Autora: Ana Muñoz

La enfermedad de Alzheimer es un tipo de demencia, es decir, una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central. En este tipo de enfermedades se produce una atrofia de las neuronas. Este daño neuronal se debe a la formación de haces neurofibrilares, la formación de depósitos de proteínas llamadas placas seniles, y la pérdida neuronal.

La enfermedad de Alzheimer es el tipo de demencia senil o presenil más frecuente. Se da en el 5% de las personas mayores de 65 años. La probabilidad de llegar a desarrollar esta enfermedad aumenta con la edad, de manera que a los 85 años, el 50% de las personas la padecen.

Es una enfermedad que comienza lentamente. Los síntomas iniciales suelen ser una pérdida de la memoria reciente y falta de concentración. Poco a poco van apareciendo dificultades para la expresión y comprensión del lenguaje, así como problemas en la coordinación del movimiento y trastornos visuoespaciales.

El paciente, al ser consciente de sus trastornos, puede mostrarse deprimido y ansioso. No son raros los rasgos psicóticos y los trastornos de la personalidad, sobre todo en las etapas intermedias. En un pequeño porcentaje de casos hay alteraciones del sistema motor, como contracciones bruscas o rigidez.

Al final el paciente pierde su capacidad de percepción, de hablar y de moverse, quedando en lo que se conoce como estado vegetativo.

Estadios de la enfermedad

Estadio I. El enfermo sufre olvidos, cambios bruscos de humor y puede tener problemas en la utilización del lenguaje, pero aún es capaz de desarrollar su actividad cotidiana habitual.

Estadio II. Hay una notable alteración de la memoria reciente, el lenguaje se empobrece y la comunicación con los demás se ve progresivamente reducida. Su comportamiento está sometido a reacciones desmesuradas. Tiene dificultades en la manipulación de los objetos y no es capaz de enfrentarse solo a la vida diaria.

Estadio III. Su estado de ánimo es imprevisible y se limita a balbucear palabras sin comprender lo que se le dice, pierde el control de los esfínteres, le cuesta tragar y su actividad cotidiana habitual ha desaparecido completamente. La muerte se produce como general como consecuencia de las complicaciones (por ejemplo, neumonía por aspiración, infecciones), a los 4-10 años del inicio de la enfermedad.

Alzheimer y envejecimiento

Diferencia entre enfermedad de Alzheimer y problemas de memoria normales relacionados con el envejecimiento:

Alzheimer

  • Olvida experiencias completas.
  • Rara vez recuerda más tarde.
  • No es capaz de seguir instrucciones escritas o habladas.
  • No es capaz de usar notas como recordatorios.
  • Cada vez es menos capaz de cuidar de sí mismo.

Envejecimiento normal

  • Olvida partes de una experiencia.
  • Con frecuencia recuerda después.
  • Normalmente es capaz de seguir instrucciones.
  • Es capaz de usar notas como recordatorios.
  • Es capaz de cuidar de sí mismo.

Síntomas

Alzheimer leve

  • Tiene problemas de memoria reciente.
  • Tiene problemas para manejar el dinero.
  • Tiene problemas para aprender cosas nuevas o para formar nuevos recuerdos.
  • Tiene problemas para encontrar palabras (puede sustituir una palabra por otra que suena parecida o que significa algo similar).
  • Puede dejar de hablar para no cometer errores.
  • Tiene problemas para mantener la atención y menos motivación para seguir realizando una tarea.
  • Se pierde en lugares familiares.
  • Tiene problemas para organizar o pensar de forma lógica.
  • Hace la misma pregunta repetidas veces.
  • Se retira, pierde el interés, está irritable y poco sensible a los sentimientos de los demás. Se enfada cuando está frustrado o cansado.
  • No toma decisiones.
  • Tarda más en hacer las tareas rutinarias.
  • Olvida comer, come solo un tipo de comida o come continuamente.
  • Pierde cosas por haberlas guardado en lugares extraños (por ejemplo, meter los calcetines en la nevera).

Alzheimer moderado

  • Los cambios en el comportamiento, la higiene y el sueño se hacen más pronunciados.
  • Confunde la identidad de las personas. Por ejemplo, puede pensar que su hijo es su hermano.
  • Tiene problemas para reconocer personas familiares u objetos.
  • Puede llevarse cosas que pertenecen a otros.
  • Repite continuamente historias, frases o palabras.
  • Hace movimientos repetitivos.
  • No puede organizar sus pensamientos o seguir explicaciones lógicas.
  • Tiene problemas para seguir instrucciones escritas o para terminar tareas.
  • Se inventa historias para llenar los vacíos de su memoria. Por ejemplo, puede decir: "mamá vendrá a por mí cuando salga del trabajo".
  • Puede maldecir, insultar, dar patadas, gritar, etc.
  • Puede acusar a los miembros de la familia de robar, o a su esposo/a de ser infiel.
  • Se duerme con frecuencia o se despierta de noche pensando que tiene que ir a trabajar.
  • Tiene problemas para sentarse correctamente en el baño o en una silla.
  • Puede pensar que lo que ve en el televisor le sucede a él o ella, o que la imagen del espejo le sigue.
  • Necesita ayuda para usar el retrete, ducharse y vestirse.

Alzheimer severo

  • No reconoce a un familiar cercano o a sí mismo.
  • Dice cosas sin sentido, no habla o es difícil de entender.
  • Se niega a comer, se atraganta u olvida cómo tragar.
  • Toca cosas repetidamente o grita o tiene otros comportamientos repetitivos.
  • Pierde el control de esfínteres (es decir, pierde el control de vejiga e intestinos)
  • Pierde peso y la piel se debilita.
  • Puede parecer incómodo o llorar cuando lo tocan o lo mueven de sitio.
  • Olvida cómo andar, o está demasiado inestable y débil para caminar solo.
  • Puede tener convulsiones, infecciones frecuentes, desvanecimientos.
  • Puede gritar, farfullar o gemir.
  • Duerme con frecuencia.
  • Necesita ayuda para cualquier cosa que tenga que hacer.

Qué puedes hacer para prevenir el Alzheimer y mantener sano el cerebro

El cerebro puede perder agilidad con el envejecimiento, al igual que el resto de tu cuerpo. No obstante, del mismo modo que tu cuerpo se conserva más ágil si haces ejercicio, también tu cerebro estará en mejores condiciones si lo cuidas. La Alzheimer's Association, en Chicago, recomienda lo siguiente:

1. Mantente mentalmente activo

El declive mental que se produce con el envejecimiento está en parte relacionado con la alteración de las conexiones neuronales. No obstante, mantener el cerebro activo aumenta su vitalidad y ayuda a mantener las conexiones.

Se ha encontrado que las personas con un mayor nivel educativo tienen un riesgo menor de padecer Alzheimer. Esto puede ser debido a un alto nivel de estimulación mental a lo largo de la vida que hace que las neuronas y sus conexiones sean más fuertes.

Para mantener tu cerebro activo cada día:

  • No pierdas la curiosidad, aprende cosas nuevas.
  • Lee, escribe, haz crucigramas, sopas de letras, etc.
  • Ve a seminarios o conferencias.
  • Inscríbete en cursos en algún centro de educación de adultos, universidad, etc.
  • Juega a juegos de mesa.
  • Haz jardinería.
  • Haz ejercicios de memorización

2. Permanece socialmente activo

Las personas que tienen interacción social de forma regular mantienen mejor su vitalidad cerebral. No obstante, la combinación de diversos elementos (ejercicio físico y mental, interacción social, alimentación) es más efectiva que cualquiera de ellos por separado.

Por este motivo, las actividades más efectivas para prevenir la demencia son aquellas que combinan la actividad mental, física e interacción social.

  • Permanece activo en tu trabajo
  • Hazte voluntario en asociaciones.
  • Practica deportes en grupo, únete a grupos de baile o a grupos de otro tipo.
  • Haz viajes en grupo.

3. Mantente físicamente activo

El ejercicio físico es fundamental para asegurar el aporte adecuado de sangre al cerebro, así como para formar nuevas neuronas. No es necesario realizar un ejercicio físico intenso. Es más efectivo si se practica de forma regular.

Los ejercicios aeróbicos mejoran el consumo de oxígeno, lo cual beneficia la función cerebral y reduce la pérdida de neuronas en personas mayores. Caminar, hacer ciclismo, hacer jardinería, tai chi, yoga y otras actividades durante 30 minutos al día puede ser suficiente.

4. Haz una dieta que mantenga sano tu cerebro

Cuida tu peso. Las personas obesas tienen el doble de posibilidades de desarrollar Alzheimer. Así mismo, las personas con altos niveles de colesterol y hipertensión tienen 6 veces más posibilidades de desarrollar esta enfermedad.

Reduce el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas. Son grasas que se encuentran en productos animales como la mantequilla, el queso, la leche entera, los helados, la crema de leche y las carnes grasas. Estas grasas también se encuentran en algunos aceites vegetales, como el aceite de coco, el aceite de palma y el aceite de palmiste. Utiliza preferentemente grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas como el aceite de pescado, el aceite de oliva, de azafrán, de girasol, de maíz y de soja.

Aumenta el consumo de alimentos protectores del cerebro

Las frutas y verduras de piel oscura son las que tienen un nivel más alto de antioxidantes: espinacas, coles de Bruselas, brotes de alfalfa, brócoli, cebolla, maíz, col rizada, pimiento rojo, berenjena, ciruelas pasas, uvas pasas, arándanos, zarzamoras, fresas, frambuesas, ciruelas, naranjas, uvas y cerezas.

Ácido graso omega-3. Puede encontrarse en pescados grasos como caballa, salmón, trucha y atún. No obstante, la cantidad ingerida con la alimentación suele ser insuficiente, por lo que se recomienda tomar suplementos (pueden encontrarse en herboristerías).

Frutos secos, como almendras, nueces y pacanas son ricos en antioxidantes y vitamina E.

El consumo de vitaminas como vitamina E y C juntas, vitamina B12 y ácido fólico pueden ser importantes para disminuir los riesgos de padecer demencia.

Medicinas alternativas

Existen plantas, suplementos o vitaminas que pueden utilizarse para aliviar los síntomas del Alzheimer o para prevenirlos. Entre ellos se encuentran los siguientes:

Ginkgo biloba

Esta planta tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias y ayuda a proteger las membranas celulares y a regular la función de los neurotransmisores. Se usa para aliviar los síntomas cognitivos asociados a diversas enfermedades neurológicas.

Presenta pocos efectos secundarios, pero puede reducir la capacidad de la sangre para coagular. Este riesgo puede aumentar si se toma con otras sustancias que reducen la capacidad de coagulación, como la aspirina.

Huperzina A

Es una sustancia química derivada de un tipo de licopodio chino (Huperzina serrata). Se ha usado durante siglos en medicina tradicional china. Tiene propiedades similares a las de los inhibidores de la colinesterasa, que son medicamentos que se usan para tratar la enfermedad de Alzheimer. Esta sustancia es más un medicamento que una hierba, pero se vende sin receta médica como suplemento alimenticio.

Un estudio* doble ciego, controlado por placebo evaluó a 103 personas con Enfermedad de Alzheimer que recibieron huperzina A o placebo, dos veces al día durante 8 semanas. Cerca del 60% de los participantes tratados mostraron mejorías en la memoria, pensamiento y funciones de la conducta, en comparación con el 36% del grupo tratado con placebo; la diferencia fue significativa.

Ácido graso omega-3

Es un ácido graso poliinsaturado. Se usan dos tipos: DHA y EPA. Reducen el riesgo de enfermedad cardiaca, así como el riesgo de demencia o deterioro cognitivo, sobre todo el DHA, que se encuentra en las membranas grasas que rodean a las células nerviosas, sobre todo en las zonas en las que las células se conectan unas a otras. También reduce el riesgo de enfermedad cardiaca, tiene efectos antiinflamatorios, protege las membranas celulares de las neuronas y es un regulador del estado de ánimo (combate la depresión y el trastorno bipolar).

En abril del 2006, la revista Nature describía la primera evidencia directa del efecto del ácido graso omega-3 en las neuronas. Los investigadores encontraron que el omega-3 estimula el crecimiento de las ramas que conectan una neurona a otra. La abundancia de estas ramas hacen aumentar la capacidad del cerebro para procesar, almacenar y recuperar información.

Musicoterapia

La terapia mediante el uso de música, sobre todo, mediante tambores, mejora el funcionamiento de estas personas. De hecho, mientras muchas cosas se olvidan, muchos enfermos de Alzheimer pueden recordar canciones y tocar instrumentos y moverse al ritmo de la música.

La musicoterapia facilita el recuerdo, la conciencia de uno mismo y del ambiente, disminuye la agitación, mejora el estado de ánimo, reduce el estrés y proporciona un modo de interacción social al tocar en grupo.