Autora: Ana Muñoz


La hepatitis viral es una inflamación del hígado causada por un grupo pequeño (aunque creciente) de virus que tienen una especial afinidad por el hígado.

1. Virus de la hepatitis A

La hepatitis A es una enfermedad benigna, con un periodo de incubación de 14 a 15 días. Este virus no produce hepatitis crónica ni estado de portador y sólo en raras ocasiones causa hepatitis fulminante.

Por lo general, el paciente se recupera en unas pocas semanas o meses. La enfermedad tiende a ser leve o sin síntomas y es rara en la edad adulta.

¿Cómo se contrae el virus de la hepatitis A?

Este virus se encuentra en las heces de las personas con hepatitis A. El virus se contagia por la ingestión de agua y alimentos que están contaminados con las heces de una persona infectada.

El virus se transmite más fácilmente en aquellos lugares donde hay un saneamiento pobre o una mala higiene personal.

Las principales formas de contraer la hepatitis A incluyen:

  • Comer frutas, verduras u otros alimentos que fueron contaminados durante su manipulación.
  • Comer mariscos crudos que han estado en aguas contaminadas con el virus.
  • Beber agua o hielo contaminados.

¿Qué personas tienen un mayor riesgo de infección?

  • Las personas que viven o tienen relaciones sexuales con una persona infectada.
  • Personas que viajan a países donde de la hepatitis A es común.
  • Personas que practican el sexo anal.
  • Personal de jardín de infancia.

Síntomas

Cuando aparecen síntomas pueden ser los siguientes: ictericia (color amarillento de la piel y orina oscura), dolor abdominal, pérdida de apetito, fiebre, diarrea, fatiga.

Tratamiento

No existe tratamiento para esta enfermedad.

Prevención

  • Vacunación en casos de riesgo.
  • Mantener una buena higiene: lava siempre tus manos con jabón tras ir al baño, antes y después de manipular comida y tras cambiar un pañal.

2. Virus de la hepatitis B

La hepatitis B es una enfermedad seria. El virus que la produce puede causar hepatitis aguda, hepatitis crónica, cirrosis hepática, fallo hepático y muerte. También desempeña un papel importante en el desarrollo del cáncer de hígado.

¿Cómo se transmite?

Este virus se encuentra en la sangre y en todos los líquidos fisiológicos del organismo, excepto en las heces. Por tanto, la hepatitis B se transmite a través de sangre infectada, semen, secreciones vaginales, saliva, heridas abiertas, sudor, lágrimas o leche materna.

Síntomas

Los síntomas suelen aparecer entre 1 y 6 meses después de la exposición al virus. El 30% de las personas infectadas no muestran síntomas. Los síntomas de la infección aguda incluyen:

  • Ictericia
  • Heces de color claro
  • Fatiga inexplicable que persiste durante semanas o meses.
  • Síntomas gastrointestinales como fiebre, pérdida de petito, náuseas y vómitos
  • Dolor abdominal.

Tratamiento

Si consultas al médico en las dos semanas posteriores a la exposición al virus, serás vacunado contra el virus y te pondrán una inyección de inmunoglobulina para estimular tu sistema inmunitario para luchar contra la infección.

Si aparecen los síntomas, será necesario el reposo en cama. Algunos médicos recomiendan una dieta alta en calorías y en grasas y sugieren que los pacientes deberían comer todo lo que puedan a pesar de las náuseas.

Si la hepatitis persiste tras 6 meses, los médicos pueden prescribir un tratamiento más agresivo.

Factores de riesgo

Las principales categorías de riesgo para esta infección son las transfusiones de sangre, diálisis, accidentes por punción con agujas entre profesionales de la salud, drogadicción intravenosa y sexo anal.

Prevención

  • Usa el preservativo durante las relaciones sexuales.
  • Vacúnate.
  • Usa guantes al tocar o manipular secreciones de otras personas.
  • Cubre cualquier herida abierta.
  • No compartas cuchillas de afeitar, cepillos de dientes, productos de manicura o piercings.
  • Asegúrate de que cualquier aguja para inyecciones, piercings o tatuajes está esterilizada.
  • Limpia las zonas manchadas de sangre con 1 parte de lejía por cada 10 de agua.

3. Virus de la hepatitis C

Este virus causa el 90-95% de los casos de hepatitis asociada a transfusión y es la principal causa de enfermedad hepática en todo el mundo. Existen al menos 6 subtipos diferentes de virus de la hepatitis C. Aunque todos lo subtipos son igual de peligrosos, responden al tratamiento de diferente manera.

¿Cómo se transmite?

Se contagia cuando la sangre o fluidos corporales de una persona infectada entra en el cuerpo de una persona no inmunizada contra la enfermedad. Puede transmitirse de las siguientes maneras:

  • Mantener una relación sexual con una persona infectada sin preservativo (aunque no se sabe con seguridad si el preservativo impide la enfermedad o sólo reduce la probabilidad).
  • Pincharse con una aguja infectada.
  • Hemodiálisis.
  • Contagio de una mujer embarazada al feto.
  • Trasplantes.

La hepatitis C no se transmite por el alimento o el agua.

Síntomas

Cuando los síntomas están presentes puedes incluir:

  • Ictericia
  • Dolor abdominal
  • Pérdida de apetito
  • Náuseas
  • Fatiga

Efectos a largo plazo

Más del 50 % de las personas contagiadas desarrollan una hepatitis crónica. Es una de las principales razones por las que una persona puede necesitar un trasplante de hígado.

Tratamiento

Para el tratamiento se utiliza interferón y es posible eliminar el virus de la corriente sanguínea del 55% de las personas tratadas. Entre los posibles efectos secundarios del interferón se encuentran los siguientes:

  • Síntomas parecidos a los de la gripe.
  • Fatiga.
  • Pérdida de pelo.
  • Problemas para pensar.
  • Agitación.
  • Depresión.

4. Virus de la hepatitis D

Este virus depende, para su multiplicación, de la información genética proporcionada por el virus de la hepatitis B, de modo que sólo produce hepatitis en presencia de dicho virus. Pueden darse dos posibilidades:

1. Infección simultánea por ambos virus. Da lugar a una hepatitis que varía entre leve y fulminante. En raras ocasiones se desarrolla cronicidad.

2. Una persona infectada con hepatitis B crónica, es después infectada con el virus de la hepatitis C. Se desarrolla una enfermedad crónica progresiva en el 80 % de los casos que, a menudo, termina en una cirrosis. En el resto de los casos puede desarrollarse una hepatitis aguda grave en un portador del virus B previamente sano; o bien, una hepatitis leve por el virus B puede convertirse en una hepatitis fulminante.

5. Virus de la hepatitis E

Este virus se transmite a través de las heces y se presenta principalmente en adultos jóvenes y de mediana edad. Se observa principalmente en viajeros. Tiene una elevada tasa de mortalidad entre mujeres embarazadas (20 %). No se asocia a hepatitis crónica y es rara en niños. El periodo de incubación medio tras la exposición es de 6 semanas.

¿Qué sucede después del contagio? Síndromes clínicopatológicos

Tras la exposición al virus de la hepatitis, pueden desarrollarse diversos síndromes:

  • Estado de portador
  • Infección sin síntomas
  • Hepatitis aguda
  • Hepatitis crónica
  • Hepatitis fulminante

A continuación veremos cada una de ellas en las siguientes páginas.

1. Estado de portador

La palabra "portador" hace referencia a una persona sin síntomas manifiestos que hospeda a un virus y, por tanto, puede transmitirlo y contagiar a otras personas.

En el caso de los virus de la hepatitis, puede haber dos tipos de portadores:

  • Quienes hospedan al virus, pero padecen pocos o ningún efecto adverso (portador sano).
  • Quienes padecen una enfermedad crónica pero están básicamente libres de síntomas.

El estado de portador se produce sobre todo tras el contagio con el virus de la hepatitis B. La infección en la infancia produce un estado de portador en el 90 - 95 % de los casos, pero sólo un 1 a 10 % de las infecciones en los adultos lleva a este estado. Las personas con un deterioro de la inmunidad son más propensas a convertirse en portadoras, pues su sistema inmunitario no es capaz de defenderse y reaccionar contra el virus.

2. Hepatitis aguda

La enfermedad es más o menos la misma sea cual sea el virus causante y puede dividirse en cuatro fases:

a) Un periodo de incubación durante el cual el virus no produce ningún efecto.

b) Una fase preictérica sintomática. Es decir, no hay ictericia, pero se dan una serie de síntomas constitucionales, que son los siguientes: en primer lugar, malestar general, seguido de cansancio general, náuseas, pérdida de apetito y, a veces, pérdida de peso. También puede aparecer fiebre baja, dolor de cabeza, molestias musculares y articulares, dolor y diarrea. Cerca del 10 % de las personas desarrollan un síndrome consistente en fiebre, erupción cutánea y dolores en las articulaciones. En los casos en los que no aparece la fase ictérica, los síntomas pueden confundirse con una gripe.

c) Fase ictérica. Se caracteriza por la aparición de ictericia, que consiste en un aumento de bilirrubina en sangre, con color amarillento de la piel, orina oscura y heces claras. La retención de ácidos biliares puede ocasionar picores. Con el inicio de esta fase, los síntomas de la fase anterior comienzan a desaparecer y el paciente se siente mejor. En unas semanas o unos pocos meses, los síntomas comienzan a desaparecer a medida que comienza la convalecencia.

d) Fase de convalecencia, en la que el paciente recuperar fuerzas tras la enfermedad.

3. Hepatitis crónica

La probabilidad de que se produzca una hepatitis crónica tras una infección aguda es la siguiente:

  • Virus de la hepatitis A: extremadamente rara.
  • Virus de la hepatitis B: se desarrolla en más del 90 % de los recién nacidos infectados y en el 5 % de los adultos, de los cuales una cuarta parte evoluciona hasta cirrosis.
  • Virus de la hepatitis C: Se desarrolla en más del 50 % de los infectados, de los cuales la mitad progresa hacia cirrosis.
  • Virus de la hepatitis D: La probabilidad es rara en la infección simultánea por virus B y D. En los casos en los que la infección por el virus D se añada a una infección crónica por el virus B, se produce una hepatitis crónica más grave.
  • Virus de la hepatitis E: no produce hepatitis crónica.

La hepatitis crónica por el virus B y aparentemente por el C, contribuye ampliamente al desarrollo de cáncer de hígado.

Síntomas

Los síntomas de la hepatitis crónica son muy variables. En algunos pacientes, los únicos signos de enfermedad son las elevaciones de transaminasas.

El síntoma más común es la fatiga. Síntomas menos comunes son el malestar, pérdida de apetito y brotes ocasionales de ictericia leve.

Curso clínico

El curso de la hepatitis crónica es imprevisible. Puede haber una remisión espontánea o puede haber una enfermedad leve, sin progresión durante muchos años. Por el contrario, algunos pacientes desarrollan cirrosis en pocos años.

4. Hepatitis fulminante

Se produce una insuficiencia hepática que progresa hacia una encefalopatía hepática en dos o tres semanas. También puede producirse un curso algo más lento, que dura hasta tres meses y se conoce como insuficiencia subfulminante. Ambos patrones son poco frecuentes. La mortalidad oscila entre el 25 y el 90 % en ausencia de trasplante de hígado. La supervivencia un año después del trasplante es del 60 %.