Autora: Ana Muñoz
La comunicación es el acto de transmitir información a través de signos que es interpretado por otro u otros. Al nacer, realizamos nuestro primer acto de comunicación: lloramos para reclamar la atención de nuestros padres. Después, aprendemos signos, como los gestos y las palabras, que nos permiten relacionarnos con nuestros familiares o amigos. Así, poco a poco, nos vamos integrando en la sociedad.
Los animales también se comunican entre sí o con otros a través de sonidos (ladridos, rebuznos, maullidos, etc.) u otros medios, pero de forma más elemental y menos variada que en la comunicación humana.
La comunicación es primordial en cualquier comunidad porque todos tenemos necesidad de compartir lo que sabemos, pensamos y sentimos.
Algunos elementos naturales, acciones o hechos transmiten también un mensaje: el humo indica que hay fuego; si vemos llorar a un amigo, sabemos que está triste; un coche volcado en una carretera nos revela que ha habido un accidente. Pero en estos casos no existe ninguna intención comunicativa; nadie quiere transmitir nada, somos nosotros quienes establecemos la relación entre lo que vemos y lo que interpretamos.
Aunque parezca algo espontáneo y natural, y en la práctica muchas veces se manifiesta así, la comunicación es un proceso en el que intervienen diferentes factores.
En todo acto de comunicación existen los siguientes elementos:
- Emisor: el que comunica un mensaje.
- Receptor: el que recibe e interpreta el mensaje del emisor.
- Mensaje: la comunicación transmitida del emisor al receptor.
- Código: sistema utilizado por el emisor para construir el mensaje y por el receptor para entenderlo (la lengua española, el código de circulación, etc.).
- Canal: medio por el que se transmite el mensaje (aire, teléfono, televisión).
El receptor capta el mensaje y trata de entenderlo, descodificando lo que ha recibido, lo cual implica escuchar con atención en el caso de una comunicación oral, o leer con precisión, si se trata de una comunicación escrita o electrónica. A continuación, el receptor ofrece al emisor cierta retroalimentación, que permite verificar que la emisión ha sido captada. En todo este proceso las barreras o ruidos pueden interferir y limitar la exactitud.
Mediante la retroalimentación el emisor puede verificar que el mensaje fue interpretado en su sentido original y el receptor, que su comprensión es coincidente con lo que se le quiso trasmitir.
El ruido es cualquier factor que perturba, interfiere o crea una situación confusa en la comunicación. Puede ser interno (cuando el receptor no está prestando atención), o externo (cuando el mensaje es distorsionado por otros sonidos del ambiente). Puede presentarse en cualquier etapa del proceso de comunicación.
Comunicación y relaciones humanas
Necesitamos relacionarnos con los demás. Por eso, el ser humano ha desarrollado formas de comunicación que facilitan el intercambio de ideas, conocimientos o sentimientos. Entre ellas destaca el lenguaje.
La comunicación es una forma de relación interpersonal en el proceso de actividad humana. Comprende el intercambio de información entre dos personas o más sobre el medio que les rodea o sobre ellos mismos; es parte inseparable del ser social y medio de formación y funcionamiento de la conciencia individual y social. Implica la organización de la interacción de las personas, la transmisión de experiencias, así como la aparición y satisfacción de necesidades espirituales.
Una comunicación deficiente es la causa mas citada del conflicto interpersonal. Como pasamos casi el 70% de nuestras horas de vigilia comunicándonos (hablando, leyendo, escribiendo) es lógico afirmar que una de las fuerzas que más inhiben un buen desempeño de un grupo es la falta de una buena comunicación.
Una idea, por buena que sea, resulta inútil si no se transmite y comprende. El proceso comunicativo distingue la forma de existencia del hombre, por lo que puede entenderse como un modo de relación interpersonal en el proceso de la actividad humana.
En este sentido, resulta válido observar que, en el desarrollo individual del hombre, este no solo adquiere experiencia histórica-social mediante las actividades que despliega sino, también, mediante la comunicación con otras personas, pues su desarrollo se condiciona por el desarrollo de todos los individuos con quienes él se halla en comunicación directa o indirecta, de ahí que este proceso tiene un impacto transformador y enriquecedor para la personalidad.
La comunicación como ciencia
Desde los albores de la humanidad el problema de la comunicación humana ha resultado de gran interés. Numerosos han sido los aportes que especialistas de las diferentes ramas de las ciencias han brindado al desarrollo de la comunicación como una ciencia particular, destacándose entre estos los trabajos de psicólogos, sociólogos, antropólogos, filósofos, matemáticos, lingüistas, etc.
En el desarrollo del ser humano como ser social se distinguen dos procesos básicos vinculados entre si: la actividad y la comunicación. Ambas ejercen influencia marcada en la formación de la subjetividad del individuo.
Cualquier forma de comunicación se da a través de la actividad conjunta. Las personas se comunican a propósito de la actividad que realizan como seres sociales, con el fin de satisfacer sus necesidades, a partir de lo cual no sólo logran esta satisfacción, sino que transforman la realidad misma y en este proceso, se desarrollan como seres humanos, al apropiarse de la cultura y recrearla.
La comunicación es un requisito indispensable para la asimilación por el individuo de los logros del desarrollo histórico de la humanidad. Por medio de ella la actividad se organiza y enriquece. El sujeto de la actividad puede o bien ser un individuo aislado o un grupo social determinado, siempre inmersos en el contexto social general.
Las personas actúan conjuntamente unas con otras y se influyen de forma recíproca sobre la base de las condiciones materiales y espirituales de su existencia, directa o indirectamente relacionadas. Por esta razón, para la formación del sujeto en la actividad son importantes las personas con las que interactúa y la forma en que se organiza esta relación.
A las formas concretas de relaciones sociales les corresponde a nivel individual, determinadas formas y capacidades comunicativas. Es en la actividad y la comunicación donde se satisfacen y al mismo tiempo se crean, se desarrollan, las necesidades que actúan como fuerzas motrices en el desarrollo de la personalidad y como estimuladoras de la subjetividad, en la medida en que individualiza su expresión y alcanzan sus objetivos.
El problema de la comunicación ha sido abordado por las más diversas corrientes y escuelas psicológicas, las cuales en diferentes grados se caracterizaron por: enfatizar en determinados componentes específicos de la comunicación a partir de las manifestaciones concretas y no en los elementos esenciales y más generales del proceso; por limitar los vínculos entre la comunicación y la actividad a determinadas manifestaciones de la personalidad en los diferentes estadios del desarrollo y, en otros casos, por desvirtuar el carácter activo del sujeto, al enmarcar la investigación en teorías muy absolutistas. Es decir, que por mucho tiempo, esta categoría no fue estudiada desde un enfoque sistémico con una sólida base teórico-metodológica.
Nuestra posición al respecto es que no debe separarse la relación sujeto-sujeto de la relación con los objetos, como si la comunicación y la actividad fueran dos fenómenos que marchan paralelamente, ni considerar a la comunicación como una forma de actividad, donde se reduce una a la otra; sino que ambas constituyen una unidad dialéctica, es decir, que una no puede darse sin la otra, que la actividad se da solo a través de la comunicación y a la inversa, aunque cada una tenga sus propias regularidades y especificidades.
No puede existir sociedad sin comunicación, porque esta constituye un medio de consolidación de los individuos a la vez que un medio para su propio desarrollo.
A partir de las diversas acepciones del término "comunicación" (del latín comunicare, que significa establecer algo en común, compartir información), se han definido posiciones muy claras con respecto a que éste es un proceso complejo relacionado con comportamientos individuales y colectivos y que se apoya en la capacidad simbólica del hombre de atribuir significados al mensaje.
La comunicación como hecho psicosocial
Con una pretensión definitoria, se ha planteado que: "... la comunicación es esencialmente un hecho social. En este sentido, la comunicación está íntimamente relacionada con una serie de procesos del comportamiento humano, que son interdependientes unos de otros, es decir, se fundamenta en la interacción del individuo en sociedad, cuyo objeto fundamental es el intercambio de experiencias significativas".
La comunicación como categoría psicológica se caracteriza por una estructura con componentes estrechamente relacionados: comunicativo, interactivo y el perceptivo.
El componente comunicativo implica el intercambio de información, a partir de la relación entre individuos activos. La mutua información activa la coordinación de la actividad conjunta. Se elaboran e intercambian significados con sentido común; por medio de signos mediante los cuales se influyen unos sobre otros, partiendo de un sistema único de significados (codificación y descodificación) que permite que la información sea recibida y comprendida, para lo que se debe tener presente que " la idea nunca es igual al significado de la palabra”.
Importante resulta pues, tener en cuenta el papel del lenguaje en el desarrollo de la actividad, que puede transmitirse de forma verbal o extraverbal y deberá enfrentar determinadas barreras sociales y psicológicas.
La comunicación se organiza precisamente durante el curso de la actividad conjunta y a propósito de ella; y a su vez, en dicha actividad se manifiestan las características de las acciones humanas que, a su vez, forman parte de las interacciones. En la práctica se dan varios tipos de interacciones: de cooperación, que favorecen la actividad conjunta, (acuerdo, asociación, adaptación), y de contención, que la pueden entorpecer, (conflicto, oposición y disociación).
El componente interactivo está relacionado con la interacción entre las personas y la organización de la actividad conjunta, mediante la que se logra la influencia mutua entre los participantes y el éxito de dicha actividad, por cuanto aquí la comunicación tiene la función de coordinar las acciones conjuntas en el logro de un objetivo común
La comprensión mutua, se manifiesta cuando cada uno se compara con el otro teniendo en cuenta las necesidades, motivos y actitudes de ambos, e incluye la identificación (asimilación del otro y reflexión), tanto racional como intelectual.
Esta última conduce a tomar conciencia de cómo se es percibido y comprendido por el otro. Precisamente en el funcionamiento de este mecanismo se debe fundamentar la relación entre los médicos y sus pacientes, porque a partir de esta comprensión de los problemas y características de los demás se desencadena una actuación comunicativa que contribuye en gran medida al trabajo terapéutico.
La comunicación empática
La intención de responder emocionalmente a los problemas del otro es conocida en la literatura como empatía, que implica comprensión afectiva y saber colocarse en el lugar del otro y ha sido estudiada por numerosos investigadores quienes la consideran como la reacción del individuo ante el sufrimiento o experiencia de los otros.
Todos podemos, pero no todos sabemos comunicarnos. Comunicar es una actitud y es una capacidad que podemos y debemos adquirir. Para ello no basta con saber qué quiero decir, sino también a quién se lo quiero decir, para lo que es fundamental nuestra capacidad de empatía, de ponernos en el lugar del otro, “sintonizar con él, formulando nuestro mensaje a partir de sus experiencias, vivencias, necesidades y aspiraciones. El está esperando que le hablemos de las cosas que le interesan a él y no necesariamente de las cosas que nos interesan a nosotros”.
La verdadera comunicación no comienza hablando sino escuchando. La principal condición del buen comunicador es saber escuchar.
Esta capacidad de empatía y comunicación las podemos desarrollar con paciencia, cariño y respeto hacia el otro, cualquiera que sea el nivel de inteligencia y de conciencia en que se encuentre.