discos comienzan a perder flexibilidad, lo cual hace que disminuya su capacidad para proteger las vértebras. La elasticidad y fuerza muscular también tiende a disminuir con la edad. El dolor lumbar es más frecuente entre los 30 y los 50 años de edad debido al proceso de envejecimiento y a una vida sedentaria que a veces se alterna con un ejercicio excesivo.

Las causas del dolor lumbar puede ser diversas:

  • Levantar un objeto pesado, traumatismos, accidentes, etc., que provoquen lesión, contractura o espasmo en los músculos o ligamentos.
  • Enfermedades degenerativas como artritis o enfermedad de los discos.
  • Osteoporosis u otras enfermedades de los huesos.
  • Infecciones víricas.
  • Enfermedades congénitas de la columna.
  • Obesidad, tabaco, estrés excesivo, posturas inapropiadas, mala posición durante el sueño, falta de ejercicio y vida sedentaria.

veces, el dolor lumbar puede indicar un problema médico más grave. Cuando el dolor va acompañado de fiebre o pérdida de las funciones de intestino o vejiga, dolor al toser y debilidad progresiva en las piernas puede indicar un pinzamiento o un proceso más grave. Las personas con diabetes pueden tener dolor lumbar o dolor irradiado a la pierna debido a una neuropatía diabética. Quienes presenten estos síntomas deberían consultar enseguida a un médico.

Enfermedades que cursan con dolor de espalda

Hernia discal. Si la columna es sometida a un esfuerzo excesivo, uno de los discos puede salirse hacia el espacio que contiene la médula espinal y ejercer presión en las raíces nerviosas. Sucede en discos débiles y degenerados, sometidos a una presión más elevada de la que pueden soportar.

Ciática. Sucede cuando una hernia discal presiona el nervio ciático. Produce dolor lumbar extendido hacia el glúteo y la pierna, generalmente hasta debajo de la rodilla. En ocasiones en vez de dolor aparece entumecimiento y cierta pérdida de control motor de la pierna debido a la interrupción de la transmisión nerviosa por el nervio comprimido. La ciática puede deberse también a un tumor, quiste o degeneración de la raíz del nervio ciático.

Osteoporosis. Consiste en una disminución progresiva de la densidad ósea. Los huesos debilitados de la columna y la cadera pueden fracturarse.

Irregularidades de la columna vertebral que producen tensión en ella, así como en los músculos, tendones y ligamentos. Entre estas irregularidades se encuentran las siguientes: escoliosis, que es una curvatura de la columna hacia un lado; cifosis, en la que la curvatura normal de la columna está excesivamente redondeada; lordosis, que consiste en un arco anormalmente acentuado de la zona lumbar.

Fibromialgia. Enfermedad crónica caracterizada por dolor muscular generalizado, fatiga y múltiples puntos de gran sensibilidad al tacto o la presión, sobre todo en el cuello, columna, hombros y caderas.

Espondilitis. Consiste en dolor crónico de espalda y rigidez. Se debe a una severa infección de las articulaciones. Otras infecciones que provocan dolor de espalda son la osteomielitis (inflamación de los huesos de la columna) y la sacroileítis (inflamación de la articulación sacroiliaca).

Cómo prevenir el dolor lumbar

  • Haz ejercicio regularmente para fortalecer los músculos que protegen la columna, como natación, ciclismo, caminar, yoga. Haz siempre calentamiento (estiramientos) antes de comenzar el ejercicio.
  • Si has de pasar mucho tiempo sentado, utiliza sillas con soporte lumbar y mantén la espalda apoyada en el respaldo. Cambia de postura con frecuencia y camina de vez en cuando por el lugar de trabajo o haz algunos estiramientos.
  • Utiliza zapatos cómodos, de tacón bajo.
  • No levantes un peso excesivo. Al levantar un peso flexiona las rodillas, de manera que la espalda se mantenga erguida. Mantén el objeto pesado pegado a tu cuerpo.
  • Mantén una alimentación adecuada y evita el exceso de peso. Procura que tu dieta tenga suficiente calcio, fósforo y vitamina D.
  • No fumes. El tabaco reduce el flujo sanguíneo a la zona lumbar y acelera la degeneración de los discos intervertebrales.
  • Aprende técnicas para manejar el estrés.

Tratamiento

Si pasadas unas 72 horas no ha habido reducción del dolor, debería contactarse a un médico.

- Aplicaciones de frío y calor

Inmediatamente tras el traumatismo, aplicar frío (por ejemplo, una bolsa de hielo) para aliviar la inflamación. Se aplicará varias veces al día durante unos 20 minutos. Tras dos o tres días de tratamiento con frío, se aplicará calor durante periodos breves para relajar los músculos y aumentar el flujo sanguíneo.

- Actividad

Algunos estudios sugieren que las personas que continúan con sus actividades sin quedarse en cama suelen tener una recuperación más rápida. Por tanto, es aconsejable reanudar la actividad lo antes posible y no permanecer en cama a no ser que sea totalmente necesario.

- Ejercicio

Es el mejor modo de recuperarse y ayuda a fortalecer los músculos de la espalda y abdominales. Dichos músculos protegen la espalda, de modo que es conveniente mantenerlos fuertes mediante ejercicio regular. Un médico u osteopata puede ayudar a determinar los ejercicios más apropiados para cada caso. Ejercicios que pueden ayudar incluyen: estiramientos, natación, caminar, yoga. Si el dolor es intenso y persiste durante más de 15 minutos tras iniciado el ejercicio, debería pararse y consultar a un médico.

- Osteopatía

Se utilizan una serie de técnicas manuales para ajustar las estructuras óseas, aliviar contracturas, etc.

Otras técnicas médicas son las siguientes:

  • Tracción. Se utilizan pesos para estirar la estructura esquelética hasta su correcto alineamiento. No se recomienda para tratar el dolor agudo.
  • Estimulación nerviosa eléctrica transcutánea. Consiste en un aparato que envía impulsos eléctricos leves a través del nervio para bloquear las señales de dolor. Se utilizan pequeños electrodos situados en la piel.
  • Ultrasonido. Se utiliza para calentar los tejidos internos y hacer que los músculos se relajen.
  • En casos más graves puede utilizarse diversas técnicas quirúrgicas.