Autora: Ana Muñoz
Si te levantas por las mañanas con dolor de espalda o cuello, es muy probable que la culpa sea del colchón, la almohada o ambos.
Es muy importante que tanto el colchón como la almohada que utilizas para dormir sean los apropiados para ti. De lo contrario, tras varias horas durmiendo sobre una superficie inapropiada, es posible que te despiertes durante la noche debido a la tensión muscular, las contracturas y el dolor. Por la mañana puedes tener la espalda o el cuello doloridos, dolor de cabeza, sinusitis y la sensación de no haber descansado bien o de falta de sueño.
Si pasas mucho tiempo durmiendo día tras día en esas condiciones, es posible que el dolor se acabe volviendo crónico y te cueste trabajo darte cuenta de que la causa de ese dolor está en el colchón o la almohada. Sin embargo, una de las primeras cosas que debes tener en cuenta ante este tipo de dolor, es precisamente la superficie sobre la que descansas cada noche.
La almohada
Encontrar cuál es la almohada que necesitas puede ser un poco complicado, pues a veces requiere un tiempo de ensayo y error probando almohadas de grosores y composiciones diferentes.
A la hora de elegir una almohada debes tener en cuenta el material, el grosor (o altura) y la dureza. Los dos materiales más utilizados son la fibra y la viscoelástica. La viscoelástica es un material inventado por la NASA que proporciona adaptabilidad al cuerpo sin ejercer ningún punto de presión sobre el mismo y facilita la sensación de ingravidez a la hora de descansar.
Las almohadas cervicales pueden ser una buena opción para el dolor de cuello, ya que tienen una forma de onda que imita la curvatura del cuello. El material más adecuado para este tipo de almohadas es la viscoelástica.
Otra opción consiste en comprar una almohada de copos de viscoelástica. Los copos son pequeños trozos de viscoelástica que se meten dentro de la funda de la almohada. Esto te permite sacar o meter más o menos copos en función de tus propias necesidades. Si no encuentras una almohada de este tipo, puedes comprar una normal de viscoelástica y cortarla en pequeños trozos con una tijeras. Este tipo de almohada es muy moldeable, ya que puedes empujar los copos para adaptarlos a tus necesidades: por ejemplo, puedes hacer que sea un poco más gruesa debajo del cuello. Y también puedes mezclar fibra con copos para hacerte la almohada perfecta.
En general, su duermes boba arriba, necesitarás una almohada más baja, mientras que si duermes de lado, la almohada tendrá que ser un poco más gruesa. Si cambias de postura con frecuencia, puedes optar por una almohada de copos y hundirla un poco en el centro para desplazar los copos hacia los dos extremos, de manera que tenga un grosor desigual. No es aconsejable dormir boca abajo si tienes dolores de cuello o espalda, ya que es una postura más forzada que te obliga a tener el cuello torcido.
El colchón
Al igual que con la almohada, lo ideal sería probar varios colchones para elegir el que mejor se adapte a tu cuerpo. Por lo general, esto no suele ser posible, pero puedes solucionarlo del siguiente modo: compra un colchón de una firmeza media y añádele uno o varios topper de viscoelástica, de espuma HR blanda o de fibra, según sea necesario. Un topper es una plancha de unos centímetros de grosor que pones encima del colchón. El más aconsejable es el de viscoelástica.
El material del colchón también puede ser de varios tipos diferentes: muelles ensacados y espuma HR son los dos más comunes. Por lo general, los de muelles suelen ser algo más duros y pesados, mientras que los de espuma son algo más blandos, ligeros y fáciles de manejar.
La dureza de un colchón de espuma HR viene medida por su densidad. Podemos encontrar densidades de entre 18 kg/m3 para un colchón HR blando, hasta densidades de 90 kg/m3 para un colchón HR bastante duro. Cómo norma general, la recomendación para la gran mayoría de la gente es que elijan un colchón HR que tenga una densidad de unos 35 kg/m3 para una firmeza media y una buena sujeción.
Por lo general, los colchones suelen tener encima una capa de otro material, como viscoelástica, fibra, espuma. El material que más éxito suele tener es la viscoelástica. La firmeza de la viscoelástica viene determinada por su densidad y su grosor.
Los topper de viscoelástica podemos dividirlos en tres densidades: baja (50 kg/m3), media (65-70 kg/m3) y alta (85-115 kg/m3). Cuanta mayor sea la densidad del producto, mayor confort, pues el cuerpo del durmiente se reparte entre más cantidad de material. Sin embargo, la cantidad de viscoelástica ha de ser proporcional a la densidad, pues con una cantidad excesiva de este material de baja densidad obtendríamos un colchón muy blando, mientras que con pocos centímetros de viscoelástica de alta densidad tendríamos una sensación de extrema firmeza.
Por lo general, los topper que prefiere la mayoría de la gente suelen tener una densidad de entre 55 y 65 kg/m³ y unos 5 cm de grosor.
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