Autora: Ana Muñoz


Un trasplante de órganos consiste en transferir un órgano o tejido de una persona (donante ) a otra (receptor).

A la hora de realizar un trasplante hay que tener en cuenta una serie de variables como el estado de salud del donante, su compatibilidad inmunológica con el receptor y el estado del órgano que va a ser trasplantado. El donante puede ser una persona viva (como sucede en muchos casos de trasplante renal) o muerta, como sucede en el trasplante de corazón.

Los trasplantes más habituales son el de riñón, corazón, hígado, elementos óseos y córnea. Menos frecuentes son los trasplantes de pulmón, páncreas, intestino, timo, bazo y otros.

El primer trasplante realizado fue el de cornea, en 1905. La transfusión sanguínea se estableció en 1918 y el primer trasplante de riñón llevado a cabo con éxito, tuvo lugar en 1954. El primer trasplante de corazón se realizó en 1967. El trasplante de piel comenzó también a desarrollarse en la década de los 60. El primer trasplante de hígado, por su parte, se logró en el año 1963.

Qué puede trasplantarse

Pueden hacerse trasplantes de riñón, corazón, hígado, pulmones, páncreas, intestino delgado corneas, huesos y válvulas cardíacas. La piel puede utilizarse para tratar pacientes con quemaduras graves. En el futuro es posible que puedan trasplantarse también otras partes del cuerpo.

Las córneas pueden trasplantarse para restablecer la capacidad de visión de una persona con una lesión o enfermedad ocular grave. Huesos y tendones se utilizan para la reconstrucción tras una lesión, o durante una intervención quirúrgica para la sustitución de articulaciones. Un trasplante de hueso puede impedir que tenga que amputarse un miembro en pacientes con cáncer de hueso.

Las válvulas cardiacas se utilizan para ayudar a los niños con enfermedades congénitas del corazón y adultos con válvulas dañadas.

Una vez extraído el órgano que se va a trasplantar, pasa un tiempo hasta su inserción en el receptor durante el cual no recibe aporte sanguíneo. Para evitar que durante este período se dañe, se han desarrollado métodos de preservación que suelen consistir en disminuir la temperatura del órgano mediante diversas soluciones.

Los donantes

El número de donantes de órganos es insuficiente para satisfacer la demanda. En España, cualquier persona mayor de 18 años puede hacerse donante de órganos. Un menor también puede hacerlo con el permiso de sus padres o tutores. Para hacerse donante puede bastar con expresar ese deseo a los familiares más cercanos, o cumplimentando alguna de las tarjetas diseñadas por diversas asociaciones de enfermos y llevando esta tarjeta en la cartera o bolso.

Cuando una persona muere sin haber expresado su deseo de ser donante (o de no serlo), es la familia quien ha de tomar esta decisión, algo que puede ser complicado en muchos casos, sobre todo si no saben con seguridad qué hubiera deseado el fallecido.

Los receptores

El receptor de un órgano será aquella persona que tenga una mayor afinidad fisiológica con el donante, de modo que pueda reducirse al máximo la posibilidad de rechazo del órgano.

El rechazo

Una vez realizado el trasplante, puede producirse un rechazo del órgano trasplantado. El rechazo es el proceso mediante el cual el sistema inmunitario del receptor reconoce como extraño al órgano insertado e intenta eliminarlo.

El sistema inmunitario tiene como misión impedir que las bacterias, virus, toxinas, parásitos o cualquier otro agente extraño dañe el organismo. Por este motivo, funciona destruyendo cualquier material extraño dañino que penetra en el cuerpo. Cuando el sistema inmunitario funciona correctamente, es capaz de distinguir las propias células de las células extrañas.

Un órgano trasplantado está constituido completamente por células extrañas. Por este motivo, el sistema inmunitario lo atacará para destruirlo. Para reducir la respuesta inmunitaria al mínimo, los equipos médicos encargados de realizar el trasplante se aseguran de que donante y receptor tengan tejidos y grupos sanguíneos similares.

Pero incluso en estos casos, el cuerpo rechazará el órgano, intentando destruir cada una de sus células, aunque la intensidad del rechazo variará para cada persona. Solamente el órgano de un gemelo idéntico será aceptado sin rechazo.

Existen tres tipos de rechazo, que veremos en la página siguiente.

1. Rechazo hiperagudo

Ocurre tan pronto como el órgano donado se introduce en el cuerpo. Sólo sucede si ya existen anticuerpos en el cuerpo del receptor que reaccionan ante el nuevo órgano, lo cual puede ocurrir si los grupos sanguíneos de donante y receptor son incompatibles. Esto casi nunca sucede, dado que los equipos médicos realizan pruebas para conocer la compatibilidad antes de elegir el donante. Si sucediera este tipo de rechazo, lo más probable es que el receptor muriera en el quirófano.

2. Rechazo agudo

Sucede unos días después del trasplante, cuando el cuerpo ha tenido tiempo de reconocer el órgano extraño. Es la respuesta inmunitaria normal ante material extraño.

3. Rechazo crónico

Es un rechazo gradual, que puede durar meses o años. Puede ser tan sutil, que el paciente no note sus efectos durante un tiempo. Se caracteriza por una pérdida gradual de la función del órgano. Puede suceder semanas, meses o años después del trasplante.

Síntomas de rechazo

Si aparecen algunos de los siguientes síntomas, la persona trasplantada debería acudir inmediatamente a su médico:

  • Dolor en la zona del órgano trasplantado
  • Fiebre
  • Síntomas similares a una gripe, como escalofríos, náuseas, vómito, diarrea, cansancio, dolor de cabeza, aturdimiento y dolores en el cuerpo.
  • Cambios en la frecuencia cardiaca
  • Ganancia de peso
  • Hinchazón
  • Orinar menos de lo normal

¿Cómo se combate el rechazo?

Para combatir el rechazo se utilizan fármacos inmunosupresores. La mayoría de los pacientes trasplantados han de usar medicación durante el resto de sus vidas. Los inmunosupresores se utilizan para suprimir la respuesta del sistema inmunitario para impedir el rechazo del órgano trasplantado, al tiempo que se intenta mantener la inmunidad suficiente como para poder luchar contra una infección excesiva de bacterias, virus, etc. Muchos de los fármacos utilizados tienen efectos adversos por sí mismos. Por este motivo, se utiliza una combinación de diversos fármacos que funcionan en diferentes fases de la respuesta inmunitaria para minimizar los efectos secundarios y producir una inmunosupresión efectiva.

Riesgo de infecciones

Aunque los inmunosupresores ayudan a evitar el rechazo, también disminuyen la eficacia del sistema inmunitario para combatir los gérmenes. Por este motivo, los receptores de trasplantes pueden padecer infecciones con más facilidad que el resto de las personas. También les resulta más difícil recuperarse de las infecciones, e infecciones menores pueden llegar a ser serias e incluso producir la muerte.

Infecciones comunes en receptores de trasplantes

Existen tres periodos de tiempo durante los cuales pueden ocurrir infecciones: el primer mes; del segundo al sexto mes, y después del sexto mes. Cada uno de estos periodos tiene asociadas infecciones que son más probables:

- El primer mes

Infecciones del aparato urinario
Infecciones de heridas
Neumonía
Infección por herpes

- Del segundo al sexto mes

Citomegalovirus
Virus de Epstein-Bar
Neumonía
Infecciones del sistema nervioso central

- Después de 6 meses

Hepatitis B o C
Infecciones oportunistas crónicas y agudas

Precauciones para minimizar el riesgo de infecciones

Los receptores de trasplantes deberían conocer modos de prevenir las infecciones. Mantener una vida sana y hacerse revisiones periódicas es de suma importancia.

Debido a que el riesgo de infecciones por bacterias y hongos es mayor en las primeras semanas tras el trasplante, puede ser necesario tomar las siguientes precauciones:

Evita lugares cerrados donde suela haber gran cantidad de gente, como centros comerciales, restaurantes y similares, durante los primeros meses tras el trasplante.

Evita a personas con infecciones o enfermedades.

Evita cuidar de animales.

Evita trabajar fuera o en el jardín.

Lávate las manos con frecuencia. Es un modo seguro y efectivo de detener algunas infecciones antes de que se produzcan, pues muchas se producen al tocar material infectado y llevarse las manos a la boca o los ojos.

Cepíllate los dientes con regularidad y usa hilo dental para prevenir infecciones en las encías. Visita al dentista con regularidad. Es posible que necesites tomar un antibiótico antes de hacer visitas rutinarias al dentista para limpiezas dentales.

Si te haces un corte o herida, lávala y aplica un vendaje limpio y seco. Si aparece algún signo de infección (fiebre, dolor, inflamación o enrojecimiento) llama a tu médico.

Evita edificios en construcción.

Ten presente que las relaciones sexuales pueden ser una fuente de transmisión de enfermedades, a través del beso o del contacto con el área genital (incuso con preservativo).

Enfermedades y trastornos psicológicos que pueden aparecer tras el trasplante

Lo que sucede tras el trasplante varía en cada persona. La mayoría se recupera por completo, vuelve al trabajo y reanuda una vida normal. Sin embargo, existe la posibilidad de desarrollar problemas de salud tras el trasplante.

Ansiedad y depresión

Los pacientes y sus familias se enfrentan a un nuevo estilo de vida tras el trasplante que puede hacer que se sientan nerviosos, estresados o deprimidos. Muchas de estas personas pueden necesitar apoyo psicológico. Los profesionales de la psicología pueden ayudar a estas personas a tratar preocupaciones relativas a la imagen de sí mismos, cambios de humor, vuelta al trabajo, estrés familiar, rehabilitación, o cambios en el funcionamiento sexual.

Diabetes

Algunos fármacos usados para combatir el rechazo pueden aumentar el nivel de glucosa en sangre. Aunque suele ser un problema temporal tras un trasplante, es más común en personas con una historia familiar de diabetes y en personas con sobrepeso. Puede controlarse reduciendo la dosis de inmunosupresores o cambiando el fármaco utilizado.

Problemas gastrointestinales

Suele ser una queja común en los pacientes trasplantados. Las personas con un tratamiento con esteroides tiene un mayor riesgo de desarrollar úlceras. Estas personas pueden tomar las siguientes medidas para reducir los síntomas:

  • Reducir la ingestión de cafeína, alcohol y medicamentos sin receta.
  • Tomar la medicación junto con comida para reducir la irritación del aparto digestivo.

Gota

La gota es un tipo de artritis bastante doloroso e incapacitante.

Colesterol

Muchos fármacos inmunosupresores pueden aumentar el nivel de colesterol en sangre. Por tanto, este problema afecta a muchos pacientes trasplantados.

Hipertensión

La elevada presión sanguínea es común inmediatamente después del trasplante. Tanto los fármacos inmunosupresores como la enfermedad previa, pueden producir hipertensión. Conforme las dosis de inmunosupresores se reducen a un nivel de mantenimiento, la hipertensión puede disminuir.

Otros efectos secundarios que pueden producir los inmunosupresores son: acné, anemia, artritis, depósitos de grasa en la cintura y cuello, pérdida de pelo, dolor de cabeza, aumento del apetito, daño renal, cambios de humor, náuseas, diarrea, vómitos, osteoporosis, edema (hinchazón) en la cara, pies, abdomen o manos, temblores, hormigueos en manos y pies, problemas para dormir, crecimiento de vello no deseado, aumento de peso.