Autora: Ana Muñoz

Los riñones tienen como misión filtrar la sangre para eliminar las sustancias de desecho de la circulación sanguínea a través de la orina. Cada riñón contiene millones de unidades de filtrado, que reciben el nombre de glomérulos.

Los glomérulos son diminutos vasos sanguíneos que forman una especie de malla en el riñón a través de la cual circula la sangre. Los glomérulos filtran la sangre, permitiendo que pasen ciertos productos como el exceso de líquidos y desechos metabólicos, pero manteniendo las proteínas y las células sanguíneas dentro de la circulación.

Cuando los glomérulos funcionan correctamente, su arquitectura normal impide que escapen de la circulación sanguínea ciertos productos como proteínas o células sanguíneas.

¿Qué es el síndrome nefrótico?

El síndrome nefrótico se produce como consecuencia de un daño en los glomérulos renales. Este daño produce un aumento de la permeabilidad de la membrana glomerular, lo cual permite que las proteínas del plasma sanguíneo atraviesen la membrana y sean expulsadas por la orina. Es lo que se conoce como proteinuria masiva (exceso de excreción de proteínas a través de la orina).

Esta intensa proteinuria hace que las concentraciones en sangre de una proteína llamada albúmina desciendan (hipoalbuminemia: disminución de la albúmina en sangre).

Normalmente, una persona pierde menos de 150 mg de proteínas a través de la orina en un periodo de 24 horas. Sin embargo, en caso de síndrome nefrótico puede llegar a perder más de 3,5 gramos en 24 horas, lo que supone 25 veces la cantidad normal.

Síntomas

Los síntomas del síndrome nefrótico se deben principalmente a la pérdida excesiva de proteínas a través de la orina y los efectos secundarios que esto provoca en el cuerpo. Los principales síntomas incluyen:

Edema: es el síntoma más característico. El líquido se acumula en los tejidos, especialmente en los tobillos, pies, párpados y, en casos graves, en el abdomen (ascitis). El edema puede ser generalizado o localizado. El mecanismo de formación del edema en el síndrome nefrótico está relacionado principalmente con el desequilibrio entre las presiones hidrostáticas y las presiones oncóticas en los vasos sanguíneos.

Proteinuria: pérdida de grandes cantidades de proteínas en la orina, que puede ser detectada mediante análisis de orina. Es un hallazgo clave para el diagnóstico del síndrome nefrótico.

Hipoalbuminemia: disminución de los niveles de albúmina en la sangre, que contribuye al edema y a la alteración en el equilibrio de líquidos en el cuerpo.

Hiperlipidemia: aumento de los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre, una respuesta compensatoria del cuerpo a la pérdida de proteínas plasmáticas.

Fatiga: los pacientes pueden sentirse cansados debido a la pérdida de proteínas esenciales y la alteración de la función renal.

Orina espumosa: la presencia de proteínas en la orina puede causar que esta tenga una apariencia espumosa.

Aumento de peso: debido a la retención de líquidos, los pacientes pueden experimentar un aumento de peso notable.

Complicaciones del síndrome nefrótico

1. Infecciones

Las personas con síndrome nefrótico, especialmente los niños, presentan un riesgo elevado de infecciones. Las afecciones más frecuentes son la peritonitis bacteriana espontánea y la celulitis. También pueden desarrollarse infecciones urinarias, infecciones víricas, neumonía, meningitis y sepsis.

La causa de esta mayor predisposición a las infecciones se debe a la proteinuria, que conlleva una pérdida de proteínas plasmáticas esenciales para la función inmunitaria, como la inmunoglobulina G (IgG) y el factor del complemento.

2. Trombosis

La formación de trombos en la vena renal y los fenómenos tromboembólicos en general constituyen una de las complicaciones más graves del síndrome nefrótico. Se produce en alrededor del 1,8 % de los niños y hasta el 26 % de los adultos, siendo más frecuente en los primeros meses de la enfermedad. Las trombosis venosas profundas en las piernas son las más comunes. Los trombos pueden dar lugar a embolia pulmonar en el 5–8 % de los casos.

La trombosis de la vena renal tiene una incidencia elevada. Su presentación suele ser aguda, con dolor lumbar intenso unilateral o bilateral, hematuria, insuficiencia renal y aumento del tamaño renal. También puede presentarse de forma crónica, en cuyo caso puede ser asintomática. Muchas veces se diagnostica por la aparición de un edema en las piernas desproporcionado en relación con la hipoalbuminemia o por una embolia pulmonar, que puede ocurrir en hasta el 35 % de los pacientes con trombosis de la vena renal.

Entre los factores que contribuyen a la trombosis se encuentran:

  • Alteraciones en las proteínas de la coagulación,
  • Aumento de la agregación plaquetaria,
  • Trombocitosis,
  • Estasis venosa,
  • Aumento de la viscosidad sanguínea,
  • Lesión endotelial,
  • Hiperlipidemia,
  • Tratamiento con diuréticos y glucocorticoides.

En general, los factores de coagulación de bajo peso molecular se pierden por la orina, mientras que los de mayor tamaño aumentan en sangre, contribuyendo al estado de hipercoagulabilidad.

3. Hipovolemia y fracaso renal agudo

Cuando la hipoalbuminemia es grave, el volumen plasmático puede descender notablemente, lo que impide una adecuada perfusión renal. Esta situación puede empeorar con el uso de diuréticos, que se administran para tratar el edema y puede llevar a una necrosis tubular aguda y fracaso renal agudo. Además, otras causas de deterioro renal son:

  • Reacciones alérgicas a medicamentos, especialmente a diuréticos.
  • Uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), que reducen el flujo sanguíneo renal.

Causas

El síndrome nefrótico es el resultado de un conjunto de enfermedades que dañan los glomérulos renales, las estructuras encargadas de filtrar la sangre en los riñones.

Algunas enfermedades afectan exclusivamente a los riñones, mientras que otras son enfermedades sistémicas que afectan múltiples órganos, incluidos los riñones. En muchos casos, no se logra identificar una causa específica. Las causas más comunes son las siguientes:

Enfermedades renales primarias: son todas aquellas enfermedades que afectan directamente a los riñones y dañan los glomérulos, como la glomerulonefritis, la nefropatía por cambios mínimos, la glomeruloesclerosis segmentaria y focal, y la nefropatía membranosa.

Enfermedades sistémicas: se trata de enfermedades que afectan a diversos órganos del cuerpo, incluido el riñón, Entre ellas se encuentran la diabetes mellitus, el lupus eritematoso sistémico, la amiloidosis y otras enfermedades autoinmunes.

Infecciones: en algunos casos, el síndrome nefrótico aparece tras una enfermedad infecciosa, como hepatitis B y C, VIH, sífilis, toxoplasmosis, paludismo o tuberculosis.

Fármacos: algunos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), litio, penicilamina, sales de oro, heroína y ciertos antibióticos, pueden inducir daño renal glomerular.

Cáncer: tumores como el linfoma de Hodgkin y otros cánceres pueden desencadenar el síndrome nefrótico como manifestación paraneoplásica.

Factores inmunológicos o alérgicos: en algunos casos, especialmente en niños, se ha observado una relación temporal con exposiciones a alérgenos (como picaduras o vacunaciones), aunque no se considera una causa establecida.

Causa idiopática (desconocida): en muchos casos, especialmente en niños, no se identifica una causa concreta. En estos casos se denomina "síndrome nefrótico idiopático".

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