Autora: Ana Muñoz
El feminismo es la lucha por la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. Para conseguir esa igualdad, el feminismo se ha propuesto alcanzar ciertas metas y objetivos que garanticen la existencia de esa sociedad igualitaria que persigue. Entre las principales reivindicaciones se encuentran las siguientes:
1. Eliminar la brecha salarial
La brecha salarial se produce cuando una mujer cobra menos que un hombre por el mismo trabajo, realizado durante las mismas horas y con el mismo nivel de preparación. Todos los estudios realizados confirman que es brecha existe y es, por tanto, una situación de injusticia y discriminación hacia las mujeres que debe desaparecer. Las mujeres feministas exigimos a las empresas transparencia salarial y una revisión de categorías, complementos y criterios profesionales que permitan acabar con ella.
2. Eliminar el techo de cristal
El techo de cristal significa que a las mujeres nos cuesta mucho trabajo ascender en las empresas hasta alcanzar los puestos directivos, que siguen ocupados mayoritariamente por hombres. Reivindicamos nuestro derecho a ocupar puestos de poder y responsabilidad y a que se nos tenga en cuenta en las promociones profesionales para puestos intermedios.
3. Acabar con la precariedad laboral, que afecta principalmente a las mujeres
Muchos de los trabajos a los que logramos acceder están marcados por la temporalidad, la incertidumbre, los bajos salarios y las jornadas parciales no deseadas. Nosotras engrosamos las listas del paro. Muchos de los trabajos que realizamos no poseen garantías o no están regulados. Y cuando algunas de nosotras tenemos mejores trabajos, nos encontramos con que los puestos de mayor salario y responsabilidad están copados por hombres.
4. Permisos de paternidad y de maternidad iguales entre hombres y mujeres
El embarazo o los cuidados de los hijos no pueden ser objeto de despido ni de marginación laboral, ni deben menoscabar nuestras expectativas personales ni profesionales. Por este motivo es tan importante igualar los permisos de paternidad y de maternidad entre ambos sexos. La Plataforma por los Permisos Iguales e Intransferibles pide que tengan la misma duración, se paguen al 100 % y no puedan ser transferibles entre progenitores. El objetivo es evitar que las mujeres sean penalizadas laboralmente por cuidar, es decir, que ante la llegada de un hijo una empresa vea por igual a un hombre y a una mujer.
5. Distribución igualitaria de las tareas de cuidados
Reivindicamos que el trabajo de cuidados sea reconocido como un bien social de primer orden y exigimos la redistribución de este tipo de tareas entre ambos sexos. Muchas mujeres deben modificar o recortar sus horarios para poder cuidar o incluso abandonar su empleo o cambiar de profesión. Por tanto, en primer lugar estas tareas deben ser asumidas por ambos sexos por igual, para que las mujeres no nos veamos discriminadas y, en segundo lugar, las empresas deben adaptarse a esta necesidad de la sociedad de cuidar de los hijos o personas dependientes y hacer las modificaciones necesarias para ello: existencia de guarderías, horarios más flexibles, horas trabajadas en casa, etc.
6. Educación feminista
La igualdad debe entrar en las aulas. Actualmente, educar a las niñas y niños en el feminismo es una cuestión reducida a la voluntad de cada centro y cada profesor o profesora. A pesar de que ha habido avances, sigue sin ser un pilar de la educación y pocas comunidades han desarrollado planes en este sentido de obligado cumplimiento. Los materiales mantienen contenidos sexistas y la igualdad no se ha incorporado a los currículos de manera transversal. La educación, tanto formal como informal, contribuye a modificar estereotipos y es una de las herramientas para cambiar el machismo cultural.
Exigimos nuestro derecho a una educación pública, laica y feminista, libre de valores heteropatriarcales, que nos enseñe en la diversidad, sin miedos, sin complejos, sin reducirnos a meros objetos y que no permita una sola agresión machista ni LGTBIfóbica en las aulas, una educación que no relegue nuestra historia a los márgenes de los libros de texto; y en la que la perspectiva de género se transversal a todas las disciplinas.
7. Acabar con el acoso sexual
El acoso sexual es un comportamiento de contenido sexual no deseado hacia una mujer: violación o intento de violación, tocamientos, ejercer presión sobre ella para conseguir favores sexuales, apoyarse contra la mujer o acorralarla, mirarla de forma lasciva e intimidatoria, hacerle gestos sexuales no deseados, llamadas, cartas o mensajes con contenido sexual, hacerle preguntas sexuales, silvarle al pasar o hacer sonidos de besos, darle un masaje no solicitado en el cuello u hombros, estar demasiado cerca de ella o frotarse contar ella, contarle chistes sexuales, etc.
Son muchas las mujeres que hemos sufrido situaciones de acoso sexual por parte de compañeros y superiores en el trabajo, así como por parte de desconocidos en la calle u otros lugares. Ese tipo de comportamientos impiden que las mujeres nos movamos libremente, nos hace sentirnos intimidadas, atacadas, despreciadas y tratadas como objetos y son comportamientos totalmente inapropiados.
Exigimos que el Pacto de Estado contra las violencias machistas –por lo demás insuficiente– se dote de recursos y medios para el desarrollo de políticas reales y efectivas que ayuden a conseguir una sociedad libre de violencias contra las mujeres y niñas. Queremos poder movernos en libertad por todos los espacios y a todas horas.
8. Un sistema judicial más feminista
Muchas víctimas de violencia machista y agresiones sexuales se ven sometidas a un “maltrato judicial”. Por este motivo, el feminismo pide más formación en perspectiva de género y el desarrollo de protocolos que garanticen el buen trato a las víctimas.
9. Las agresiones sexuales son violencia machista
Actualmente, la ley sigue sin reconocer que las agresiones sexuales son un tipo de violencia machista. Esto es así porque la norma contra la violencia de género, aprobada en 2004, solo reconoce como tal la que se da en el marco de la pareja o ex pareja. Esto conlleva una falta de marco integral para abordar las agresiones sexuales y una falta de especialización de los operadores jurídicos. Las agresiones sexuales deben reconocerse también como violencia machista.
10. Periodismo feminista
La labor que ejercen los y las periodistas es fundamental en una sociedad democrática. No solo pueden informar sino también llamar la atención sobre ciertos temas, hacer que su opinión llegue a un gran número de personas y dar una visión particular sobre la sociedad.
Cuando, como está sucediendo actualmente, los medios de comunicación están dirigidos principalmente por hombres y las secciones de opinión está escrita sobre todo por hombres, la visión de la realidad que transmiten es parcial y está sesgada porque no tiene en cuenta en la misma medida las experiencias, los relatos y las vivencias de las mujeres que, a menudo, son tratadas como personajes secundarios o con estereotipos. Un ejemplo es el tratamiento de la violencia machista, que en muchas ocasiones sigue culpabilizando a la víctima. Las primeras páginas, las aperturas de medios e informativos son decididas por hombres.
11. La dependencia y la educación 0-3
La puesta en marcha de medidas destinadas a poner en el centro los cuidados, de los que se encargan mayoritariamente las mujeres, es otra de las demandas del feminismo. Por ejemplo, la posibilidad de cubrir la enseñanza de 0 a tres años. Por otro lado, la Ley de Dependencia ha sufrido recortes en los últimos años y las organizaciones denuncian que las prestaciones no son suficientes
12. Mejorar las pensiones de viudedad
1,6 millones de personas cobran una pensión de viudedad y el 96 % de ellas son mujeres. Su cuantía media es de 654 euros mensuales, una cuantía significativamente más baja que las pensiones de jubilación, que cobran mayoritariamente hombres. Son pensiones muy vinculadas al reparto tradicional de roles (los hombres se dedicaban al empleo y cotizaban mientras las mujeres trabajaban en casa), por eso, para muchas mujeres mayores son el único ingreso que perciben.
13. Acabar con la opresión por la orientación e identidad sexual
En el movimiento feminista reconocemos la diversidad de las mujeres y la libertad para vivir la orientación sexual de un modo libre y sin miedo a agresiones o rechazos. Denunciamos la LGTBIfobia social, institucional y laboral como otra forma de violencia machista.