Autora: Ana Muñoz
La comunicación eficaz va más allá de transmitir información; implica comprender las emociones y las intenciones de los demás. Además de transmitir claramente un mensaje, también es necesario escuchar de una manera que capte el significado completo de lo que se está diciendo y haga que la otra persona se sienta escuchada y comprendida.
Con frecuencia, cuando intentamos comunicarnos con los demás, algo sale mal. Decimos una cosa, la otra persona escucha otra y surgen malentendidos, frustración y conflictos. Esto puede causar problemas en las relaciones. Aprender habilidades de comunicación eficaces puede aumentar la confianza y el respeto, mejorar el trabajo en equipo, la resolución de problemas y el bienestar social y emocional en general. En este artículo veremos tanto las barreras que te impiden comunicarte de manera efectiva, como las estrategias principales de los buenos comunicadores.
¿Qué te impide comunicarte de manera eficaz?
1. Estrés y emociones negativas
A veces, cuando alguien siente estrés durante un desacuerdo o discusión puede acabar diciendo algo de lo que luego se arrepienta. Los buenos comunicadores no solo mantienen la calma, sino que, además, ayudan con su actitud a que se calme también la otra persona. Para mantener la calma bajo presión puedes hacer lo siguiente:
• Utiliza tácticas para darte tiempo para pensar. Por ejemplo, pide que te repitan una pregunta o que te aclaren una afirmación antes de responder.
• Haz una pausa para ordenar tus pensamientos. El silencio no es necesariamente algo malo: hacer una pausa puede hacer que parezca que tienes más control que si respondes de forma apresurada.
• Utiliza el sentido del humor. Cuando se usa de manera apropiada, el humor es una excelente manera de aliviar el estrés al comunicarse. Cuando tú o quienes te rodean empiecen a tomarse las cosas demasiado en serio, busca una manera de aligerar el ambiente diciendo algo gracioso.
• Muéstrate dispuesto/a a llegar a un acuerdo. A veces, si ambas personas ceden un poco, podrán encontrar un punto medio que reduzca los niveles de estrés para todos los involucrados.
2. Ansiedad social, miedos e inseguridades
El miedo al juicio ajeno o la inseguridad sobre nuestras propias habilidades de comunicación pueden generar ansiedad social. Esto puede llevarnos a evitar conversaciones importantes o a expresarnos de manera tímida y poco clara. Superar este obstáculo requiere fortalecer la confianza en uno mismo, practicar la comunicación en entornos seguros y recordar que los errores forman parte del aprendizaje.
3. Prejuicios y estereotipos
Los prejuicios y estereotipos pueden distorsionar la forma en que interpretamos los mensajes de los demás. Cuando juzgamos a una persona antes de escucharla plenamente, filtramos la información de manera sesgada y respondemos basándonos en suposiciones en lugar de hechos. Cultivar la apertura mental y la escucha activa ayuda a reducir este problema y fomenta una comunicación más equitativa.
4. Actitud defensiva
Cuando percibimos una conversación como un ataque, nuestra reacción natural puede ser la defensiva. Esto nos impide escuchar con atención y responder con calma y claridad. Adoptar una actitud abierta y dispuesta al diálogo, en lugar de reaccionar con hostilidad, puede mejorar significativamente la comunicación y fortalecer nuestras relaciones interpersonales.
5. Falta de atención
Vivimos en una era de distracciones constantes, donde es común que las personas no estén plenamente presentes en las conversaciones. Mirar el teléfono mientras alguien nos habla o estar pensando en otra cosa mientras escuchamos puede hacer que se pierda información importante y generar malentendidos. Practicar la atención plena (mindfulness) en la comunicación nos ayuda a estar realmente presentes y mejorar nuestra comprensión del mensaje.
Superar estos obstáculos nos permite mejorar nuestra capacidad de comunicación y fortalecer nuestras relaciones. Al practicar la escucha activa, el autocontrol emocional y la empatía, podremos tener interacciones más saludables y significativas.
¿Qué hacen los buenos comunicadores que no hacen los demás?
1. Tienen en cuenta a la otra persona. Los buenos comunicadores mantienen el contacto ocular, saben escuchar con atención a la otra persona y prestan una especial atención a su lenguaje no verbal para detectar ciertas pistas que le informen sobre el proceso de comunicación, como puede ser una expresión de confusión en la cara de la otra persona. Un buen comunicador no está haciendo otra cosa mientras habla con alguien, como mirar algo en su móvil o dejar vagar su mente con la mirada perdida. Ten en cuenta que, incluso aunque le digas a la otra persona que puedes escucharle perfectamente mientras escribes un mensaje de texto, le vas a causar una mala impresión y, además, no es del todo cierto.
2. Elijen el modo en que desean interactuar, sin dejarse arrastrar pos sus emociones o las de la otra persona. Por ejemplo, si la otra persona te grita y tú respondes gritando también, tal vez pienses que no te ha quedado más remedio que hacerlo, puesto que era el único modo de hacerte escuchar por alguien así. Sin embargo, este es el mejor modo de acabar en una discusión cada vez más intensa. Siempre puedes elegir comunicarte de un modo más racional y tranquilo, sin defenderte, atacar, gritar o crear antagonismo de un modo u otro.
3. Hacen preguntas con frecuencia para conocer mejor la situación, lo que la otra persona piensa respecto al tema en cuestión o lo que siente. Es decir, demuestran activamente su interés por la otra persona y lo que tiene que decirle. Asimismo, usan las preguntas como un modo de asegurarse de que la otra persona les está entendiendo a ellos correctamente.
4. Muestran empatía: demuestran a la otra persona que entienden lo que dice y lo que siente. Por ejemplo, si alguien acaba de darte una determinada información, puedes decirle: “A ver si te he entendido bien…” y luego hacer un pequeño resumen de lo que acaba de exponerte. Del mismo modo, si notas que la otra persona está dolida, puedes decirle algo que demuestre que reconoces y tienes en cuenta su estado emocional, como: “Veo que recordar todo esto te hace sentir mal…” O si notas que se está enfadando puedes decirle: “Entiendo que esto te haga enfadar y siento lo sucedido…”
5. Evitan interrumpir o tratar de redirigir la conversación hacia los temas que les interesen a ellos. Si una persona te está contando algo y, en cuanto termina (o incluso antes), le cambias de tema (por ejemplo diciendo: “Pues a mí me sucedió algo parecido…” y pasas a contarle tu historia), le estás transmitiendo el mensaje de que no te interesa nada de lo que te tenga que decir y que solo deseas hablar de ti.
6. Evitan juzgar. No necesitas estar de acuerdo con todo lo que diga la otra persona. Puedes decirle que opinas lo contrario y exponer tus motivos sin necesidad de despreciar, criticar o rebajar su punto de vista. Los buenos comunicadores aceptan que cada persona es diferente y tiene sus propios valores, creencias u opiniones y las respetan.
7. Usan correctamente el lenguaje no verbal. Si tus palabras dicen una cosa pero tu postura, tus gestos o tu expresión facial dice otra, estarás creando confusión y dando una imagen de falsedad. Así mismo, los buenos comunicadores ajustan su lenguaje corporal a la situación (por ejemplo, el tono de voz que usamos para hablar con un niño es diferente al que usamos para hablar con un adulto). Igualmente, tienen en cuenta el estado emocional y origen cultural de la persona con la que hablan, adaptando a él su forma de expresarse.
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